ISSN impreso: 0186-0348

ISSN electrónico: 2395-8464

Cartas de un general porfirista. Correspondencia familiar de Ignacio Bravo, 1889–1918

Letters from a Porfirian General. Family Correspondence of Ignacio Bravo, 1889–1918

Martn Ramos Daz y Gabriela Vzquez Barke

 INFORMACIN SOBRE LOS AUTORES:

Martn Ramos Daz. Profesor–investigador del Departamento de Humanidades de la Universidad de Quintana Roo. Doctor en Letras por la Universidad Iberoamericana (1987–1991). Investigador nacional nivel i. Su ms reciente publicacin se titula "Inmigrantes y multicultura en la frontera Mxico–Belice. Una mirada al pasado, 1904–1975", captulo del libro Migracin y polticas pblicas en el Caribe mexicano hoy, Miguel ngel Porra, Mxico, 2009.

Gabriela Vzquez Barke. Estudiante de la maestra en Historia del CIESAS–Peninsular. Ha sido docente universitaria e investiga temas de historia regional en la pennsula de Yucatn.

ABOUT THE AUTHORS:

Martn Ramos Daz. Professor researcher at the University of Quintana Roo Humanities Department. Ph. D. in Literature from the Universidad Iberoamericana (1987-1991). Level I national researcher. His latest publication is entitled: "Inmigrantes y multicultura en la frontera Mxico-Belice. Una mirada al pasado, 1904-1975", a chapter in Migracin y polticas pblicas en el Caribe mexicano hoy, Miguel ngel Porra, Mexico, 2009.

Gabriela Vzquez Barke. Student of master's degree course in History at CIESAS Peninsular. She has been a university professor and researches regional history in the Yucatan Peninsula.

Fecha de recepcin: enero de 2011  Fecha de aceptacin: agosto de 2011

Resumen

La correspondencia familiar de Ignacio Bravo muestra facetas poco conocidas de los primeros aos de vida del territorio de Quintana Roo, de algunos episodios de la revolucin mexicana y del exilio del presidente Victoriano Huerta en Texas. Pero, sobre todo, las cartas personales del general Bravo delinean el itinerario de una familia de militares en los aos finales del siglo XIX y primeros del siglo XX, en el Mxico de Porfirio Daz. El presente artculo da la noticia del hallazgo de cientos de piezas de correspondencia personal de Bravo y al mismo tiempo realiza una antologa de la informacin que ayuda a comprender, con nuevos datos, sucesos recurrentes en la historiografa regional del sureste mexicano, como la pacificacin de los mayas, la creacin del territorio federal de Quintana Roo en la frontera Mxico–Belice y el entorno selvtico y hostil para los pioneros que se establecieron en esa alejada regin.

Palabras clave: Ignacio Bravo, Quintana Roo, revolucin mexicana, mayas rebeldes, frontera Mxico–Belice.

Abstract

Ignacio Bravo's family correspondence reveals littleknown aspects of the early years of Quintana Roo, certain episodes of the Mexican Revolution and President Victoriano Huerta's exile in Texas. Above all, General Bravo's personal letters trace the lives of a family of military men in the late 19th and early 20th century in the Mexico of Porfirio Daz. The article reveals the discovery of hundreds of pieces of Bravo's personal correspondence and provides an anthology of the information that uses new data to explain recurrent events in the regional historiography of the Mexican southeast, such as the pacification of the Maya, the creation of the federal territory of Quintana Roo on the MexicoBelize border and the hostile, jungle environment for the pioneers who settled in this far–off region.

Key words: Ignacio Bravo, Quintana Roo, Mexican Revolution, rebel Maya, MexicoBelize border.

INTRODUCCIN

El voluminoso expediente militar del general Ignacio Bravo (1835–1918) se guarda en el Archivo Histrico de la Secretara de la Defensa Nacional y esa documentacin ha sido hasta ahora la mayor fuente de informacin para reconstruir con amplitud y objetividad la trayectoria de quien fuera jefe poltico del territorio de Quintana Roo entre 1903 y 1911.1 El ensayo biogrfico ms extenso y clarificador sobre Ignacio Bravo, basado en los cinco tomos de su expediente militar, se encuentra diseminado en varias secciones del completo estudio de Carlos Macas Richard sobre el papel de la milicia en el nacimiento del territorio quintanarroense.2 La aparicin de nuevos documentos sobre Bravo, distintos a su expediente militar, a sus informes como jefe poltico de aquella entidad y a sus cartas oficiales, son noticia fresca para los historiadores mexicanistas. El presente artculo es portador de esa noticia, del hallazgo de un nuevo y amplio conjunto documental sobre el general Ignacio Bravo. Damos cuenta aqu de la correspondencia familiar de Bravo, hasta ahora desconocida e indita.

La seleccin de cartas, telegramas y documentos que adelante presentamos vibran con la intensidad de las pequeas y grandes tragedias familiares, con las preocupaciones que asustan el sueo a mitad de la noche o con las alegras que inesperadamente regala la vida. Hablan del afecto entre esposos, entre padres e hijos, de los gustos por la comida, de los viajes, de las dolencias, las enfermedades y los remedios. Y hablan tambin del apego a la vida, a las ideas y a los objetos. En esa atmsfera, ntima, privada, personal, reverbera el mayor brillo de la correspondencia personal y, al mismo tiempo, la mayor limitacin para el historiador regional. Aun con ello, creemos que los documentos de los que damos noticia pueden contribuir a mirar desde otro ngulo la etapa fundacional del estado de Quintana Roo y a complementar la biografa de sus protagonistas. Los archivos epistolares familiares, como creemos que sucede en este caso, muchas veces se transforman en una inusitada e invaluable mirilla de los sucesos regionales y nacionales.

El Archivo Bravo–Perea, casi mil cartas y decenas de fotografas, es propiedad de George Glezmann, bisnieto del general Ignacio Bravo. Despus de leer Nios mayas, maestros criollos, un libro sobre profesores rurales en aldeas mayas durante las primeras dcadas de vida del territorio de Quintana Roo, el seor Glezmann viaj a Mxico y busc al autor de ese libro para donarle una copia electrnica con las cartas y fotografas de su antepasado. Eso ocurri en el verano de 2006. Recientemente, en diciembre de 2010, el seor Glezmann otorg el permiso para publicar las cartas. La correspondencia de la familia Bravo–Perea inicia en 1889, cuando desde la ciudad de Mxico un general cincuentn le escribe a su joven consorte, radicada en Nayarit. En las dcadas posteriores la pareja y sus descendientes intercambian centenares de cartas que dibujan el itinerario personal de una familia en el Mxico porfirista y revolucionario. El cuantioso nmero de misivas intercambiadas entre el general Ignacio Bravo, la joven Jesusa Perea y los hijos de ambos, aproxima al lector a los genuinos aspectos con que se tejen las biografas personales; a los breves destellos del destino atrapados en las cartas, se dira, si es que tal cosa existe. Las historias de familia son diminutas semillas flotando en el ancho ro de sucesos de una nacin. Inevitablemente, la correspondencia Bravo–Perea filtra acontecimientos del entorno del pas: la creacin del territorio federal de Quintana Roo, los asesinatos de Francisco I. Madero y de Jos Mara Pino Surez, los combates entre soldados federales y revolucionarios zapatistas, el exilio de generales profiristas en Texas, incluido el propio exilio de Ignacio Bravo en San Antonio, Texas, donde muere.

La instantnea que las cartas nos dejan de Bravo es la de un esposo y padre distante, siempre en misin militar, lejos de Jesusa y de los nios. Los giros postales con el gasto de la familia y la correspondencia llena de recomendaciones para la educacin de los hijos son su ubicuidad en el frente de batalla y en el frente de familia (de varias familias). La mujer y los hijos viven con modestia, en la mediana econmica, siempre en mudanza constante, tal como lo exige la vida castrense de un artillero que en su juventud haba luchado contra los franceses que invadieron el pas (1862) y que durante su vejez se mantiene fiel a Porfirio Daz. Nayarit, Jalisco, Chihuahua, Chiapas, Yucatn o Quintana Roo son lugares de residencia provisional hasta que Bravo decide que Jesusa debe establecerse de manera definitiva en Guadalajara, para que los nios puedan ir al colegio. El general prosigue con su vida de militar en el lejano territorio de Quintana Roo, donde lo asignan como jefe poltico. Su avanzada edad y su salud disminuida por las condiciones selvticas del oriente de Yucatn parecen decir que Quintana Roo ser su tumba. Pero el anciano, que de joven haba sobrevivido a las mazmorras de la prisin francesa —durante la intervencin fue capturado por las tropas invasoras y llevado al otro lado del Atlntico a purgar condena—, tambin esquiv las balas de los mayas rebeldes y la comn muerte por malaria en el trpico mexicano. Su vitalidad se dilat ms all de Quintana Roo; en plena dcada revolucionaria las energas le alcanzaron para conspirar al lado de Victoriano Huerta, el efmero presidente de Mxico, y para sobrevivir a la prisin en Texas. Bravo muere de viejo, en el exilio texano, pero en libertad.

Las cartas de los aos iniciales dejan saber de los primeros hijos —Abel y Xchitl— y de las primeras tragedias —la nia muere. A una nueva descendiente que nace el 15 de mayo de 1894 (documento 73), Jesusa la nombra igual que a la fallecida. Cuatro aos ms tarde, Atala es la infanta recin nacida. Un par de aos despus, viene al mundo Victoria, quien tambin fallece. Sara nace en enero de 1907 y la ltima hija de la pareja es Cidlallin. La prole crece al cuidado de Jesusa y de su madre, Epifania Franco, quien siempre se encuentra presente en la mayor parte de las misivas del general, ya sea porque el yerno le remite cumplidos, felicitaciones o preguntas sobre su estado de salud. Sin embargo, slo se registra una carta especficamente dirigida a ella (documento 604). Algunos parientes del militar figuran con ms frecuencia que otros, a menudo quienes al principio slo eran mencionados vagamente cobran luego relevancia. Al comienzo el centro de inters son, naturalmente, Ignacio y Jesusa, despus los temas de la correspondencia se desplazan a los hijos de la pareja y, finalmente, las misivas se ocupan de los asuntos de la mujer de Abel, el nico hijo varn de la familia Bravo–Perea quien muri en un enfrentamiento contra tropas zapatistas.

Abel es el primognito que deviene unignito; el joven sensible de vida trgica; el que debi renunciar a su verdadera vocacin para, como hijo de general, ingresar al Colegio Militar. De l y acerca de l se cruzan muchas cartas. Las misivas de Abel delatan su inclinacin por el teatro, la poesa y la msica; revelan su aoranza por la casa materna mientras permanece en el Colegio Militar de la ciudad de Mxico. Como joven teniente del ejrcito porfirista, Abel sabe del riesgo de morir en combate, en las refriegas contra los revolucionarios. Su correspondencia que adelanta ese infeliz desenlace tiene un dejo de resignacin: acepta con naturalidad su fatal destino. Quiz ms miedo senta de su padre, pues el Abel adulto que vive con Margarita y tiene tres hijos mantiene oculta su relacin de pareja hasta que las balas lo alcanzan en un campo de batalla. Su cuerpo qued en un llano perdido de Atlacomulco y nunca jams regres a casa para enfrentar la ira de su padre.

Aos atrs, Bravo haba escrito: "Abelito, camarada: recib tu carta y te agradezco tus memorias cariosas. S bueno con tu mam, no seas malcriado ni te salgas a la calle solito, pues te puede atropellar un caballo o un coche" (documento 58). En una poca en que las hijas mujeres eran ms una resignacin que una esperanza, Bravo sola escribir a Jesusa sobre lo que deba hacer con el nico hijo varn de ambos: "Aconsjalo y hazle presente que en l has puesto tus esperanzas para el porvenir" (documento 510). Seguramente Bravo fue un hombre enrgico con sus subalternos y con su familia, tambin debi ser un hombre feroz en el campo de batalla. Pero lo que se desprende de la correspondencia familiar est lejos de alimentar la leyenda negra del general.3 Decenas de misivas ofrecen testimonio de un esposo preocupado y carioso: "mientras yo viva no tienes nada que temer" (documento 49). De un padre obstinado en la educacin de los hijos: "mucho te recomiendo [...] al educar a esos nios [...] imbuirles mximas sanas y buenas costumbres, pues estn muy tiernos y, por consiguiente, adquieren la educacin y las maneras que se les d" (documento 377). Bravo no se enriqueci en el territorio de Quintana Roo; su correspondencia est llena de penurias econmicas. En algn momento justifica ante su familia el rosario de estrecheces: "no les dejo dinero el da que desaparezca de esta vida; en cambio les lego un nombre limpio y sin mancha, que es, a mi juicio, la verdadera riqueza" (documento 229).

Nada ms contrastante que la lectura alternada del expediente militar y la ntima voz de la carta personal; este ltimo es el tono de la correspondencia sobre la que damos noticia. El imaginario que la historiografa regional ha construido de Ignacio A. Bravo tiene ahora nuevos rostros: el de esposo y padre.

DE VICTORIA Y LA LTIMA ETAPA DE LA CAMPAA CONTRA LOS MAYAS

El captulo que Nelson Reed escribi sobre la presencia de Ignacio Bravo en la selva oriental de Yucatn, completo y bien documentado, narra con amenidad el arribo del viejo divisionario a Yucatn para hacerse cargo del frente de batalla contra los mayas rebeldes; reconstruye el itinerario y las peripecias del avance de las tropas federales hacia Chan Santa Cruz y la captura del cuartel de los adoradores de la cruz parlante; da cuenta de la posterior permanencia de Bravo como jefe poltico del territorio federal de Quintana Roo y desmenuza un importante volumen de informacin econmica, poltica y etnogrfica que ayuda a comprender con claridad la ltima etapa de la guerra contra los mayas.4 Nelson Reed integr una importante cantidad de datos en la confeccin de su apreciable libro, hoy un clsico de la guerra indgena en Yucatn. Sin embargo, las cartas de familia de Bravo nos colocan en el centro mismo de los pensamientos del general en aquellos das, en su certidumbre de victoria sobre los mayas y en la necesidad de bautizar con ese nombre, Victoria, a su hija recin nacida en Peto. Las 850 cartas de familia del general Bravo a las que tuvimos acceso pueden dividirse en amplios grupos temticos de inters para la historia de Quintana Roo y su vnculo con la vida nacional durante aquella poca. Las misivas del general que conciernen a su estancia en Quintana Roo incluyen detalles de diversa ndole. En una carta de agosto de 1905, Ignacio cuenta que encontr cerca de Santa Cruz un cenote con abundante agua potable. Por fin asegura el abasto de agua para su tropa y para los primeros pobladores del campamento: no ms "miseria de agua" (documento 236). Se nota que el frente de batalla de las tropas porfiristas enviadas a ocupar el santuario maya de Chan Santa Cruz ya no est en las trincheras, sino en la organizacin del abasto de agua y vveres. Bravo dice que las privaciones en el territorio le arruinan la comida y el sueo: "aqu se carece de todo, pues esto es un bosque, lo mismo que cualquier otro, con el nombre de Chan Santa Cruz" (documento 100). Pide navajas; fruta, "pero que no sea mucha porque se pudre"; algo de verdura, "lo mismo, poco pues con estos calores no dura ms de cuatro das" y pastillas para hacer agua (documento 102 bis). Ms adelante, para recibir una visita en Santa Cruz, el general le escribe a Jesusa, que en ese momento reside en Peto: "hazme favor de mandarme fideos, cebolla, tapioca de aquella hebrada, un jamn y mi hamaca color de rosa" (documento 102).

En los das en que la tropa federal desperdig a los ltimos rebeldes mayas —los hijos y nietos de los indgenas que haban comenzado la guerra 50 aos antes—, las cartas dan paso a un Ignacio Bravo que lleva vida espartana. En medio de la carencia de agua y provisiones, otea el triunfo, se siente victorioso en la pacificacin de los mayas escondidos en la espesura de la selva oriental de Yucatn. No medita mucho y con la noticia del nacimiento de una nueva hija con su esposa Jesusa, ordena en un telegrama el nombre de la recin nacida: Victoria. El telegrafista transmiti de inmediato al hijo mayor del general aquella decisin, una especie de alegora de la campaa militar a la que el mismsimo presidente Porfirio Daz lo haba enviado. Desde la comunidad de Chankik, el 27 de abril de 1901 se remite al telgrafo de Peto el mensaje del general, dirigido a Abel: "invit al capitn Villegas a que lleve [a la nia] al registro civil [...] y le ponga Victoria por nombre" (documento 98). Abel debe comunicar ese mensaje a su madre convaleciente.

Las carencias en la regin eran queja recurrente en las misivas: "cmo pueden vivir los habitantes de ese poblado [Peto]?, para qu les ha servido el ferrocarril? No cabe duda que estn muy atrasados" (documento 104). La pastura de los caballos y mulas tampoco era abundante, tanto que el general debe enviar a los animales a otro lugar para que no murieran. En noviembre de 1903, desde la capital del pas, el general informa a su familia que nuevamente viajar a Yucatn, pero esta vez para hacerse cargo del mando poltico y militar de Quintana Roo. Una segunda misiva detalla: "hoy salgo para Veracruz, me embarco en el Zaragoza y llego a Progreso [...] Permanecer ah un da y continuar a la Baha de la Ascensin" (documento 377). En los aos siguientes, despachar los asuntos del territorio desde una casa de madera que la tropa erigi en el mtico cuartel militar de los mayas derrotados y que Bravo convierte en la capital del territorio federal de Quintana Roo (documento 164). Sobre las rutas para llegar a Santa Cruz, Bravo asegura que aunque es posible arribar desde Progreso o la Baha de la Ascensin, ya que ambos sitios se encuentran a la misma distancia, es ms cmodo llegar por Ascensin. Desembarcando en Progreso se deba tomar el ferrocarril a Mrida, luego de ah a Peto y el ltimo tramo slo se poda hacer a caballo, "haciendo cuatro das muy caminados y con peligro de encontrarse uno que otro balacillo perdido que a los mayas se les antoje regalar" (documento 165). En cambio, por Ascensin, despus de bajar del vapor que se detiene en Viga Chico, el trayecto final se poda hacer en el tren militar que, inconcluso, llegaba hasta Lagunas, es decir siete kilmetros antes del cuartel de Santa Cruz.

Los mayas no estaban del todo derrotados; en grupos pequeos solan atacar a las tropas de Bravo, especialmente en los tramos de la construccin de la va frrea entre Viga Chico y Santa Cruz o en el camino a Peto. A veces Bravo refleja en sus misivas una tenue sombra de inquietud sobre futuros levantamientos de los mayas. Cuando enferma de bronquitis, Jesusa insiste en que el militar se traslade a Peto a que lo cuide; ella misma se ofrece para acompaarlo, pero el general responde que no es prudente. No debe ausentarse porque eso aumenta las posibilidades de que algn pequeo grupo de mayas ataque el campamento. Ms adelante, en respuesta a una carta de su hijo Abel, Ignacio escribe:

me pides algunos datos estadsticos y geogrficos de este territorio, mas como se comienza a formar, son pocos los que puedo darte. El citado territorio tiene 5 300 habitantes. Te acompao su organizacin poltica, [y una] carta del estado de Yucatn (documento 385).

Menciona que en la entidad apenas comienza la instalacin de las primeras escuelas, "pues es indispensable hacer algo por la juventud" (documento 241). Seguramente se refera a las de Santa Cruz, Xcalak y Payo Obispo, porque en la isla de Cozumel y en Isla Mujeres las escuelas de primeras letras funcionaban desde el siglo XIX.5

Cuando Jesusa y los hijos se mudan para radicar definitivamente en Guadalajara los retrasos en el servicio postal producen inconvenientes en la familia del militar. Bravo se defiende de los reclamos de Jesusa, le recuerda que la falta de comunicacin se debe a las malas condiciones del territorio: "Muchas dificultades presenta el correo, pues slo cada quince das sale [de la Baha de la Ascensin] lo que da por resultado que la correspondencia sea tarda" (documento 112). Y de Abel no acepta recriminacin alguna sobre la falta de correspondencia, pues "la obligacin de escribir la tiene el joven y no el viejo" (documento 100). Para junio de 1904 Ignacio asegura que "como ya no hay combates a falta de mayas sublevados, el gobierno ha dado por terminada esta campaa con fecha primero del presente mes; as pues, ya estamos declarados en plena paz" (documento 172). Recomienda a Jesusa no hacer caso de lo que publica la prensa: dan la noticia de que Bravo ha muerto "cada vez que se les antoja" (documento 221). La ltima etapa de la guerra contra los mayas y la primera en la vida de Quintana Roo se sucedi entre el reconocimiento del gobierno yucateco a la victoria de Bravo (el general Cantn, gobernador de Yucatn, vino a Santa Cruz; despus Bravo recibi la espada prometida a quien derrotara a los mayas) y las intrigas regionales para que el gobierno federal no constituyera el nuevo territorio federal con las selvas pacificadas, cercenando de ese modo la porcin oriental de Yucatn con sus valiosos recursos silvcolas.

Una crnica del avance de las tropas de Bravo registra que las prdidas en vidas humanas de la milicia federal fueron muy elevadas en ese corto tramo de selva (Peto a Chan Santa Cruz, 152 kilmetros). La hostilidad del clima y la dificultad para abastecer alimentos mat ms soldados que las balas rebeldes, segn Prez Alcal (reproducido en Careaga).6 Oficiales y tropa enfermaban con facilidad y frecuencia, as que no es extrao que uno de los temas recurrentes en la correspondencia de Bravo sea, precisamente, las enfermedades y achaques, el clima de Quintana Roo y los fallecimientos en la familia Bravo–Perea (no necesariamente vinculados con Quintana Roo). Las lluvias inundaban todo, los mosquitos asediaban ms que los mayas rebeldes, el calor y la humedad eran agobiantes, el aislamiento de la regin y las dificultades para el abasto no tenan solucin en el corto plazo. Todo eso fue debilitando la salud de viejo general, su correspondencia familiar revela sus dolencias y enfermedades as como las del resto de la familia. Ignacio Bravo padece constantemente del estmago. En Quintana Roo se enferma de dengue, influenza, conjuntivitis, paludismo. Lo pica, muerde e invade todo tipo de fauna tropical, incluidas las niguas, unos caros que se adhieren a la piel y que generan gran irritacin cutnea. En agosto de 1901 le escribe a Jesusa: "me decas en tu grata del 10 del actual [sobre tu deseo] de estar en un lugar ms cercano para poderme atender, pero no lo hay ni yo permitira que sacrifiques a la familia nicamente por mi bienestar" (documento 361). Los nios Bravo–Perea tambin padecen trastornos de salud cuando viven en Peto. Para tranquilizar a su mujer, Bravo le dice: "esa cuestin de lombrices, propia a la edad de los nios, poco a poco va cediendo hasta desaparecer, ya naturalmente, ya por medio de medicinas" (documento 106).

Y si los mayas tenan una peculiar visin de la salud y la enfermedad, recogida en el trabajo etnogrfico Los elegidos de Dios,7 el general Bravo posea la suya: para la fiebre, nada como suministrar quinina con limn, "es el nico remedio para las calenturas" (documento 122). Para el paludismo, el general aconsejaba quinina y ms quinina, "es el remedio eficaz, de lo contrario, ser tiempo perdido". Y si la enfermedad era estomacal, la solucin era el bicarbonato. Para el ensimismamiento, para agilizar el cerebro, lo mejor era el tnico preferido del joven Abel en vsperas de exmenes: un producto llamado cerebrina. En mayo de 1904, as responde el general a una consulta de Jesusa sobre insomnio y pesadillas:

o no cenas y la debilidad produce sueos pesados o cenas mucho y la indigestin [provoca] igual efecto, lo que indica la necesidad de graduar la alimentacin para evitar una congestin poderosa que pueda atraer la muerte de una manera violenta (documento 167).

Igual que sus contemporneos, el militar conceptualiza al embarazo como una especie de enfermedad: "haces mal en alarmarte por tus enfermedades, pues sabes lo natural que ellas son en s. Cudate y preprate para recibirla con sangre fra, que lo dems la naturaleza se encargar de hacer" (documento 242). El regao est dirigido a una Jesusa que se encuentra encinta y asustada por la proximidad del parto, a pesar de que para entonces ya ha sido madre varias veces:

no creo que tengas razn para estar alarmada por el fin de tu enfermedad, pues adems de la costumbre ya adquirida, ests muy bien de salud y en condiciones muy naturales para resolver ese caso con toda felicidad (documento 250).

La enfermedad y la salud, bien lo saba el anciano general, vienen y van. Para marzo de 1907, desde Santa Cruz, un octogenario Bravo asegura que se encuentra bastante bien. Dos aos despus avisa a Jesusa que su resistencia se ha deteriorado. Y s, era cierto, meses despus tiene un ataque al corazn. En junio de 1910 relata a su familia que ha quedado muy debilitado, en las misivas siguientes le comenta a su hija Cidlallin que debido a sus achaques no podr viajar a visitar a la familia con tanta regularidad como antes. Avisa que tampoco podr escribir tan seguido, por falta de escribiente (documento 549). Los ndices de fallecimiento infantil eran altos en esa poca, los recin nacidos moran con frecuencia. Jesusa sufre en varias ocasiones la muerte de sus hijos, y esas tragedias familiares pueden ser seguidas puntualmente en la correspondencia de la pareja: en enero de 1894 el general le enva un telegrama expresando condolencias por la prdida de Xchitl, un suceso que provoc en Jesusa una profunda depresin (documento 45). El general le recuerda que debe ser fuerte pues an tiene a Abel, le sugiere que se distraiga, que salga a pasear y que comprenda que "la muerte es tan natural [...] y necesaria como el comer" (documento 49). Pero la joven madre no logra superar la tristeza y el militar opta por reprenderla: Xchitl ya no puede volver a la vida, la madre debe conformarse y alejarse del dolor porque mantenerse en l, sin mirar sus otras obligaciones, "es ya una imprudencia" (documento 56). El 24 de diciembre de 1903, Abel enva un telegrama a su padre en el que le comunica la muerte de su hermana Victoria (documento 116). Como muestra de luto, el general oscurece un rea triangular en la esquina superior izquierda de sus comunicados, costumbre que se har tristemente frecuente a lo largo de los siguientes aos de vida familiar.

Aunque su larga vida le haba mostrado que el llanto del nacimiento es asombro por llegar a este mundo, y que la mirada de los moribundos en los ltimos instantes de su vida queda fija tambin en la misma clase de asombro, ahora por dejar el mundo; aunque haba visto la muerte violenta en el frente de batalla y la muerte por enfermedad, an le faltaba, en la siguiente dcada, en la dcada revolucionaria, conocer de la muerte de su nico hijo varn con Jesusa Perea: la muerte de Abel Bravo, el teniente de tropas federales que qued tirado, alcanzado por las balas zapatistas, en un annimo llano de Atlacomulco. Y si en su juventud el general Bravo haba probado la amargura de la derrota y el desasosiego de la prisin en Francia, la dcada revolucionaria lo conducira, a pesar de sus 80 aos a cuestas, a una nueva derrota, a una nueva prisin en Texas y a un exilio donde morira.

ABEL, DE LOS AOS FELICES A LOS ACIAGOS

Algunas conductas del general, como cuando menciona que asisti a la pera Ada (documento 6), encajan en las costumbres de divertimiento de la aristocracia porfirista en la capital del pas. Parte de la correspondencia deja percibir cmo vivi su familia la revolucin, las fiestas del centenario de la independencia, los asesinatos de Madero y de Pino Surez. Tras el saludo de rigor, las preguntas por la educacin de los hijos y las recomendaciones, las cartas de Bravo muestran diversos aspectos en la vida cotidiana del ncleo familiar. Un importante nmero de comunicados corresponde a la poca en la que Abel se encuentra en preparacin para ingresar al Colegio Militar y su posterior estancia en esa institucin. Aparecen fragmentos de la vida de los cadetes en los actos cvicos: "Querida mam [...] Van a sacar al paseo carros alegricos y un arco triunfal por cada estado" (documento 206); hay pasajes que denotan la veneracin que despertaba Porfirio Daz entre los jvenes estudiantes de la institucin castrense: "A la una y media se present el presidente [...] entr, casi me roz, volte y me vio [...] cunta honra para m!" (documento 272). La fatiga en los entrenamientos, los desvelos en el estudio; mucho de esa vida estudiantil la comunic Abel en sus cartas.

Fue una etapa en la que el intercambio epistolar entre padre e hijo se torn frecuente. Abel estaba ms cerca de los sueos del general que de los propios. Compartir la misma profesin los acercaba (documento 319): el primognito daba a entender que se senta orgulloso de pertenecer al cuerpo de cadetes de la Escuela Militar. No era fcil ingresar a ese colegio, se requera de preparacin previa y de la activa bsqueda del apoyo de los superiores de su padre. En septiembre de 1904, Ignacio le informa a Jesusa que "hay un colegio en Tacubaya" (documento 183), donde un seor, Manuel Fernndez Guerra, por 40 pesos al mes asiste y prepara a los jvenes aspirantes al Colegio Militar. Para la partida de Abel todo se planea cuidadosamente: quin lo recibir en la estacin de ferrocarriles, con cunto dinero debe contar y el equipaje que ha de llevar. "Me supongo que alistars a Abel para que lleve ropa interior y un par de mudas decentes exteriores, as como una caja que contenga su equipaje, encargndote de que [...] no sea muy bromoso" (documento 184). Para Jesusa esta ausencia es dolorosa: "acabo de recibir tu grata [...] y veo lo atribulada que te tiene la separacin de Abel" (documento 208). Ignacio trata de consolarla con una larga carta: "veo que tienes la pena de sentir la separacin de Abel [...] l ya est en el camino de la formacin y deseo que, al menos, le viva hasta que ya deje de serle til" (documento 187).

Jesusa intenta mudarse a Mxico para estar cerca del joven y Abel no oculta en sus misivas lo mal y poco que come, las pocas comodidades que tiene y lo dbil que se siente: "ya estoy fastidiado de estar aqu, no como bien [...] y las horas se me hacen das" (documento 197). El general procura alejar de la cabeza de su mujer la idea de la mudanza a la ciudad de Mxico. Asegura que ese es un lugar lleno de peligros y ella no debe arrastrar a tal ambiente a las otras nias:

No es posible, como lo comprenders, que te puedas trasladar a Mxico, pues para ello se tropieza con mil dificultades y peligros, que no hay necesidad de [...] hacer compartir a esas inocentes [sus hijas]; as pues, lo que has de hacer es aconsejar la vitalidad a Abel para que vaya acostumbrndose a ser hombre, pues su profesin [...] exige siempre estar separado de la familia (documento 191).

Segn el general, mientras que Abel se encuentre en Mxico, en la casa del coronel Manuel Blanco, estar seguro de aquel "ddalo de corrupcin que es Mxico" (documento 194). Pide a Jesusa que al hijo slo le mande dos pesos al mes "para que no aprenda a gastar dinero". Ignacio confa en que el tiempo resolver el problema:

Abel, como es natural, como jams se ha separado de tu lado, hoy que lo ha hecho, comprenders que est como t, [...] es decir, triste, pero por eso, como todo en la vida, va pasando con el tiempo, as pues, no te desmoralice eso y ten confianza en el porvenir, no olvidando que lo tengo bien recomendado (documento 191).

El 6 de diciembre de 1905 la Secretara de Estado y del Despacho de Guerra y Marina comunica que "dispone el presidente de la repblica, que el joven Abel A. Bravo sea filiado y admitido como alumno en ese plantel [refirindose al Colegio Militar]" (documento 398). A partir de ese momento los ansiados viajes a Guadalajara a visitar a la familia dependern de su desempeo escolar y de las decisiones del seor Guerra, su tutor.

El joven Abel termin su estancia en el Colegio con grado de teniente. La ingeniera militar debi quedar para despus porque la materia de Fortificaciones se convirti en un literal obstculo dentro de su carrera:

Querida mamacita, la presente tiene por objetivo saludarte y decirte algo que me va a traer serios disgustos [...] Perdname con anticipacin el golpe que sin culpa alguna te voy a dar [...] No est a mi alcance seguir en este funesto plantel" (documento 486).

Por su lado, el general Bravo tambin debi leer el mismo informe:

Nunca falta una mortificacin en esta vida de pesares y amarguras: anoche recib carta de Abel y como comprenders me llen de placer, pues esperaba noticias halageas de sus exmenes. No fue as: lleno de pesar, el pobre joven me ha manifestado que en su examen de Fortificacin, se atarant [...] lo que ha dado por resultado que lo hayan separado del grupo de cientficos y le den despacho de teniente para las filas en el presente ao (documento 492).

El general busca la manera de apoyarlo, pero nada resuelve y el joven debe abandonar los estudios de ingeniera en el Colegio Militar: "No crean ustedes que por mi voluntad salgo. Dios es testigo de que odio y que lloro al pensar que soy teniente y no cadete" (documento 504). En lo sucesivo las cartas de Abel describirn gran parte de los traslados a los que se ve sujeto, as cuando el novel teniente se encuentra en campaa anuncia:

esta carta te la escribo bajo el plateado velo de la luna [...] de Tlaxco, triste pueblo del pequeo Tlaxcala, histrico recinto de los antiguos tlaxcaltecas donde resido en estos das de Dios, a lo sumo tiene 80 casitas de hispana construccin (documento 333).

Abel tambin relata a su madre los ejercicios como militar, le cuenta que en un simulacro de guerra su caballo sali desbocado con los tiros de la artillera; presume que pronto estar como jefe de vanguardia al mando de 32 hombres montados (documento 337). Abel se adapta y acepta que su vida se desarrollar dentro del ejrcito. En febrero de 1909 Ignacio le comunica a Jesusa que Abel "est contento en su Cuerpo" (documento 510), le dice que tramita la transferencia del joven teniente al grupo de Artillera. Bravo siempre perteneci a ese sector del ejrcito. Sin embargo, el joven Abel no est de acuerdo: "Mamacita, dices que mi pap quiere pasarme a Artillera [...] cunto mal me hara, es lo peor, jams ascienden" (documento 511). No obstante la inconformidad de Abel, el general pacta el cambio y para agosto de 1911 Abel se desempea como artillero en Jonacatepec, pueblito "prximo al bandido Zapata [...] Dios quiera que tengamos un encuentro con l para acabarlo", escribe el joven Abel (documento 572). Cuando lo transfieren al 34 batalln de Chiautla, apunta: "tuvimos algunas bajas, pero hicimos correr a los zapatistas" (documento 577). En efecto, el reporte oficial de la brigada expedicionaria informa de un encuentro con zapatistas en el cerrro Chirimollo (documento 593). En otra carta el joven Abel cuenta a un pariente sobre un combate en Chinameca, donde el fuego rebelde mat a su caballo, pero se consigui otro mejor que les quit a los revolucionarios en el cerro del Aguacate (documento 265).

El Noir y el Jonter son los perros del general:

Dentro de diez das emprender mi marcha y voy a ver si con mi caballo puedes mandarme al Noir, si ha aparecido, as como al Jonter, animales que no te ser posible mantener y a m me harn falta y me acompaarn (documento 377).

Durante mucho tiempo su favorito fue el Jonter: "est ms grande que [el] difunto Rey, pues parado a los pies de mi catre, sobresale unos seis u ocho centmetros con unas manos muy grandes y la cabeza imponente" (documento 167). El uso de la mquina de escribir para la correspondencia familiar apenas comenzaba; en una carta del 9 de junio de 1903, dice: "ya estoy aprendiendo a escribir en mquina, como ves por esta que es mi primera Qu tal est?" (documento 369). Tiempo despus, Ignacio le recomienda a su hijo que debe tener cuidado al hacer uso de tan moderno artefacto, pues una carta escrita a mquina jams se debe firmar, la rbrica siempre debe ser de puo y letra de quien remite, pues lo contrario indica mala educacin (documento 405).

Por sus comunicados sabemos que cuando el general Bravo permanece en la ciudad de Mxico comnmente se hospeda en el hotel Gillow (documentos 466, 520, 570) o en el Universal (documento 8) y suele pedir la habitacin siete. Al general le gustan las pias, le hacen dao las naranjas y los limones. Fuma cigarros de El Buen Tono, hechos de papel blanco. Mientras el general permanece en Santa Cruz, Jesusa, adems de enviarle los suministros que el general prefiere, recibe y manda algunos regalos: "Las dos bonitas toallas las dejo para el uso, la carpetita para la mesa de noche la puse en el acto, pero la camisa de lana la reservo hasta que me bae" (documento 111). A su vez el militar remite objetos que le parecen curiosos: "no [he] podido encontrar un conducto seguro para mandar unos caracoles muy bonitos [...] y unas esponjas" (documento 126). A veces las cartas dejan ver a un Bravo enamorado, "yo estoy bien y espero que mientras nos vemos [...] te retrates y me mandes un ejemplar. Siquiera me conformar con tu efigie por ahora, que ms tarde nos desquitaremos" (documento 79). Pero lo que ms prevalece es el jefe de familia que orienta y da consejos. Al joven Abel le sugiere que lleve "un diario en el que cuente [...] no solamente [sus] actos militares y de hombre pblico [...] sino tambin el resultado de [...] meditaciones" (documento 249). Le exige que cuide siempre su reputacin como militar y lo alienta a que sea un buen cadete, honrado, responsable y digno de portar la espada (documento 415).

Obligado a abrazar la carrera militar, como los hijos varones de Bravo en otros matrimonios, Abel permanece en la ciudad de Mxico y se aficiona a comprar billetes de la lotera, en algunas ocasiones tiene suerte y gana sumas que lo sacan de apuros: "Mi querida mam: [...] compr el billete con que me saqu $30" (documento 254). Al sentir la fortuna de su lado, confiesa que tambin compr otro boleto ms caro, uno con premio de 200 pesos, y pag lo de una rifa de postales. Abel colecciona postales. En temporada de exmenes el hijo escribe a Jesusa:

te ruego que me mandes lo ms pronto posible un frasco de phosphogenol, que se pronuncia fosfogenol [como buen adolescente, el hijo pocas veces puede evitar instruir o corregir a su madre], medicina para el cerebro, pues siento algo anormal en l; pero si no lo hay, aunque sea cerebrina (documento 320).

Y ya en ese camino, bien saba Abel que nada se perda con rezar "a Dios [para] que me d dos sobresalientes o tres sobresalientes en geografa [...] dile a mi viejita que me encomiende a su santo predilecto, pues de su ayuda necesito" (documento 320). Y mientras vive en la ciudad de Mxico, el joven suele gastar su escaso dinero en cajetas de Celaya y tarjetas postales para su lbum (documento 203). A Jesusa le gustan los dulces de tutifruti, es una mujer que se encarga de mantener viva la imagen del padre. Evidentemente, entre ella y el general se intercambia la mayor parte de la correspondencia, al menos durante los primeros aos. En su vejez, desde el exilio, Bravo se comunicar mayormente con sus hijas.

Algunos documentos corresponden a los comunicados de Abel antes de cualquier batalla contra los revolucionarios. De sus cartas se deduce que tiene una pareja estable (documento 621, 720): Margarita Njera es su mujer y con ella tiene tres hijos: Ema, Abel y Nacho, slo la nia sobrevive. El joven teniente ocult la informacin por temor a la reaccin de su padre. En la primera carta que conocemos de ellos, Abel le dice a Margarita que parte a una misin que lo enfrentar a "muchas balas". Si sale ileso regresar al da siguiente, pero si no, Margarita deber tomar el dinero que tienen y llevar la carta a su padre, el general Bravo, en la que le pide se haga cargo de ella y de Ema, la hija de ambos: "Si muero, desde el cielo te enviar mis bendiciones y si vivo te adorar como siempre" (documento 578). En otra ocasin, frente a similar circunstancia, Abel nuevamente pide a Margarita que en caso de morir en batalla, "lleva a mi tumba solitaria y triste, como mi alma, un recuerdo, unas violetas y flores rojas, smbolo de la pureza del amor ardiente que en vida te dedico. Dile a mi pap que mi ltimo suspiro fue para l" (documento 586).

Varias veces Abel regres sano y salvo, pero retorn con la certeza de que su vida acabara en los combates. Redact una carta confesin para que fuera leda despus de su muerte. Explica a su madre que conoci a Margarita cuando era alumno del Colegio Militar, "una mujercita hacendosa y buena" que fue su novia y ms tarde su compaera con quien tuvo tres hijos. Pero de los tres slo sobrevivi Ema. Pide a su madre que cuide y proteja a su mujer y a su hija pues esa es su ltima voluntad. En la misiva pstuma explica que Margarita lo acompaa con frecuencia en las campaas, as que existe la posibilidad de que a ella tambin la maten; si eso ocurriera, Abel avisa que su hija Ema ser enviada a Guadalajara para que ella y sus hermanas la cuiden (documento 629).

Un da una amiga de la familia Bravo Perea enva el fatdico telegrama: "Acabamos de recibir triste noticia. Abel sumamente grave. Herido en combate" (documento 637). La carta pstuma de Abel llega a sus destinatarios y es entonces cuando comienza la comunicacin entre Margarita y Jesusa. La primera escribe largas cartas. Margarita explica que tras la muerte de Abel han quedado en la orfandad. Respecto a la espada de Abel, la mujer informa que esta permanece en el cuartel de Cuautla y que el joven militar fue enterrado. Las dos mujeres tramitan el traslado del cuerpo a Guadalajara (documento 643).

En octubre de 1913 leemos a un Ignacio Bravo aturdido por el dolor de la muerte del hijo. Comenta con Jesusa la carta que Abel le dirigi unos das antes de morir. Se encuentra adems muy sorprendido al enterarse de la existencia de la familia de su hijo (documento 668). Jesusa y Margarita se consuelan. Por sus misivas sabemos del dolor de la joven viuda: le pide a Dios que la rescate para acompaar a su Abelito (documento 643), llega incluso a pensar en arrojarse al paso de un tren (documento 720). En esta serie de cartas conocemos cmo el grupo de Victoriano Huerta rescata a la familia de Abel. Ayudan a Margarita con una pensin y un trabajo en la oficina de Correos de la ciudad de Mxico. El traslado de los restos de Abel, el entierro y una beca para el colegio de su hija Ema tambin es dado por la administracin de Huerta. Poco a poco la relacin entre Margarita, Ema y la familia Bravo Perea se estrecha. Lo ltimo que deja saber la correspondencia es que la nia se va a vivir con su abuela a Guadalajara, la viuda de Abel permanece en su trabajo en la ciudad de Mxico.

DE VIAJANTE A EXILIADO

Los aos iniciales de matrimonio entre el maduro general y la joven Jesusa transcurren con el ltimo tramo del siglo XIX: "Hija ma, sin novedad he llegado a esta [refirindose a la ciudad de Mxico] y slo con deseos de saber de ti" (documento 5). El cercano lazo que los une es plasmado en las misivas: "hija ma querida [...] la semana entrante tendr el placer de estrecharte en mis brazos y besar a nuestro Abel; mientras tanto recibe el alma de tu padre" (documento 7). Las constantes ausencias hacen que leamos a un general nostlgico que tan pronto ve retrasada la entrega del correo, reclama: "no seas perezosa y me tengas en un brete [...] cmo ests; escrbeme" (documento 9). Del dulce reclamo pasa al enojo: "pensando en tu actuacin, ni por un solo momento te he olvidado y como desde que sal de esa [ciudad] no he tenido ninguna razn de tu salud y de los nios, estoy ya violento" (documento 11). Pasado el tiempo lo vemos escribir:

como comprenders, ansia tengo de verte alrededor de mis hijos, pero como esto no est en mis manos, espero el momento deseado que tarde o temprano debe llegar. Y la confianza que tengo en ti ms me alienta pues estoy seguro de tu juicio y tu cario (documento 36).

Como es natural la lejana represent varios conflictos para la pareja. Jesusa reclamaba la constante ausencia del general, pero finalmente el tiempo hizo que se adaptaran. Por su parte el general siempre remiti cartas a sus hijos en las que denota una genuina preocupacin por los vstagos. Cuando un profesor de Abel le enva al general una nota enalteciendo el buen desempeo escolar del muchacho, presto, Ignacio remite una copia a Jesusa para que vea que "el chico no va mal" (documento 384).

Los traslados y cambios domiciliarios a que la familia se ve forzada figuran como otro asunto recurrente en la correspondencia. En los aos iniciales, cuando los hijos son pequeos y no asisten a la escuela, Jesusa acompaa al general por distintos rumbos del pas. Al principio viven en Tepic, cuando Ignacio se traslada a Guadalajara y ya planea la primera mudanza familiar, a la que seguirn muchas otras. Para diciembre de 1893, el general se encuentra de comisin en el cuartel Rosales de Chilpancingo, mientras la familia se ha mudado a Mazatln. El 15 de mayo de 1894, mientras Ignacio se encuentra en Acapulco, el militar recibe un telegrama en el que se le comunica el nacimiento de xchitl. A la recin nacida se le pone el mismo nombre que su pequea hermana fallecida tiempo atrs. Ahora la mujer se encuentra esperando su recuperacin para salir hacia Tuxtla Gutirrez y as reunir a la familia: "el seor Francisco Trejo lleva [...] cargadores para tu caja y dems cosas" (documento 83). El militar le recuerda no olvidar los petates, adems de que son las camas provisionales, sirven en el camino para protegerse de la lluvia y del lodo. La correspondencia del general cesa durante algunos periodos, se deduce que son las escasas y breves temporadas en las que la familia estaba reunida. Dos nias nacen en la poca en la que es asignado a Yucatn: en 1899 nace Atala y el militar recibe esa noticia en Tekax; despus, nacera Victoria.

Instalado ya en el oriente de Yucatn, la correspondencia familiar refiere continuamente a las carencias, la dificultad para conseguir alimentos y lo poco que ha servido la va del ferrocarril militar entre Viga Chico y Santa Cruz. En diciembre del mismo ao, cuando los hijos mayores necesitan asistir a la escuela de manera formal, se prepara el retorno definitivo de Jesusa hacia Guadalajara, donde permanecer el resto del tiempo. Tras los meses necesarios para que Jesusa se recupere del parto y la pequea Victoria sea lo suficientemente fuerte para soportar un largo viaje, se planea el nuevo traslado: "ha llegado la vez de que emprendas esa marcha tan larga como penosa, pues es necesario que as sea" (documento 364). Debe empacar muy bien y vender todo lo que se pueda, como la mula y los caballos. Antes de salir de Yucatn, la mujer tendr que cambiar el dinero de la venta porque "en Mxico no reciben [esos] billetes" (documento 364). Las recomendaciones sobre las precauciones que Jesusa seguir en el trayecto con los pequeos, mismas que incluyen el trnsito en buque hasta Veracruz y luego por ferrocarril, no se dejan esperar. El general tambin abandona Yucatn, su mermada salud lo obliga a ausentarse de la regin.

Pero apenas transcurren dos aos y Bravo est de regreso. En noviembre de 1903, Ignacio comunica a Jesusa: "me embarco rumbo a Yucatn, a fin de recibir el mando poltico y militar de aquella zona y del territorio de Quintana Roo; por consiguiente, nuestra separacin va a ser larga" (documento 377). Meses ms tarde, para tranquilidad de la mujer, Bravo escribe: "como ya no hay combates a falta de mayas sublevados, el gobierno ha dado por terminada [la] campaa, con fecha del primero del presente mes; as pues, ya estamos declarados en plena paz" (documento 172). Y en abril de 1905 avisa a la familia que deber ir a "Mrida, donde el gobernador [me] invita a recibir la espada de honor" (documento 276), durante el desfile del 5 de mayo. De otro tono sern las cartas que Bravo enviar a su familia en la dcada revolucionaria. La correspondencia que el general enva desde Texas a su familia da idea de cmo fueron los ltimos aos del militar porfirista quien hasta en el final de su vida fue fiel a sus compaeros de armas. Las misivas incluyen recortes de peridicos en los que se leen noticias referentes al exilio y encarcelamiento de Ignacio Bravo y de Victoriano Huerta. Llenos de adjetivos, los recortes periodsticos dicen que autoridades estadunidenses han apresado "al criminal Huerta" en El Paso, Texas, junto con sus esbirros, Bravo, entre ellos, a quien llaman "el odioso Bravo". Informan que Huerta jur bajo palabra de honor no volver a fomentar nuevas conspiraciones en Mxico (documento 728). En una carta a sus hijas, Ignacio explica desde Texas la percepcin que tiene sobre los acontecimientos:

No creo que esta situacin sea eterna; despus tendremos, o mejor dicho, volveremos a nuestra vida tranquila y con ella el descanso de la miseria y los padecimientos. Por ahora, resignacin, honor y dignidad (documento 696).

Al duro golpe de la muerte de Abel, sigui el exilio. El general ha dejado de escribir a Jesusa y ahora slo se comunica con las hijas, les aconseja seguir trabajando, no salirse del camino de la honradez, que estudien —Cidlallin es pianista y profesora (documento 686) — para no ser mujeres marchitas e ignorantes (documento 725). En noviembre de 1917, Ignacio, con 81 aos de edad, est fuera de la crcel y escribe a su hija Atala explicando que vive en una habitacin bien ventilada frente a un parque en San Antonio, Texas (documento 733). De manera paralela la comunicacin entre madre e hijas no cesa, sabemos que Cidlallin se fue a vivir a Los ngeles y se cas con Daniel Gonzlez (documento 249) y tuvieron dos hijos: Daniel y Ofelia (documento 760). Atala, desde Guadalajara, suea con poder ir tambin a Estados Unidos (documento 750). Y Xchitl se cas y fue madre de Beatriz, Guille y Germn (documento 764). Finalmente, muchos aos despus de la revolucin, una carta de Atala enviada en 1941 a la Cmara de Senadores del gobierno mexicano confirma que Bravo muri en El Paso, Texas, en 1918 (documentos 727 y 817). En la misiva, Atala, la hija de Ignacio Bravo, incluye recortes de los peridicos que hacen la crnica de los funerales del general en el exilio estadunidense.

COMENTARIO FINAL

La seleccin de cartas, telegramas y notas personales del general Ignacio Bravo referidas en las pginas previas tienen un propsito modesto: dar a conocer entre los historiadores mexicanistas la aparicin de un nuevo conjunto documental de casi mil piezas de correspondencia sobre ese militar. Considerando que en el sureste mexicano se registran pocas colecciones de correspondencias personal, de negocios u oficial de los hombres pblicos en la regin, el hallazgo de las cartas de Bravo cobra relevancia. Salvo la coleccin de papeles personales y de negocios de Simn Pen, un hacendado yucateco del siglo XIX, que posee la Universidad de Texas, y la correspondencia del general indgena Francisco May, publicada tanto en Yucatn como en Quintana Roo —con excepcin de la correspondencia de la guerra de Castas editada en 1992 por la Universidad de Yucatn—, las cartas de negocios de la Cervecera de Yucatn y las misivas de Salazar Illaregui, Francisco Cantn Rosado y Felipe Pren —estas ltimas tambin depositadas en la Universidad de Texas— no tenemos noticia de otro conjunto extenso de misivas alrededor de los temas y personajes de la historia regional. Los centenares de cartas de la familia Bravo–Perea son en este entorno una inusitada ventana a la biografa de Bravo, a su papel en el nacimiento del territorio de Quintana Roo y a su estrecho vnculo con los generales del presidente Porfirio Daz.

En el proceso de seleccin es inevitable elegir unas cartas sobre otras. Hay mucha informacin que pertenece estrictamente al plano familiar y sin relacin directa con la historia de Quintana Roo, que es el tema de inters fundamental para nosotros al analizar la correspondencia personal de Bravo. Sin embargo, esa informacin estrictamente familiar ayuda a entender mejor a una de las figuras pblicas de la regin y la trayectoria de un militar sobre el que la historiografa posrevolucionaria ha escrito con abundancia. La actividad de Bravo en Quintana Roo ha sido reconstruida y contextualizada por varios autores, desde Carlos R. Menndez en su inaugural Monografa de Quintana Roo, pasando por Alfonso Villa Rojas en Los elegidos de Dios, hasta Nelson Reed en su clsico La guerra de Castas en Yucatn y, ms contemporneamente, Carlos Macas en Nueva frontera mexicana. La bibliografa regional que hace referencia a Bravo —a su dureza en los aos de campaa contra los mayas y a los efectos de las decisiones gubernamentales que se tomaron durante su estancia en Quintana Roo como jefe poltico— tiene ahora un nuevo conjunto documental. Lejos estamos de intentar una apologa o una reivindicacin del general Bravo en Quintana Roo. Nuestro objetivo primordial es dar a conocer las cartas y su contenido, en todo caso el procedimiento en la seleccin de cartas y fragmentos de los comunicados fue privilegiar los documentos y prrafos de la correspondencia personal en los que figura algn punto de vista alterno al que la historiografa local cuenta. Nos inclinamos por mostrar prrafos en donde aparecen detalles desconocidos alrededor de sucesos locales o nacionales. Y tambin, cierto, fue inevitable seleccionar de las cartas algunos pasajes que pueden ayudar a entender al esposo de Jesusa por encima del general, y al padre de familia por encima del jefe poltico de Quintana Roo.

Apndice. Documentos citados de la correspondencia familiar Bravo—Perea8

BIBLIOGRAFA

Careaga Viliesid, Lorena, Antologa de lecturas bsicas para la historia de Quintana Roo, Fondo de Fomento Editorial del Estado de Quintana Roo, Mxico, 1980.    

Macas Richard, Carlos, Nueva frontera mexicana. Milicia, burocracia y ocupacin territorial en Quintana Roo,Universidad de Quintana Roo/ Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa, Mxico, 1997 (Coleccin Sociedad y Cultura en la vida de Quintana Roo, 3).     

Menndez, Gabriel Antonio, lbum monogrfico Quintana Roo, s. e. Mxico, 1936.      

Ramos Daz, Martn, La dispora de los letrados. Educadores, poetas y clrigos en la frontera Caribe de Mxico,Conacyt/Universidad de Quintana Roo, Mxico, 1997.        

––––––––––, Nios mayas, maestros criollos. Rebelda indgena y educacin en los confines del trpico,Universidad de Quintana Roo/Fundacin Oasis/ Gobierno de Quintana Roo, Mxico, 2001.      

Reed, Nelson, La guerra de Castas de Yucatn, Era, Mxico, 1971.   

Villa Rojas, Alfonso, Los elegidos de Dios. Etnografa de los mayas de Quintana Roo, Conaculta/INI, Mxico, 1978.       

NOTAS

1 Archivo de la Secretara de la Defensa Nacional, Fondo de Expedientes Cancelados, expediente Ignacio A. Bravo, XI–III–I–241.

2 Vase la seccin "Los hombres de la ltima campaa" y "Anfeles, quinina y manteca rancia", del captulo I; todo el captulo II y el captulo IV, en Macas, Nueva, 1997.

3 Vase la seccin "El Torquemada de Quintana Roo", en Menndez, lbum, 1936, pp. 27–28.

4 Vase el captulo "El general Bravo, 18991912", en Reed, Guerra, 1971, pp. 225–244.

5 Ramos, Dispora, 1997, pp. 206–212.

6 Careaga, Antologa, 1980, pp. 103–110.

7 Villa, Elegidos, 1978, pp. 377–400.

8 Se muestra con cursivas un nmero consecutivo asignado a la misiva, telegrama o nota, seguido de la fecha en la que se elabor el comunicado. Despus figura el lugar donde se encontraban el remitente y el destinatario. Finalmente se agrega un breve resumen del contenido del documento citado.

Refbacks

  • No hay Refbacks actualmente.


Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons:

Atribución by

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales es una publicación cuatrimestral, de acceso abierto, editada por Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. http://www.mora.edu.mx/ Plaza Valentín Gómez Farías núm. 12, col. San Juan Mixcoac, Deleg. Benito Juárez, 03730, México, D. F., conmutador: 5598-3777.

Directora editorial y/o editor responsable: Dra. Ana María Serna Rodríguez, aserna@mora.edu.mx  Reservas de derechos al uso exclusivo núm.: 04-2014-072511422000-102, ISSN: 0186-0348. ISSN electrónico: 2395-8464. Último número: Año 30, Volumen 31, número 2 (92), mayo-agosto, 2015. Responsable de la coordinación de este número:Yolanda R. Martínez, Madrid 82, col. Del Carmen, Deleg. Coyoacán, México, D.F. C.P.  04100, tel. 5554-8946, ext. 3108, secuencia@mora.edu.mx

Responsable de la última modificación de este número: Francisco Rafael Marín Martínez, frmarin@mora.edu.mx con domicilio en: Madrid 82, col. Del Carmen, Deleg. Coyoacán, México, D.F. C.P.  04100, tel. 5554-8946, ext. 3108. Fecha de última modificación: 07-07-2015

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización.