Los amores de la maestra: sexualidad, moral y clase
durante el peronismo
The
Teacher's Love Affairs: Sexuality, Morality and Class During Peronism
Flavia Fiorucci
INFORMACIN
SOBRE LA AUTORA:
Flavia
Fiorucci. Doctora
en Historia. Investigadora asistente en la Universidad Nacional de
Quilmes/Conicet.
ABOUT
THE AUTHOR
Flavia
Fiorucci. Ph. D. in History. Assistant researcher at the Universidad Nacional de Quilmes/Conicet.
Fecha de recepcin:
junio de 2011. Fecha de aceptacin: enero de 2012.
Resumen
Este artculo se
dedica al estudio de un caso muy particular: el del sumario y la posterior
exoneracin de una docente, directora de una escuela, acusada en 1946 por otro
miembro de la comunidad escolar de tener "relaciones amorosas con otra
maestra". A travs de esta historia el trabajo analiza los discursos
populares y estatales sobre la homosexualidad femenina en la Argentina de
mediados del siglo XX. En una ltima seccin se vincula el caso con las
transformaciones introducidas por el rgimen peronista inaugurado en 1946.
Palabras
clave: Homosexualidad, peronismo, mujer,
clase, lesbianismo, docente, sexualidad.
Abstract
This article studies a particular case: that
of the summary and subsequent exoneration of a teacher and headmistress of a school accused by another member
of the school community in 1946 of "engaging
in amorous relations with another female
teacher." This story is used
to analyze popular and state
discourse on female homosexuality in Argentina
in the mid-20th century. The last section
links the case to the transformations implemented by the Peronist
regime implemented in 1946.
Key
words: Homosexuality, peronism, woman, class, lesbianism,
teacher, sexuality.
La literatura que se
interroga sobre la historia de las mujeres en Argentina es cada da ms
extensa. En los ltimos aos se han elaborado aportes fundamentales para
comprender distintos aspectos de la realidad de las mujeres en el pasado; sin
embargo, es muy poco lo que sabemos sobre aquellas mujeres que no se adaptaron
(o lo hicieron "a medias") a los mandatos de la sexualidad
heterosexual y que constituyeron una minora doblemente discriminada.1 Entre otras cosas, este vaco se
explica por la dificultad de acceder a fuentes que puedan iluminarnos sobre la
realidad del lesbianismo.2 Este artculo propone una mirada microscpica
sobre el estudio de un caso muy particular: el sumario y la posterior
exoneracin de una docente, directora de una escuela, acusada en 1946 por otro
miembro de la comunidad escolar de tener "relaciones amorosas con otra
maestra". El estudio descansa en un supuesto fundamental de la
microhistoria: aunque nica, una experiencia personal puede ser iluminadora de
un contexto histrico ms amplio, porque ofrece "claves, signos y
sntomas" de un mundo que de otra forma sera difcilmente cognoscible.3 Por lo tanto, el drama vivido por
esta docente y las intervenciones que su caso suscit, si bien se limitan a una
situacin individual, pueden ser ledas como representativas del mundo cultural
y social en que la situacin tuvo lugar. Es decir, que el caso nos permite
asomarnos a una serie de tpicos que de otra forma nos seran inabordables y
que, por otra parte, han sido escasamente transitados por la literatura.
Partiendo de los
mencionados supuestos, la mirada recortada sobre este episodio pretende
acercarse a varias interrogantes al mismo tiempo. En primer lugar busca
discutir un tema de difcil acceso: los discursos sociales sobre la
homosexualidad femenina a mediados del siglo XX en Argentina. Vale aclarar que
el sumario recoge tanto representaciones doctas y de la lite sobre el
lesbianismo, como de sectores subalternos. Por otro lado, el artculo intenta
dar cuenta de la forma en que la burocracia educativa abordaba el tema ms
general de la moral sexual femenina, por un lado, y controlaba a sus
funcionarios pblicos, por el otro. En una ltima seccin se vincula el caso
con las transformaciones sociales (especialmente aquellas concernientes a la
categora de gnero) y culturales producidas por la emergencia del peronismo.
El trabajo muestra cmo el lesbianismo fue construido por los distintos actores
como una amenaza que deba ser silenciada y castigada, y cmo la irrupcin del
peronismo no implic innovaciones en este terreno, sino que reforz imaginarios
de larga data.4
El
sumario
Antes de comenzar el
anlisis es preciso comprender a grandes rasgos la naturaleza de la fuente
consultada, la evolucin del caso y el contexto en el cual la situacin aqu
analizada tuvo lugar. Desde la sancin de la Ley nm. 1.420 de educacin comn
(1884) el Estado se comprometi a proveer de educacin gratuita y laica a nios
y nias. La escuela fue concebida por la lite poltica como una herramienta
fundamental en el proceso de consolidacin estatal y nacionalizacin, sobre
todo desde la llegada masiva de inmigrantes europeos a Argentina. Se pensaba
que esta no slo deba ser un vehculo para el progreso de la nacin sino para
reforzar la cohesin social.5 Acorde con las expectativas que se tejan en
torno a la educacin, la docencia -que pronto se configur como una actividad
mayoritariamente femenina estuvo desde temprano sujeta a una serie de
controles muy especficos.6 La Ley nm. 1.420 erigi al Consejo Nacional
de Educacin como la administracin encargada de "gobernar" el
sistema educativo.7 En 1889 se cre el cuerpo de inspectores, el
cual se fue configurando como una especie de lite dentro del magisterio, cuya
misin era velar que se respetasen las decisiones y directivas del Consejo en
el mbito micro de la escuela. Los inspectores se convirtieron en la figura
clave de un sistema con una tendencia cada vez ms fuerte a la centralizacin.8 El sumario constitua el
dispositivo institucional que los inspectores deban administrar para
investigar y, en determinados casos, sancionar a los docentes que no cumpliesen
con los papeles que les haban sido adjudicados por el Estado. El expediente
nmero 31.420 del Consejo Nacional de Educacin -conservado en el Archivo
Intermedio de la Nacin Argentina rene toda la investigacin sumarial sobre
las supuestas conductas homosexuales de la directora de la escuela nmero 8 de
la Capital Federal: la docente Juana DC.9
El sumario da cuenta
de un conflicto prolongado y complicado. El expediente se abri a fines de
1946, poco despus de que Juan Domingo Pern asumiera el poder. Este se
extendi por varios aos, al menos hasta la llamada Revolucin Libertadora en
1955, aunque hay cartas incluidas de la directora con fechas muy posteriores
(la ltima es de 1974). La escuela donde este episodio tuvo lugar era un
establecimiento educativo particular, porque se trataba de una escuela al aire
libre. Era una escuela que haba sido establecida para atender las necesidades
de un sector social especfico: aquel que el Estado identificaba como la
"niez desvalida". Es decir, nios pobres que se encontraban en una
situacin de "retraso pedaggico" y que eran adems identificados
como potenciales vectores de infecciones. De acuerdo con los postulados del
paradigma higienista vigente, la premisa que guiaba esta iniciativa estatal era
que la situacin de ese alumnado poda ser revertida con tcnicas y prcticas
adecuadas, que operasen sobre cuerpo y psiquis de los escolares.10 Es preciso recordar que, desde
principios del siglo XX, la infancia se convirti en el terreno privilegiado de
la intervencin estatal, porque se crea que all radicaba el futuro de la
nacin.11 En la prctica, dichas escuelas ofrecan
ciclos lectivos ms cortos, que iban de septiembre a mayo, y tenan como
misin, junto con las colonias de vacaciones, el "fortalecimiento del
cuerpo, la alimentacin cuidada y supervisada, el contacto intenso con el aire
y sol, el desarrollo de hbitos cotidianos de disciplina, higiene personal y
conducta".12 Idealmente, la enseanza de contenidos
formales ocupaba un lugar subordinado, dado que se consideraba que el
desarrollo intelectual vendra luego de consumada la reparacin fisiolgica.13 El saber mdico tena un papel
angular en el proyecto. Como observa Luca Lionetti,
"el primer paso para hacer viable la accin sobre esa poblacin de nios
en riesgo era detectarlos", luego examinarlos y medicarlos.14 La visitadora de higiene era una
figura clave en este engranaje, ya que era la enfermera que asista al mdico
escolar. Todo esto implica que el caso que estudiamos se desarrolle en un
contexto en el cual el Estado ha hecho explcita su voluntad de intervenir
sobre los cuerpos de nios en peligro y ha extendido la funcin de la escuela
al plano de lo social.15
La denuncia realizada
por la visitadora de higiene comenz en primer trmino implicando a varias
docentes, pero luego se rectific y la circunscribi a la directora y a una
maestra en particular. La pesquisa llevada a cabo fue minuciosa: todo el
personal de la comunidad escolar, incluyendo docentes, porteras y ecnomas,
tuvieron la oportunidad de dar su opinin sobre la moral sexual de la directora
acusada.16 Las declaraciones fueron analizadas tanto por
el inspector como por el asesor letrado del Consejo Nacional de Educacin,
quienes, en sus considerandos, dieron cuenta de la posicin oficial con
respecto a este tema. Despus de algunas idas y vueltas, la directora fue
exonerada por orden del poder ejecutivo nacional.17
Los
discursos sobre la homosexualidad
El primer documento donde
aparece el tema de la sexualidad es el texto que reproduce la acusacin de la
visitadora. En esta, la homosexualidad de la directora era reconstruida a
travs de una serie de comportamientos: "se besaba y acariciaba con la
seorita Teresa M en el gallinero de la escuela", "le acariciaba los
senos en medio del patio escolar". El recurso de la descripcin no
constitua un detalle menor, no slo de esta forma la visitadora potenciaba la
veracidad de su acusacin con cargos concretos, sino que evitaba hacerse
poseedora de un conocimiento que la autoincriminara.
Para la moral de la poca era mal visto referirse a la homosexualidad. Por lo
tanto, aunque no sabemos si resida aqu una estrategia consciente, la forma
torpe y cruda con que describa la escena haca presumir a las autoridades que
la visitadora era una cndida testigo que no tena los elementos para nombrar
el "vicio" de la directora. Esto ltimo no quiere decir que la
denunciante ignorara que lo que "vea" estaba fuera de los cnones de
la moral aceptada. Por el contrario, la denuncia implicaba directamente que las
conductas de la directora haban llevado a la escuela a un "clima de
perversin moral y sexual", en el cual el resto de las docentes haba sido
contagiado por esa atmsfera.18 La denunciante no informaba cules eran los
valores amenazados con dichas acciones, pero adscriba a una imagen presente en
otros discursos sobre el lesbianismo, como por ejemplo en el lenguaje mdico:
de este como una enfermedad contagiosa y potencialmente peligrosa para el resto
del cuerpo social.19
Cuando el inspector
inquiri al personal sobre la veracidad de los cargos (especficamente "si
tenan conocimiento de la perversin moral y sexual que imperaba en la
escuela"), la mayora de los interrogados admiti no haber visto nada,
pero s haber escuchado rumores. Segn lo dicho por una docente, las
murmuraciones se originaban en "una amistad que se prestaba a comentarios
por lo irregular", porque (segn uno de los testimonios) esta era "tan
estrecha y exagerada que pasa[ba]
los lmites de lo normal". Aun siendo imposible saber si
la denunciante vio efectivamente aquello que denunci, o si simplemente se hizo
eco del rumor y construy la situacin descrita, es posible ver en el
desarrollo de este caso, en su arista ms siniestra, el poder y los efectos del
chisme. Uno a uno los interrogados fueron desacreditando a Juana DC sobre la
base de un murmullo, lo que finalmente la hara perder su trabajo.
El papel del chisme
en el funcionamiento social ha sido objeto de indagacin desde distintas
disciplinas y perspectivas tericas. Dos grandes lneas se recortan en su
tratamiento terico: aquella que, desde el funcionalismo, ve al chisme como una
forma de control social. Esta visin sostiene que el chisme trae consigo
juicios ticos sobre los otros, rotula conductas como aceptables o
inaceptables, reforzando as los valores y las demandas de los grupos
dominantes. La otra lnea terica es aquella que, bajo los supuestos del
individualismo metodolgico, identifica al chisme como una forma de
informacin.20 En la primera de las perspectivas, es la
comunidad la que utiliza esta estrategia como sancin colectiva, como forma de
garantizar la conformidad con las normas sociales. En la segunda, es el
individuo el que reafirma sus intereses a travs del chisme. En los comentarios
que aparecen en el sumario se puede ver que el chisme operaba conforme a los
postulados de ambas perspectivas tericas.21 Por un lado, el chisme permita a
los individuos afirmar sus intereses particulares. En este caso serva para
"resolver" conflictos personales. Concretamente, la visitadora
buscaba con sus acusaciones perjudicar a la directora. Por otro lado, el
sumario deja entrever cmo el rumor constitua un arma de control social. Los
dichos de los distintos actores que participan en el sumario revelan que los
afectos y sentimientos de la directora eran motivo de escrutinio y
deban estar sujetos a lo que se consideraba aceptado en la poca. Muestran
cmo las fronteras de aquello que perteneca a la vida privada eran muy tenues
para quienes ejercan el magisterio.22 Los comentarios recogidos en el sumario contienen
apreciaciones implcitas sobre cules eran los lmites aceptados del pacto
amistoso.23 La cuestin que ordena el interrogatorio del
inspector muestra que la burocracia educativa trataba el chisme como una
evidencia. El inspector lo hizo expreso al estructurar su investigacin sobre
la base de la pregunta sobre si "haba visto u odo"
algo.
Uno de los aspectos
ms notorios del sumario a la hora de iluminar los discursos sobre la
homosexualidad femenina es el hecho de que este va revelando una dinmica en la
cual la homosexualidad era asociada a otras "inmoralidades" y
"perversiones". Es decir, que la homosexualidad era vista en este
espacio social como el emergente de una personalidad "anormal" e
"inhumana". Esto es claro tanto en la denuncia originaria como en las
respuestas dadas al inspector. En la acusacin inicial, la directora, adems de
invertida sexual, era acusada de una de las depravaciones culturalmente ms
censuradas: de "vivir en situacin marital con el padre". En el caso
de los entrevistados, aunque estos no denostaron a la directora en trminos tan
oprobiosos, s relacionaron su conducta y personalidad a rasgos reprobables
como maldad, deshonestidad, maltrato a pares y subordinados e incluso
incapacidad en la tarea profesional. As, por ejemplo, en la declaracin de una
de las docentes, la directora, adems de tener amores con otra maestra, haba
mandado matar a palos a los gatos que merodeaban el patio de la escuela. La
portera sealaba que la directora organizaba juergas hasta altas horas en su
vivienda y maltrataba al personal. Varias maestras tambin mencionaban que la
directora venda para su propio peculio tiles escolares a los alumnos y no
respetaba las jerarquas del mundo escolar al mandar a la ayudante ecnoma a
controlarlos.24
No es posible asignar
a las acusaciones mencionadas un orden de causalidad. En otras palabras, los
testimonios no dejan claro si las desviaciones de su conducta se originaban en
su sexualidad invertida o viceversa, pero de lo que no hay dudas es de que en
este universo moral, la homosexualidad femenina era sinnimo de todo tipo de
faltas ticas y morales. Era esa misma razn la que converta a la
homosexualidad de la directora en un asunto que de ninguna forma poda enmarcarse
dentro de la esfera privada, porque sobrepasaba el tema sexual. Veremos que en
este punto coinciden las visiones estatales con aquellas que provienen de la
sociedad civil. No obstante, es preciso sealar que ni las maestras ni las
porteras interrogadas discurrieron en sus testimonios sobre quiera
aquello que la homosexualidad de la directora pona en riesgo. Es
decir, que los interrogados no apelaron a los discursos de la femineidad; la
infancia; la maternidad y la familia para condenar la conducta de Juana DC,
temas que aparecan en las construcciones ms elaboradas, como por ejemplo en
el lenguaje mdico-cientfico y/o en el religioso.25 Resulta difcil interpretar este
silencio en un sentido unilateral, ya que este puede responder a la forma en
que el interrogatorio fue llevado a cabo, pero tambin puede tener otros
significados. Es plausible pensar que la situacin a la que se enfrentan
maestras y porteras resulta tan anmala en ese mundo que quienes son
interrogados tienen dificultades para pronunciarse al respecto. Esto no es
casual. El lesbianismo fue una prctica silenciada y escondida, y tan slo
mencionarla violaba cdigos sociales. El cine y la literatura de la poca casi
no la representaban.26 Adems -al ser una prctica velada no fue
objeto de mayores inquietudes polticas, como s lo fue el caso de la
homosexualidad masculina, respecto de lo cual se implement, a partir de los
aos treinta, una serie de medidas que buscaban reglar la heterosexualidad y
castigaban (aunque no penalmente) la homosexualidad.27 Lo mismo sucedi con la reflexin
cientfica: el tema fue menos abordado por los mdicos.
Para ahondar en el
tema de los discursos sobre la homosexualidad femenina resulta de particular
relevancia observar las estrategias defensivas usadas por las imputadas, porque
estas fueron confeccionadas con cierto grado de detenimiento. Esos discursos
nos muestran con nitidez visiones "aceptadas" de la sexualidad
femenina a la vez que construyen figuras ideales de mujeres y, en particular,
de maestras. Una de las primeras particularidades que asoma en este punto son
los trminos sustancialmente diferentes que las dos acusadas utilizan en sus
descargos. La directora emprendi su defensa a travs de una serie de cartas y
exposiciones que present al Consejo Nacional de Educacin en las que fue
siempre enftica a la hora de negar su homosexualidad. En ninguna de sus intervenciones
se puede encontrar comentario alguno que pueda leerse como un intento de
reivindicar una identidad homosexual, ni siquiera indicarla. Al contrario,
desde su primera comunicacin, Juana DC cataloga la acusacin de
"monstruosa", una "calumnia y una injuria que ataca su dignidad
como mujer y maestra". Es decir, que la directora acusada de lesbiana
adhera a las concepciones generales del estigma y no resiste en su discurso
las construcciones hegemnicas de la moral sexual.28 El relato que construye para
atestiguar que no es homosexual se nutre, por lo tanto, de las mismas
convenciones sostenidas por quienes la incriminan. Para sostener su
"inocencia", Juana DC se autorrepresenta
como una mujer trabajadora que ha cuidado siempre de respetar el decoro y las
normas sociales que regan las divisiones entre los sexos. Incluye como ejemplo
su exigencia tanto para con su persona, como tambin para "con los
alumnos, en vestimenta y peinado".29
En su discurso, dicha
docente se haca eco de los mandatos que tenan que ver con el lugar de la
escuela y de la maestra en el imaginario de la poca; es decir, apelaba a los
ideales profesionales. Como lo ha sealado Beatriz Sarlo,
la escuela era vista por pedagogos y maestros como un lugar donde se deba
"ensear lo que no se aprenda en las familias".30 Es decir que, para Juana DC, su
estricto apego a los mandatos profesionales y de gnero volvan inverosmil su
homosexualidad.31 Segn su propio testimonio, no era homosexual
porque era una maestra que cumpla a rajatabla con sus deberes. Juana recurre
en esta instancia a la imagen de la mujer sacrificada que, si ha llegado a lo
ms alto de la jerarqua escolar es porque haba "escalonado [su carrera]
a fuerza de estudio; trabajo; dedicacin; sacrificios". Su "foja
intachable de 26 aos de actividad" era, en sus palabras, la prueba ms
clara de que no era ni malvada, ni incompetente, ni corrupta, y por lo tanto
homosexual, como lo sostenan quienes la acusaban. Esta misma declaracin implicaba
su inversa. Si fuese incompetente en su labor profesional y corrupta, entonces
s podra genuinamente sospecharse de su orientacin sexual. "26 aos
de antecedentes intachables nos dice Juana DC no pueden echarse a la
calle por una acusacin que es la venganza vil y traidora". El ideal
profesional operaba como un elemento crucial en la construccin de su propia
identidad. Esta ltima no fue una eleccin fortuita: la directora era soltera y
sin hijos, por lo que no poda recurrir al ideal materno que constitua para
ese entonces una de las formas ms comunes de autorrepresentacin
para una mujer.
Juana DC asociaba
implcitamente la homosexualidad a los mismos rasgos que sus acusadores. Dejaba
claro que esta ltima amenazaba el ejercicio de la docencia y, por lo tanto,
los principios implcitos en el orden escolar, entre ellos la divisin sexual.
Por contrapartida, esto quiere decir que Juana DC no mencion ninguno de los
tpicos que normalmente han sido asociados a los discursos que advertan
respecto de los riesgos de la homosexualidad. En los dichos de esta maestra no
aparecen disquisiciones sobre la integridad de la familia, el matrimonio, la
maternidad, la femineidad y la domesticidad.32 Al igual que el resto de los
interrogados, tampoco nombra a la homosexualidad. Slo en la carta que enva al
interventor del Consejo Nacional de Educacin, luego de haber sido cesanteada,
se refiere en trminos ms concretos al contenido de la imputacin. All
observa que sus tratos afectuosos con algunas docentes haban sido mal
interpretados:
No se abraza o
saluda con efusin para felicitar a una maestra cuando asciende, cuando se ha
comprometido, cuando se despide de soltera, cuando ha tenido alguna
preocupacin de la que ha hecho partcipe a las que la rodean y tratan
diariamente?
Es el tono defensivo
de estas ltimas palabras prueba de una orientacin sexual reprimida? No lo
sabemos, ya que es poco lo que Juana DC nos dice sobre su sexualidad. Dicho
silencio puede ser interpretado de dos maneras. Por un lado, como otra forma
tcita de adherir al estigma: "lo sexual" no era un tema sobre el que
una mujer poda hablar libremente, menos a las autoridades pblicas. Hacerlo
poda ser autoincriminatorio. Por otro lado, tambin
podemos pensar que este silencio operaba como una estrategia de resistencia:
evitar el escrutinio pblico y estatal sobre las zonas ms ntimas de su
subjetividad. Por la forma en que Juana DC califica la acusacin, nos
inclinamos a pensar que su reserva se ajustaba ms a la primera de las razones,
ya que con sus dichos adhera a las concepciones ms conservadoras sobre la
figura de la mujer y de la maestra. Esto es as incluso aceptando que sus
intervenciones implicaban una reafirmacin de su identidad y labor profesional.
A medida que transcurre el tiempo y el sumario sigue su curso, el tema del
contenido de la acusacin fue perdiendo protagonismo en las intervenciones de
Juana DC, para ir dando lugar al de la injusticia y al de la ilegalidad del
sumario. Luego de producido el golpe de Estado de 1955, Juana DC inscribi su
caso en los trminos del conflicto entre peronistas y antiperonistas que
divida a la sociedad argentina.
La maestra Teresa M,
con quien supuestamente la directora tena una relacin sentimental, tampoco
reivindic su homosexualidad, aunque esta no apel a su "integridad
moral" ni a su "concepto profesional" para excusarse. Se
defendi asumiendo el papel de vctima de un ser perverso y
anormal. Busc sobre s la mirada comprensiva y compasiva, adhiriendo tambin a
concepciones hegemnicas sobre la moral sexual. Al mismo tiempo, apel a
visiones patriarcales sobre la mujer y la femineidad, al representarse como un
ser desprotegido y sumiso. En su intervencin admiti que si bien sus conductas
podan haber sido malinterpretadas -aceptaba haber concurrido a la escuela
fuera del horario de trabajo y haber estado en la vivienda de la directora,
esto slo lo haba hecho "por el terror casi invencible que le inspira[ba] la seora DC, en quien
reconoca una anormal". Para esta docente, la anormalidad
se deba a la conducta de la directora, que "continuamente con pretextos
ftiles la besaba y le tomaba las manos". Por eso mismo pidi la
"proteccin y el amparo del Consejo por las consecuencias que pueda
acarrearle su declaracin". Con su intervencin, Teresa M reafirm el
argumento de que la homosexualidad constitua un problema que trascenda lo
sexual: era propio de una personalidad corrompida que inspiraba terror. Vale
aclarar que la declaracin de Teresa M fue escueta. Esta ltima nos ofrece una
justificacin de los rumores de los que es objeto y nada ms. Al igual que el
resto del cuerpo docente, Teresa M no nombra a la homosexualidad sino que la
describe, lo que sirve a su estrategia de defensa: autorrepresentarse
como inocente y vctima. Es de notar que el Consejo Nacional de Educacin
reaccion con relativa empata a su estrategia. Esta fue descrita como una
joven maestra sin experiencia y por eso se la castig con una pena menor: la
cesanta, y no la exoneracin como ocurri con la directora. Como en el caso de
Juana DC, no sabemos si las declaraciones de Teresa intentaban esconder una
sexualidad reprimida, lo que s sabemos es que esta joven maestra relacionaba
en sus dichos pblicos la homosexualidad a otras faltas de la moral y la tica.
La
burocracia estatal
Cmo reacciona la
burocracia estatal ante las acusaciones? Aqu debemos partir de un dato obvio:
el Consejo Nacional de Educacin considera necesario investigar los cargos,
incluso cuando la acusadora se retractara de parte de ellos, lo que pona dudas
a la veracidad de las imputaciones. La apertura del sumario significaba que el
Estado observaba la homosexualidad femenina (aun la mera sospecha) como una
amenaza que deba sercastigada y
silenciada. Tal como lo postula el sumariante, aun verificndose su
falsedad, las acusaciones eran un indicio del clima que reinaba en esta
escuela, y era deber del Consejo abordarlas con un "mximo de serenidad y
seriedad". Desde su inicio, el sumario transit varias instancias
burocrticas. La primera etapa consisti en la intervencin de la escuela. A
partir de ella, el interventor elabor un extenso informe. El aspecto ms
notorio de ese documento es la minuciosidad con que el enviado estatal discurre
sobre una serie de tems, los cuales en su conjunto le sirven para argumentar
que los cargos contra la directora eran justificados. Entre otros, se detiene
sobre temas tan diversos como la familia de Juana DC; las condiciones del local
escolar; la observacin de los rituales escolares nacionalistas; las prcticas pedaggicas
del personal docente; el aseo del alumnado; el funcionamiento de los
consultorios mdicos y las relaciones de la directora con el personal. El
informe proyecta a Juana DC como "violenta e irascible", alguien que
ha abusado de su autoridad. El interventor juzga que la enseanza que se
imparte en su escuela es de calidad inferior al resto de las del barrio, entre
otras cosas porque las maestras "acreditan escasa laboriosidad, mtodos
arcaicos de accin docente y evidente desgano en la funcin escolar". Los
nios desconocen a los proceres y sus escasos
conocimientos obedecen a "la incompetencia del personal". Las
instalaciones no ofrecen reparos ni para el fro ni el calor, lo que dificulta
la tarea pedaggica, y los baos son insuficientes para garantizar la
separacin entre los sexos. La familia de la directora recordemos que vive con
su padre tambin es objeto de reprobacin, ya que segn el escrito, esta
"no ha sido un modelo de tranquilidad y armona". El informe pone
especial atencin en mostrar que esta escuela no cumple con las expectativas de
la poca: ensear las cosas que no se ensean en los hogares, ya que por
ejemplo no fomenta el aseo bucal de los nios. Tampoco cumple con el mandato
patritico nacionalista, preocupacin que era central para el sistema educativo
argentino desde principios del siglo XX. Es evidente que el interventor llega,
aunque en sentido inverso, a la misma conclusin que la directora: son sus
deficiencias profesionales las que prueban los cargos contra ella. Nuevamente
el argumento es circular, pero por eso mismo efectivo desde el punto de vista
retrico: Juana DC es homosexual porque no es buena maestra, y no es buena
maestra porque es homosexual. Cabe aclarar que el interventor tampoco discurre
sobre el origen de la homosexualidad. Es decir, que no aclara si esta se
origina en una condicin biolgica, como suponen numerosos especialistas
mdicos, ni tampoco realiza apreciaciones especficas sobre cmo identificar
esta falta a la moral y a la profesin.33
El informe del
interventor sirve al inspector sumariante (la siguiente instancia de evaluacin
del sumario), para aconsejar la exoneracin de la directora, es decir, su
desvinculacin definitiva de la docencia. El dictamen es expreso en cuanto al
motivo del castigo. La informacin recogida en la investigacin
hace presumir [que la directora tiene] un vicio
repugnante que la inhabilita para actuar en la docencia, por cuanto no ofrece
garanta de honorabilidad y dignidad personal que es requisito esencial e
imprescindible para que el Consejo le confe tan noble magisterio.34
El sumariante
proyecta la homosexualidad como incompatible con el ejercicio de la docencia,
porque es una falta moral que tiene implicaciones ms all del mbito privado
de la directora. El inspector considera que las acusaciones tambin son
suficientes para desaconsejar la permanencia en el magisterio de Teresa M,
aunque sobre ella deba pesar un castigo menor, la cesanta, la cual era una
suspensin temporal, por "su juventud y carcter dbil y
apocado". Las decisiones del inspector son acompaadas por una
pormenorizada exposicin desarrollada por el asesor letrado del Consejo. Este
introduce algunos matices a las apreciaciones realizadas por otros miembros del
Consejo. El asesor juzga imposible e improcedente intentar corroborar la
veracidad del caso por parte del Estado. Las razones que esgrime son
contradictorias: en un prrafo sostiene que el tema pertenece al mbito de la
medicina legal, y en el otro afirma que la sexualidad de la directora
corresponde a la esfera de la vida privada. La apreciacin sobre la pertenencia
a la medicina legal sorprende, ya que esta conducta no estaba penada por la
ley. Evidentemente, operaba aqu su propia visin de la homosexualidad como un
delito, lo que entraba en contradiccin con sus comentarios sobre lo privado.
De lo que no tena dudas el asesor letrado era respecto a que los cargos
justificaban la separacin de ambas docentes del sistema educativo. Segn su
criterio, si estas ltimas haban sido objeto de esos rumores era porque
adolecan de las condiciones "inherentes a la tarea docente". Vemos
nuevamente aqu cmo el chisme constitua una poderosa arma de control social.
Es importante sealar que el asesor aconsej no incluir el dictamen de este sumario
en el Boletn de Resoluciones del Ministerio, publicacin que
circulaba por todas las escuelas estatales, "para evitar comentarios que
daran pbulo a la maledicencia y desprestigiaran a la escuela". Es
decir, que no slo se aconsejaba castigar la prctica, sino tambin silenciar
la mera indicacin de su existencia.
Gnero
y clase durante el peronismo
No hay nada
sorprendente ni novedoso en los dichos y acciones de los burcratas estatales.
Es ms, se puede observar una evidente convergencia entre las visiones que
provienen de la escuela (incluidas las pertenecientes a los grupos ms
subalternos dentro de esta, como las porteras) y las de las autoridades
estatales, as como con el discurso mdico del momento. En un estudio reciente,
Karina Ramacciotti y Adriana Mara Valobra reconstruyeron las intervenciones de la medicina
argentina sobre la homosexualidad femenina en la primera mitad del siglo XX.
Las autoras muestran que, partiendo de la matriz heterosexual y retomando
distintos trabajos producidos en otras latitudes- el discurso mdico coincidi,
ms all de algunas inflexiones especficas, con los discursos morales al
condenar y patologizar al lesbianismo. Este ltimo
fue catalogado por el campo mdico como una falta moral, que provena de una condicin
biolgica sobre la que el Estado poda, e incluso deba, intervenir.35 El cine, en las pocas ocasiones que lo
hizo, mostr el lesbianismo como tina perversin rayana en lo delictivo. No es
casual que las primeras representaciones de la conducta lesbiana en la
produccin cinematogrfica local hayan aparecido en las pelculas sobre las
crceles de mujeres, lo que implicaba que el lesbianismo deba ser castigado,
confinado y separado del resto del cuerpo social. En el subgnero pelculas de
la crcel apareci una figura recurrente que podra asimilarse al de la
directora de nuestro sumario, al menos a la representacin que de ella hace la
maestra Teresa: la de la guardia sdica que se vale de su autoridad para
someter sexualmente a las internas. La diferencia del caso aqu estudiado con
el de las representaciones flmicas es que, en el cine, la lesbiana aparece en
su mayora ligada a la marginalidad social y a la prostitucin. El magisterio
era, para ese entonces en Argentina, la actividad laboral femenina con mayor
prestigio social, y el "mundo de las maestras" remita a los ideales
y modelos de conducta de las clases medias.
Claramente, los
discursos aqu abordados aluden a imaginarios de larga data y no pueden ser
observados como meros emergentes de una situacin poltica y social inmediata.
La matriz heterosexual era dominante y sancionaba qu era "lo normal y lo
desviado". No obstante, sera errneo desvincular completamente esta
historia particular de la transformacin radical que viva el pas. Entre otras
cosas, esto es as porque la poltica aparece como una variable que los mismos
actores invocan. El tema del peronismo aparece en forma espordica y no siempre
coherente, pero est presente. En su largo informe sobre la directora y su
gestin en la escuela, el interventor seala que en el establecimiento se
"hablaba sin reparo alguno en contra del general Pern, de su obra de
gobierno, desconociendo la obligacin primaria de todo docente que consiste en
expresarse y opinar con mesura de las personas y las cosas". El nico
sector que no participaba del complot antiperonista era de acuerdo con el
reporte enviado al Consejo- el de las empleadas de la limpieza, quienes, por
esa identidad poltica peronista, eran sometidas al maltrato de la directora.
Acto seguido, el interventor se presentaba como el enviado del gobierno que
vena a implementar en esa escuela "las normas de humanidad, de
bien social y de defensa al humilde que constitu[an] la base y el fundamento de la doctrina poltica del
primer mandatario argentino".36 El informe remita al universo discursivo del
peronismo: frente al personal de la limpieza que describa como "humildes,
solidarias y abnegadas, sumisas y respetuosas", se contrapona la figura
de la directora antiperonista y amoral. Como es sabido, el peronismo no slo
implemento medidas que mejoraron en forma material la calidad de vida de los
sectores bajos (en especial la de la clase trabajadora), sino que enalteci en
su retrica a los sectores subalternos. Glorific sus estilos de vida, hbitos
y lenguajes y reivindic su papel en la historia nacional. Esa operacin
implicaba una descalificacin de los sectores sociales ms privilegiados, entre
los que estaban incluidos los sectores medios como los del magisterio.37
La interrogante que
nos plantea la apelacin a lo poltico en el sumario es hasta qu punto el
caso se trataba finalmente de una disputa por identidades polticas? Sabemos
que el peronismo identific a la escuela como un actor clave en la generacin
de consenso y manipul el sistema educativo para tal efecto.38 Debe subsumirse este episodio
slo al conflicto peronismo-antiperonismo, o los
efectos de esa campaa? La directora acusada lo reconstruy de esa forma luego
de concluido el rgimen. En 1957, en una carta enviada al Consejo Nacional de
Educacin, Juana DC demand la revisin de su expediente, proyectndose como
vctima de "una [persona] peligrosa secuaz de la dictadura y delatora
oficial" que la haba denunciado dada su prdica en contra del peronismo.
A esto se haba sumado la labor del interventor, que se haba prestado a un
rgimen que "esgrima la delacin como un arma poltica". No hay
dudas en cuanto a que el sumario se desarrolla en el contexto de una enorme
transformacin social. Como se mencion arriba, el ascenso del peronismo
signific un cimbronazo de proporciones inusitadas en las relaciones sociales.
El rgimen despleg todo su aparato simblico en pos de integrar a las clases
populares al relato de la nacin, y se erigi como objetivo cardinal de la
poltica pblica el bienestar de los sectores subalternos. Estos procesos
implicaban una subversin de las jerarquas establecidas: no slo los grupos
sociales marginales tomaban el centro de la escena pblica, sino que a travs
del discurso y la obra se dignificaba su papel en la historia nacional.39 Como sostiene Daniel James,
"la era peronista leg a la clase trabajadora un sentimiento muy profundo
de solidez e importancia potencial nacional".40 Esto haca que los equilibrios
ecolgicos y sociales previos, tanto aquellos que ataan a la estratificacin
social ms amplia como aquellos vinculados con las jerarquas profesionales,
pudieran ser puestos en tela de juicio. El cuestiona-miento a las jerarquas,
en este caso en el mbito micro de una escuela, est en el centro de la
denuncia que la visitadora hace al Consejo y en muchos de los dichos de los
integrantes de la escuela. No es casual que la figura cuestionada sea la de la
directora de la escuela. La denuncia es un sntoma de los desajustes que la
llegada del peronismo produce en el orden social en sus niveles ms micro. Por
lo que si bien lo "sexual" protagoniza este conflicto particular,
este debe entenderse en el marco de un enfrenamiento social ms amplio.41 El peronismo oper como vector,
variable de ajuste y caja de resonancia de inquinas personales, agravios,
venganzas y prejuicios, muchos de ellos anteriores a la emergencia de este
rgimen. "Lo sexual" constituye aqu el lenguaje en el que se
inscribi un conflicto social mayor. Aun as, que la denuncia se haya inscrito
en los trminos en que se realiz nos alerta sobre la relevancia de la
identidad sexual en la conformacin del capital social de una persona, de una
mujer y, en especial, de una docente.
El hecho de que el
caso remita a un universo moral conservador no debe sorprendernos. Se sabe que
en cuanto a los valores relacionados a la sexualidad, a la familia y a los
mandatos de gnero, el gobierno de Pern no innov sustancial-mente, incluso
abrev en las vertientes ms conservadoras de dichos discursos.42El rgimen invocaba a la familia como
el centro deseado de una sociedad armnica y como uno de los ejes sobre los
cuales se deban articular las polticas sociales. Si bien el peronismo dio un
paso sustancial en incluir a las mujeres en la comunidad poltica, al otorgarles
en 1947 el derecho al voto e inaugurando una rama poltica del partido
peronista, este proceso se dio bajo parmetros que no buscaban transformar el
papel de las mujeres en la sociedad. A estas se les exiga que desarrollaran
las nuevas tareas de acuerdo con la "respetabilidad tpica de las madres
de familia" 43 Esto implic que no se dieran en el periodo
peronista cambios en lo que se refiere a la legislacin sobre la condicin
civil y laboral de la mujer. El trabajo femenino sigui siendo considerado una
realidad indeseable, y las mujeres casadas continuaron sujetas a la voluntad de
sus maridos.44 Adems, apelando al problema de la desnatalidad, el Estado interpel a las mujeres con un
vasto y organizado plan sanitario para que cumplieran el papel materno
contribuyendo as a la conformacin de una fuerza de trabajo sana y fuerte.
Como observa Mara Herminia di Liscia, este papel
asignado operaba como una especie de antdoto a su nueva presencia en la esfera
pblica: "la revitalizacin de la maternidad otorg a la imagen femenina
la dosis necesaria de tradicionalismo que poda haberse visto amenazada por la
participacin poltica".45
En cuanto a la forma
en que el rgimen trat la inversin sexual, es de sealar que la bibliografa
se ocupaexclusivamente de la
homosexualidad masculina. En relacin con este tema, varios autores coinciden
en sealar que, aunque el Estado argentino no penalizaba la homosexualidad,
esto ltimo no exima a los homosexuales varones de ser perseguidos y/u
hostigados por el Estado. La inversin sexual estaba fuertemente asociada al
delito y a la mala vida.46 La bibliografa sugiere que en las dcadas
previas al peronismo se dieron numerosas situaciones de represin a las
sexualidades masculinas "desviadas". El peronismo no modific esta
situacin, por el contrario, algunos autores sealan que ese gobierno ejerci
mayor represin sobre los varones que no eran heterosexuales. Ornar Acha y Pablo Ben sostienen al respecto que los varones que
no eran asimilables como miembros de un grupo familiar heterosexual fueron
considerados "amenazas", ya que el modelo de una "sociabilidad
sana y justa" promovido por el rgimen se basaba en la familia.47 Es decir que el peronismo sin
distanciarse de lo recorrido por las experiencias polticas previas abrev en
el pensamiento catlico y mdico en su criminalizacin y patologizacin de la
inversin sexual. Aunque el caso de Juana dc sea el de una mujer, es evidente
que se inserta en este universo moral. La drstica reaccin de la burocracia
educativa y la posterior intervencin del pen frente a la acusacin de que una
de sus maestras era lesbiana fueron entonces coherentes con el imaginario de la
poca y con la retrica ms inmediata del rgimen peronista.
Conclusin
La dinmica que
subyace al sumario, la de la acusacin y posterior investigacin, nos remite a
un universo en el cual la homosexualidad femenina, incluso la mera sospecha, es
vista de antemano como una amenaza que debe ser castigada y escondida. Nos
deja adivinar que quienes asuman esta condicin deban hacerlo a puertas
cerradas si no queran enfrentar represalias. El pedido explcito de no dar
difusin al sumario debe ser entendido como un intento an mayor por esconder
la realidad del lesbianismo.48 Esto era muy similar a lo que suceda con la
homosexualidad masculina: el homosexual era condenado, a la marginalidad y la
invisibilidad. El caso de Juana DC muestra en un drama individual cmo, si bien
el Estado no castigaba penalmente las sexualidades diferentes, s lo haca con
mecanismos ms sutiles. No hay que olvidar que la exoneracin o la cesanta
implicaban para las acusadas la prdida de su fuente de trabajo. Al mismo
tiempo, nos habla de un Estado que avanza en la regulacin del mbito privado,
sobre todo cuando se trata de sus funcionarios.
El sumario refleja
adems las relaciones de gnero presentes en un mundo mayoritariamente femenino
y nos remite a lo que la literatura seala como una ley de hierro: el dominio
masculino. La de Juana DC es una sociedad estratificada sobre la base del
gnero, donde los preceptos morales han sido transformados en reglas
biolgicas. No es casual el orden jerrquico que el devenir del sumario deja al
descubierto: tanto el interventor como el asesor letrado y el inspector
sumariante, es decir, aquellos con capacidad de decidir, eran varones. El hecho
de que la acusada fuera una maestra potenciaba el celo estatal. Las maestras,
investidas del polifactico papel de formar "la patria futura", e
inmersas en una institucin fuertemente reglada por el Estado (la escuela), se
encontraban estrechamente "limitadas" por los preceptos asociados a
la moral y el gnero. Constituan una figura social con un prestigio muy
particular, por lo que su conducta estaba sujeta al constante escrutinio
pblico.49
La historia de Juana
expone con nitidez la convergencia de discursos. En las visiones provenientes
de sectores subalternos, como lo es el de las porteras, resonaban los ecos de
los discursos ms establecidos, como era el caso de las intervenciones
provenientes del campo mdico, o de la moral catlica, en que la
heterosexualidad era dictaminada como la norma. La maestra acusada no era un Menochio es decir, no representaba un "caso
lmite", como el analizado por Cario Ginzburg en
su clsico ensayo sobre las cosmovisiones de un molinero friulano, no hablaba
un lenguaje singular. La directora apoyaba las mismas representaciones que sus
acusadoras usaban para desprestigiarla, y abrevaba en el mismo repertorio de
convenciones e imgenes. En otras palabras, Juana DC no intent desmantelar los
aparatos de la coercin sexual. Por el contrario, con sus palabras y acciones
los reafirm. Su historia no revela, por lo tanto, nada sorprendente. No
obstante, es preciso sealar que el tipo de acusacin que se le hace no era
comn en la poca. No hemos podido identificar ningn sumario con esta misma
imputacin en todo el periodo peronista.50 Debemos preguntarnos, por lo tanto, por qu
esta mujer es objeto de ella. Qu es lo que distingue a Juana DC del resto de
las docentes? En primer lugar, cabe subrayar que es soltera, de mediana edad y
que goza en su medio de una situacin de relativo poder: es la directora de una
escuela. No es un dato menor que entre sus subordinados se pudiera identificar
a varios hombres sobre los que segn el sumario ejerca su "malquerencia '.
De alguna forma, Juana DC es una mujer que amenaza con su presencia la
ideologa de gnero prevaleciente, sobre todo el orden jerrquico del que de
ella se deriva. Juana no slo ha violado los cdigos de la domesticidad al
ingresar al mercado de trabajo, sino que tambin se ha rebelado a los mandatos
de la maternidad y la familia. Adems, por su posicin social, pone en cuestin
la estabilidad de un orden basado en el dominio de lo masculino, ya que tiene,
al menos en su medio social ms inmediato, poder. Posee "algo" que en
esa sociedad est instituido como "masculino". Claro que no todas las
directoras fueron objeto de esta acusacin, pero su transgresin (si es que era
real) se amplific en este contexto.
El caso pone al
descubierto las tensiones, miedos y ansiedades ante la prdida de poder entre
los sexos en una sociedad en plena transformacin, en la que las mujeres
empiezan a ocupar espacios antes exclusivamente masculinos. La burocracia
educativa, cuyos cargos superiores estaban poblados por varones, se autoadjudicaba as el papel de recomponer el poder del
varn al castigar a esta mujer que cuestionaba (explcita o implcitamente) la
moral conservadora y las jerarquas de gnero. Es as como la historia de Juana
DC revela las ambigedades que implicaba para algunas mujeres la entrada al
mercado laboral: por un lado, significaba una mayor libertad material, pero por
el otro expanda el control masculino al lugar de trabajo. Como mencionamos
antes, el desenlace del sumario nos informa cmo los funcionarios del Estado
peronista abrevaron en la moral conservadora y catlica. Es decir que, al mismo
tiempo que el peronismo propici cambios concretos para las mujeres al darles
mayor visibilidad y protagonismo pblico-, no alter premisas fundamentales de
dicha ideologa, tales como la "obligatoriedad de la
heterosexualidad".
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* Agradezco los
comentarios a una versin previa de este artculo de Karina Ramacciotti,
Adriana Valobra y de los evaluadores annimos de Secuencia. Agradezco
tambin las recomendaciones de Isabella Cosse sobre bibliografa.
1 Un ensayo bibliogrfico sobre esa literatura
se puede encontrar en Barrancos, Mujeres, 2007, pp. 331-348.
2 La literatura sobre el tema seala que es muy
difcil encontrar registros histricos sobre el lesbianismo porque fue una
prctica umversalmente invi-sibilizada.
Sobre esta dificultad vase Garber, "World", 2005, pp. 28-50. Es notorio que el
interrogante acerca de la relacin entre "la moral peronista" y la
homosexualidad masculina s haya recibido la atencin de los historiadores, lo
cual no sucede con el tema de la homosexualidad femenina.
3 Levi, "Microhistory",
2001, p. 99.
4 El concepto de imaginarios se entiende aqu
como "esquemas de inteligibilidad" de la realidad social. Estos
proporcionan a los ciudadanos de una sociedad "las categoras de
comprensin de los fenmenos sociales". El imaginario no slo abarca el
campo de la moral y la poltica, sino que tambin penetra en el mundo de lo
cotidiano. Vase Pintos, Imaginarios, 1995, p. 12.
5 Sobre la educacin vase, entre otros, Ascolani, Educacin, 1999. Sobre el tema
del impulso nacionalizador a travs de la escuela vase Bertoni, Patriotas, 2001.
Para un sugestivo anlisis de la conformacin de la escuela en sus primeros
aos vase Lionetti, Misin, 2007.
6 Un nmero importante de polticos y pedagogos
sealaban como una ventaja el sesgo femenino del magisterio porque consideraban
que la tarea de la maestra se asimilaba a la de la madre, y que para llevarla
adelante se necesitaban cualidades que se consideraban privativas de las
mujeres. Vase Lionetti, "Ciudadanas",
2001, pp. 221-260.
7 Inicialmente este cuerpo administrativo tuvo
jurisdiccin sobre las escuelas de la capital, colonias y territorios
nacionales. Con la Ley nm. 4.874, conocida como Ley de Lanez, de 1905, su
rea de incumbencia se extendi a las provincias mediante la creacin de
escuelas primarias y se transform en una organizacin de alcance nacional, con
una estructura organizativa que llegaba a las ms alejadas zonas del pas.
8 Gonzlez, "Elite", 2001, pp.
513-535.
9 Se preserva aqu la identidad de los
involucrados, por lo que se usa un nombre ficticio.
10 La emergencia de los Estados nacionales
estuvo estrechamente vinculada al ascenso de la que fuera considerada una
"ciencia poltica y social": la higiene. Sustentada sobre la
conviccin de que los males sociales se podan revertir, la autoridad pblica
identific la prevencin de las enfermedades y el cuidado de la higiene como
asuntos de Estado. Esto implic formas especficas de vigilancia e injerencia
en las vidas privadas familiares. En este esquema, los maestros y maestras eran
quienes deban llevar adelante la tarea de transmisin y fiscalizacin de los
principios, valores y prcticas del higienismo. Vese Milstein, Higiene, 2003,
pp. 19-43.
11 Silvia Finocchio
sostiene que en la primera mitad del siglo XIX la preocupacin por la niez
convivi en el campo escolar con la preocupacin por el docente. Finocchio, Escuela, 2009, p. 63.
12 Sobre este proyecto vase Armus, Ciudad, 2007,
p. 98.
13 Con el tiempo, el nfasis en las funciones
higinicas sanitarias de este tipo de establecimientos se fue perdiendo,
mientras crecan sus funciones pedaggicas. El mismo sumario deja entrever una
realidad que tambin describe la literatura sobre el tema: quienes concurran a
estas escuelas no siempre se ajustaban a la definicin de "nios
dbiles". Por el contrario, para la dcada del treinta, conseguir una
plaza en ellas era un objetivo de muchas madres, por lo que su alumnado no
deba, como resume Armus, "cargar con estigmas o
motivado sospechas y temores". Sobre las escuelas al aire libre vase ibid., y Lionetti,
"Infancia", 2009.
14 Lionetti,
"Infancia", 2009, p. 12.
15 Ibid. Segn la revista La Obra, la
funcin de la visitadora era "revisar la vista, el odo y la boca de los
nios de primer grado inferior; aplicar la vacuna antidiftrica a los alumnos
autorizados por los padres; y secundar al mdico en los consultotios
de distrito" (La Obra, nm. 13, 1940). Con el peronismo, este
cuerpo, que dependa del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica, se
incorpor al Ministerio de Salud Pblica. Vase Cornelis,
"Control", 2005, pp. 105-121. Exista tambin la figura de la
visitadora de higiene, que ejerca la funcin de supervisar los casos de niez
indigente en un mbito social ms amplio. Distintos ejemplos del tipo de
intervencin y prcticas que estas visitadoras llevaban adelante pueden verse
en los testimonios recogidos para el caso de La Pampa en Di Liscia
y Billorou, Cuadernos, 2005.
16 Es necesario hacer una salvedad con respecto
a la naturaleza de estas declaraciones, ya que si bien recogen las respuestas
de la comunidad escolar, no son narrativas ni completamente espontneas; sus
lmites estn dados por las preguntas que interesan al inspector sumariante, y
pueden estar teidas de los intereses y visiones de la burocracia educativa.
Este problema ha sido particularmente abordado por la bibliografa que estudia
la historia sexual a travs de expedientes judiciales. Vase Maynard,
"Horrible", 1997, pp. 99-124.
17 Ante su exoneracin, la directora reclam la
nulidad del sumario alegando vicios en su forma. Ella argumentaba que el
sumario haba violado las fot-mas que estipulaba el reglamento vigente, porque no
haba tenido posibilidad de defensa. La Asesota
Letrada accedi a la tealizacin de un nuevo sumario,
el cual no se pudo llevar adelante porque pata ese
entonces el pen haba intervenido y haba declarado cesante a la directora sin
dar mayores explicaciones. La docente no fue infotmada
de la intervencin del pen, y por sus dichos posteriores es posible inferir que
esta crey siempre haber sido destituida de su cargo por el sumario abierto en
1946.
18 En la denuncia se deca que circulaba
pornografa en la escuela.
19 La estrategia de "describir" pero
no nombrar se repite en varios de los interrogados, e inlcuso
recurriendo a situaciones inverosmiles. La portera, por ejemplo, dice haber
visto a la directora bailando con la maestra Mara A. en la "azotea de la
casa y otra vez en e tinglado de la
escuela".
20 Los aportes tericos ms importantes que
derivaron en un debate metodolgico son los ttabajos
de los antroplogos Max Gluckman y Robert Paine. Gluckman, "Gossip", 1963, pp. 307-316, y Paine,
"Gossip" 1967, pp. 278-285. Estos dos aurores sos-ruvieron en 1968 un
debate en las pginas de la revista Man sobre
la naturaleza y funcin del chisme. Un anlisis de dicho debate puede leerse en
Gimore, "Varieties",
1978, pp. 89-99- En los lrimos aos, la historia
tambin se ha ocupado del rema del chisme y de su funcin en la sociedad. En
esa historiografa, el chisme aparece a veces como forma de control social, de
preservar jerarquas sociales, pero tambin como un instrumenro
para cuestionar la dominacin. Por ejemplo, James C. Scott seala al chisme
como una de las pocas formas en que los campesinos pueden expresar su
disconformidad bajo la apariencia de sumisin a la autoridad. Bernard Capp analiza el chisme en grupos de mujeres en Inglaterra
en la modernidad temprana como un espacio para cuestionar la dominacin
masculina. Scott, Weapons, 1985,
p. 282, y Capp,Gossips, 2003,
pp. 2, 60, 381. Un aporte reciente en el cual el chisme es asociado a la
afirmacin de jerarquas sociales y de gnero es el de Milne-Smith,
"Club", 2009, pp. 86-106.
21 Gimore concilia
ambas perspectivas y muesrra cmo el chisme puede
tener funciones sociales e individuales en simultneo. Gimore,
"Varieries", 1978, pp. 89-99.
22 Sobre las conductas que se les exigan a las
maestras en su vida privada vase Lionetti, Misin, 2007,
pp. 149-158.
23 Esto es al mismo
tiempo revelador de la dificultad de encontrar registros del amor entre
mujeres, porque este era muchas veces "escondido" en lo que pareca
una amistad muy ntima.
24 En la cultura del magisterio, el orden y el
respeto por las jerarquas ocupaban una posicin axial. Lionetti,Misin, 2007, p. 162.
25 Sobre las visiones provenienres
del campo mdico vase, Valobra y Ramacciotti,
"Campo", 2008, pp. 493-516.
26 Sobre el cine vase Taccetta
y Pea, "Amor", 2008, pp. 115-132. Existe una novela ambientada en la
poca pero publicada en 2002 que relata en tono autobiogrfico la vida de una
mujer homosexual. Barrandguy,Habitaciones, 2002.
27 Vase Acha y Ben,
"Amorales", 2006, pp. 217261, y Bao,
"Invertidos", 1993, pp. 183-219.
28 Cuando hablamos aqu de los discursos hege-mnicos nos referimos a aquellos que expresan la
dominacin de los grupos dirigentes. Es decir, aquellos que sirven al mantenimiento
del poder que ejerce un grupo o un individuo en clave de persuasin, imponiendo
sus valores, ideologa y creencias al resto del cuerpo social. Su influjo
depende no slo de que exprese los intereses de una clase dominante, sino
tambin "de que sea aceptado como una realidad normal o sentido comn por
quienes en la prctica se subordinan a ella". Antonio Gramsci,
quien fue uno de los tericos que ms aportes hicieron para clarificar el
alcance de este concepto, limit este ltimo a la dominacin de clase. No
obstante, en los ltimos aos, las feministas han adoptado el trmino para
ilustrar la dominacin de los varones sobre las mujeres, y es en este ltimo
sentido que nos referimos aqu. Williams, Palabras, 2009, p.
160. Sobre los estudios de gnero y el concepto de hegemona vase Aitchison, Gender, 2003,
pp. 31-50.
29 Varios documentos de la burocracia educativa
sealan la vestimenta como un aspecto central en la conformacin de la imagen
que deba proyectar el maestro, sobre todo la maestra. Esta deba evitar rasgos
que denotaran frivolidad y la ostentacin en su aspecto personal. Vase Lionetti, Misin, 2007, p. 155. Sobre la
vestimenta en la construccin de la diferencia sexual vase Masiello,
"Gnero", 1998, pp. 315-334.
30 Sarlo, Mquina, 1998,
p. 62.
31 Entendemos el concepto de gnero tal cual
como ha sido formulado por Joan Scott: "El gnero es un elemento
constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que
distinguen los sexos [...] y es una forma primaria de relaciones significantes
de poder [...] que comprende smbolos culturalmente disponibles, los cuales
evocan representaciones mltiples y a veces contradictorias, y conceptos
normativos que se expresan en doctrinas religiosas, educativas, cientficas,
legales y polticas, a travs de los cuales se afirma el significado de varones
y mujeres, de lo masculino y femenino." Scott, "Gnero", 1999,
p. 64.
32 Implcitamente, Juana DC observa que lo que
la homosexualidad femenina amenaza es la integridad de la patria, dado el papel
central que el Estado le otorga a la escuela.
33 Es de destacar que no aparecen imgenes que
remitan a determinados fenotipos que recurrentemente se asocian a la lesbiana.
En ningn momento se habla de las caractersticas fsicas de la maestra, ni siquiera
se menciona su vestimenta.
34 Cursivas mas.
35 Desde ese campo, varias voces subrayaron la
responsabilidad estatal de intervenir, sugiriendo, por ejemplo, la intervencin
quirrgica como cura/sanacin. Esta visin iba ms all de la caracterizacin de
la homosexualidad femenina. Los mdicos impusieron un modelo anatmico que
construa la femineidad sobre la base de procesos biolgicos (rasgos
anatmicos, por ejemplo) que fueron presentados como una verdad objetiva. Es
decir que, como seala Pablo Ben, para los mdicos exista un "verdadero
sexo", por lo que condiciones como el hermafroditismo "deban set corregidas". Vase Ben, "Cuerpos", 2000,
t. 1, p. 264.
36 Cursivas mas.
37 Segn Ezequiel Adamovsky,
en ios primeros tiempos de su labor como secretario
de Previsin, Pern intent granjearse la adhesin de los sectores medios.
Luego de febrero de 1946 dej de ocuparse explcitamente de esa clase, y a
partir de ese momento, la identidad de clase media se teji al calor de la
oposicin al peronismo. Esta surgi como una identidad de clase para oponerse
al quiebre de las jerarquas sociales que operaba ese movimiento. Vase Adamovsky, Historia, 2009, pp. 239-326.
38 Sobre la utilizacin del sistema educativo
para el adoctrinamiento ideolgico de la poblacin, vase Plorkin,Maana, 1994.
39 Vase James, Resistencia, 2006.
40 Ibid., p. 57.
41 La denuncia era una prctica habitual en el
mundo escolar, al menos sabemos que fue utilizada recurrentemente bajo el
peronismo. No es un detalle menor que uno de los documentos ms importantes en
la regulacin del campo escolar -el Digesto- alentara el uso de este recurso al
estipular como un deber del personal "denunciar de inmediato [a las
autoridades] toda forma de propaganda subversiva e inmoral que se efectuara en
la escuela". Sobre este tema vase Fiorucci,
"Denuncia", en prensa.
42 Sobre gnero y peronismo vase Ramacciotti y Valobra, Generando, 2004,
y tambin Barry, Ramacciotti y Valobra, Fundacin, 2008.
43 La crtica ya ha sealado que en este punto
el peronismo estaba habitado por una ambigedad, porque si bien privilegiaba la
familia y apelaba a la mujer en su papel ms tradicional de madre, en el da a
da se registraban cambios importantes. Uno de ellos fue la incorporacin plena
de las mujeres a la sociedad poltica al otorgarles el derecho a voto, otro fue
la organizacin de una rama femenina del partido poltico.
44 Vase Wainerman, Jelin y Feijo, Deber, 1983.
45 Di Liscia,
"Ser", 1999, p. 48. Los rasgos ms innovadores del peronismo esruvieron dados por los cambios en la normativa y en los
discursos que este inttodujo en un universo que no se
ajustaba al ideal familiar: el de filiacin ilegtima. El Cdigo Civil fue
objeto de una innovadora reforma de acuerdo con la cual se igual jurdicamente
a los hijos ilegtimos. Vase la interesante investigacin de Cosse, Estigmas, 2006.
46 Sobre la homosexualidad masculina vase Salessi, Mdicos, 1995; Bao, "Invertidos", 1993, y Bazn, Historia,2004.
47 Acha y Ben,
"Amorales", 2006.
48 Sobre la obligatoriedad de la
heterosexualidad femenina vase el clsico ensayo de Rich,
"Compulsory", 2003, pp. 11-42. El pedido de
no difundir el sumario alerta tambin acerca de la especificidad del caso.
49 Segn Dora Barrancos, es casi unnime el
criterio que seala a las maestras como el grupo de asalariadas con mayor
respetabilidad; entre ottas cosas potque
el magisterio no se ajustaba, en la visin de la poca, a las caractersticas
propias de un trabajo. Vase Barrancos, "Moral", 1999, pp. 199-225.
Sobre los condicionamientos a la figura de la maestra ligados a cuestiones de
gnero vase Lionetti, Misin, 2007,
pp. 149-158.
50 Es difcil recortar los motivos de los
sumarios, ya que estos se originaban en un gran nmero de cuestiones como
inasistencias prolongadas, maltrato a alumnos o escasa profesionalidad en la
prctica docente. Durante el periodo de gobierno de Pern, como he analizado en
otra parte, un nmero importante de los sumarios tambin tena que ver con la
denuncia de militancia antiperonista por parte de un docente. Vase Fiorucci, "Denuncia" (en prensa).
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