ISSN impreso: 0186-0348

ISSN electrónico: 2395-8464

Los amores de la maestra: sexualidad, moral y clase durante el peronismo

 

The Teacher's Love Affairs: Sexuality, Morality and Class During Peronism

 

Flavia Fiorucci

 

INFORMACIN SOBRE LA AUTORA:

Flavia Fiorucci. Doctora en Historia. Investigadora asistente en la Universidad Nacional de Quilmes/Conicet.

ABOUT THE AUTHOR

Flavia Fiorucci. Ph. D. in History. Assistant researcher at the Universidad Nacional de Quilmes/Conicet.

 

 

Fecha de recepcin: junio de 2011.  Fecha de aceptacin: enero de 2012.

 

Resumen

Este artculo se dedica al estudio de un caso muy particular: el del sumario y la posterior exoneracin de una docente, directora de una escuela, acusada en 1946 por otro miembro de la comunidad escolar de tener "relaciones amorosas con otra maestra". A travs de esta historia el trabajo analiza los discursos populares y estatales sobre la homosexualidad femenina en la Argentina de mediados del siglo XX. En una ltima seccin se vincula el caso con las transformaciones introducidas por el rgimen peronista inaugurado en 1946.

Palabras clave: Homosexualidad, peronismo, mujer, clase, lesbianismo, docente, sexualidad.

 

Abstract

This article studies a particular case: that of the summary and subsequent exoneration of a teacher and headmistress of a school accused by another member of the school community in 1946 of "engaging in amorous relations with another female teacher." This story is used to analyze popular and state discourse on female homosexuality in Argentina in the mid-20th century. The last section links the case to the transformations implemented by the Peronist regime implemented in 1946.

Key words: Homosexuality, peronism, woman, class, lesbianism, teacher, sexuality.

 

La literatura que se interroga sobre la historia de las mujeres en Argentina es cada da ms extensa. En los ltimos aos se han elaborado aportes fundamentales para comprender distintos aspectos de la realidad de las mujeres en el pasado; sin embargo, es muy poco lo que sabemos sobre aquellas mujeres que no se adaptaron (o lo hicieron "a medias") a los mandatos de la sexualidad heterosexual y que constituyeron una minora doblemente discriminada.1 Entre otras cosas, este vaco se explica por la dificultad de acceder a fuentes que puedan iluminarnos sobre la realidad del lesbianismo.2 Este artculo propone una mirada microscpica sobre el estudio de un caso muy particular: el sumario y la posterior exoneracin de una docente, directora de una escuela, acusada en 1946 por otro miembro de la comunidad escolar de tener "relaciones amorosas con otra maestra". El estudio descansa en un supuesto fundamental de la microhistoria: aunque nica, una experiencia personal puede ser iluminadora de un contexto histrico ms amplio, porque ofrece "claves, signos y sntomas" de un mundo que de otra forma sera difcilmente cognoscible.3 Por lo tanto, el drama vivido por esta docente y las intervenciones que su caso suscit, si bien se limitan a una situacin individual, pueden ser ledas como representativas del mundo cultural y social en que la situacin tuvo lugar. Es decir, que el caso nos permite asomarnos a una serie de tpicos que de otra forma nos seran inabordables y que, por otra parte, han sido escasamente transitados por la literatura.

Partiendo de los mencionados supuestos, la mirada recortada sobre este episodio pretende acercarse a varias interrogantes al mismo tiempo. En primer lugar busca discutir un tema de difcil acceso: los discursos sociales sobre la homosexualidad femenina a mediados del siglo XX en Argentina. Vale aclarar que el sumario recoge tanto representaciones doctas y de la lite sobre el lesbianismo, como de sectores subalternos. Por otro lado, el artculo intenta dar cuenta de la forma en que la burocracia educativa abordaba el tema ms general de la moral sexual femenina, por un lado, y controlaba a sus funcionarios pblicos, por el otro. En una ltima seccin se vincula el caso con las transformaciones sociales (especialmente aquellas concernientes a la categora de gnero) y culturales producidas por la emergencia del peronismo. El trabajo muestra cmo el lesbianismo fue construido por los distintos actores como una amenaza que deba ser silenciada y castigada, y cmo la irrupcin del peronismo no implic innovaciones en este terreno, sino que reforz imaginarios de larga data.4 

El sumario

Antes de comenzar el anlisis es preciso comprender a grandes rasgos la naturaleza de la fuente consultada, la evolucin del caso y el contexto en el cual la situacin aqu analizada tuvo lugar. Desde la sancin de la Ley nm. 1.420 de educacin comn (1884) el Estado se comprometi a proveer de educacin gratuita y laica a nios y nias. La escuela fue concebida por la lite poltica como una herramienta fundamental en el proceso de consolidacin estatal y nacionalizacin, sobre todo desde la llegada masiva de inmigrantes europeos a Argentina. Se pensaba que esta no slo deba ser un vehculo para el progreso de la nacin sino para reforzar la cohesin social.5 Acorde con las expectativas que se tejan en torno a la educacin, la docencia -que pronto se configur como una actividad mayoritariamente femenina estuvo desde temprano sujeta a una serie de controles muy especficos.6 La Ley nm. 1.420 erigi al Consejo Nacional de Educacin como la administracin encargada de "gobernar" el sistema educativo.7 En 1889 se cre el cuerpo de inspectores, el cual se fue configurando como una especie de lite dentro del magisterio, cuya misin era velar que se respetasen las decisiones y directivas del Consejo en el mbito micro de la escuela. Los inspectores se convirtieron en la figura clave de un sistema con una tendencia cada vez ms fuerte a la centralizacin.8 El sumario constitua el dispositivo institucional que los inspectores deban administrar para investigar y, en determinados casos, sancionar a los docentes que no cumpliesen con los papeles que les haban sido adjudicados por el Estado. El expediente nmero 31.420 del Consejo Nacional de Educacin -conservado en el Archivo Intermedio de la Nacin Argentina rene toda la investigacin sumarial sobre las supuestas conductas homosexuales de la directora de la escuela nmero 8 de la Capital Federal: la docente Juana DC.9

El sumario da cuenta de un conflicto prolongado y complicado. El expediente se abri a fines de 1946, poco despus de que Juan Domingo Pern asumiera el poder. Este se extendi por varios aos, al menos hasta la llamada Revolucin Libertadora en 1955, aunque hay cartas incluidas de la directora con fechas muy posteriores (la ltima es de 1974). La escuela donde este episodio tuvo lugar era un establecimiento educativo particular, porque se trataba de una escuela al aire libre. Era una escuela que haba sido establecida para atender las necesidades de un sector social especfico: aquel que el Estado identificaba como la "niez desvalida". Es decir, nios pobres que se encontraban en una situacin de "retraso pedaggico" y que eran adems identificados como potenciales vectores de infecciones. De acuerdo con los postulados del paradigma higienista vigente, la premisa que guiaba esta iniciativa estatal era que la situacin de ese alumnado poda ser revertida con tcnicas y prcticas adecuadas, que operasen sobre cuerpo y psiquis de los escolares.10 Es preciso recordar que, desde principios del siglo XX, la infancia se convirti en el terreno privilegiado de la intervencin estatal, porque se crea que all radicaba el futuro de la nacin.11 En la prctica, dichas escuelas ofrecan ciclos lectivos ms cortos, que iban de septiembre a mayo, y tenan como misin, junto con las colonias de vacaciones, el "fortalecimiento del cuerpo, la alimentacin cuidada y supervisada, el contacto intenso con el aire y sol, el desarrollo de hbitos cotidianos de disciplina, higiene personal y conducta".12 Idealmente, la enseanza de contenidos formales ocupaba un lugar subordinado, dado que se consideraba que el desarrollo intelectual vendra luego de consumada la reparacin fisiolgica.13 El saber mdico tena un papel angular en el proyecto. Como observa Luca Lionetti, "el primer paso para hacer viable la accin sobre esa poblacin de nios en riesgo era detectarlos", luego examinarlos y medicarlos.14 La visitadora de higiene era una figura clave en este engranaje, ya que era la enfermera que asista al mdico escolar. Todo esto implica que el caso que estudiamos se desarrolle en un contexto en el cual el Estado ha hecho explcita su voluntad de intervenir sobre los cuerpos de nios en peligro y ha extendido la funcin de la escuela al plano de lo social.15

La denuncia realizada por la visitadora de higiene comenz en primer trmino implicando a varias docentes, pero luego se rectific y la circunscribi a la directora y a una maestra en particular. La pesquisa llevada a cabo fue minuciosa: todo el personal de la comunidad escolar, incluyendo docentes, porteras y ecnomas, tuvieron la oportunidad de dar su opinin sobre la moral sexual de la directora acusada.16 Las declaraciones fueron analizadas tanto por el inspector como por el asesor letrado del Consejo Nacional de Educacin, quienes, en sus considerandos, dieron cuenta de la posicin oficial con respecto a este tema. Despus de algunas idas y vueltas, la directora fue exonerada por orden del poder ejecutivo nacional.17

 

Los discursos sobre la homosexualidad

El primer documento donde aparece el tema de la sexualidad es el texto que reproduce la acusacin de la visitadora. En esta, la homosexualidad de la directora era reconstruida a travs de una serie de comportamientos: "se besaba y acariciaba con la seorita Teresa M en el gallinero de la escuela", "le acariciaba los senos en medio del patio escolar". El recurso de la descripcin no constitua un detalle menor, no slo de esta forma la visitadora potenciaba la veracidad de su acusacin con cargos concretos, sino que evitaba hacerse poseedora de un conocimiento que la autoincriminara. Para la moral de la poca era mal visto referirse a la homosexualidad. Por lo tanto, aunque no sabemos si resida aqu una estrategia consciente, la forma torpe y cruda con que describa la escena haca presumir a las autoridades que la visitadora era una cndida testigo que no tena los elementos para nombrar el "vicio" de la directora. Esto ltimo no quiere decir que la denunciante ignorara que lo que "vea" estaba fuera de los cnones de la moral aceptada. Por el contrario, la denuncia implicaba directamente que las conductas de la directora haban llevado a la escuela a un "clima de perversin moral y sexual", en el cual el resto de las docentes haba sido contagiado por esa atmsfera.18 La denunciante no informaba cules eran los valores amenazados con dichas acciones, pero adscriba a una imagen presente en otros discursos sobre el lesbianismo, como por ejemplo en el lenguaje mdico: de este como una enfermedad contagiosa y potencialmente peligrosa para el resto del cuerpo social.19

Cuando el inspector inquiri al personal sobre la veracidad de los cargos (especficamente "si tenan conocimiento de la perversin moral y sexual que imperaba en la escuela"), la mayora de los interrogados admiti no haber visto nada, pero s haber escuchado rumores. Segn lo dicho por una docente, las murmuraciones se originaban en "una amistad que se prestaba a comentarios por lo irregular", porque (segn uno de los testimonios) esta era "tan estrecha y exagerada que pasa[ba] los lmites de lo normal". Aun siendo imposible saber si la denunciante vio efectivamente aquello que denunci, o si simplemente se hizo eco del rumor y construy la situacin descrita, es posible ver en el desarrollo de este caso, en su arista ms siniestra, el poder y los efectos del chisme. Uno a uno los interrogados fueron desacreditando a Juana DC sobre la base de un murmullo, lo que finalmente la hara perder su trabajo.

El papel del chisme en el funcionamiento social ha sido objeto de indagacin desde distintas disciplinas y perspectivas tericas. Dos grandes lneas se recortan en su tratamiento terico: aquella que, desde el funcionalismo, ve al chisme como una forma de control social. Esta visin sostiene que el chisme trae consigo juicios ticos sobre los otros, rotula conductas como aceptables o inaceptables, reforzando as los valores y las demandas de los grupos dominantes. La otra lnea terica es aquella que, bajo los supuestos del individualismo metodolgico, identifica al chisme como una forma de informacin.20 En la primera de las perspectivas, es la comunidad la que utiliza esta estrategia como sancin colectiva, como forma de garantizar la conformidad con las normas sociales. En la segunda, es el individuo el que reafirma sus intereses a travs del chisme. En los comentarios que aparecen en el sumario se puede ver que el chisme operaba conforme a los postulados de ambas perspectivas tericas.21 Por un lado, el chisme permita a los individuos afirmar sus intereses particulares. En este caso serva para "resolver" conflictos personales. Concretamente, la visitadora buscaba con sus acusaciones perjudicar a la directora. Por otro lado, el sumario deja entrever cmo el rumor constitua un arma de control social. Los dichos de los distintos actores que participan en el sumario revelan que los afectos y sentimientos de la directora eran motivo de escrutinio y deban estar sujetos a lo que se consideraba aceptado en la poca. Muestran cmo las fronteras de aquello que perteneca a la vida privada eran muy tenues para quienes ejercan el magisterio.22 Los comentarios recogidos en el sumario contienen apreciaciones implcitas sobre cules eran los lmites aceptados del pacto amistoso.23 La cuestin que ordena el interrogatorio del inspector muestra que la burocracia educativa trataba el chisme como una evidencia. El inspector lo hizo expreso al estructurar su investigacin sobre la base de la pregunta sobre si "haba visto u odo" algo.

Uno de los aspectos ms notorios del sumario a la hora de iluminar los discursos sobre la homosexualidad femenina es el hecho de que este va revelando una dinmica en la cual la homosexualidad era asociada a otras "inmoralidades" y "perversiones". Es decir, que la homosexualidad era vista en este espacio social como el emergente de una personalidad "anormal" e "inhumana". Esto es claro tanto en la denuncia originaria como en las respuestas dadas al inspector. En la acusacin inicial, la directora, adems de invertida sexual, era acusada de una de las depravaciones culturalmente ms censuradas: de "vivir en situacin marital con el padre". En el caso de los entrevistados, aunque estos no denostaron a la directora en trminos tan oprobiosos, s relacionaron su conducta y personalidad a rasgos reprobables como maldad, deshonestidad, maltrato a pares y subordinados e incluso incapacidad en la tarea profesional. As, por ejemplo, en la declaracin de una de las docentes, la directora, adems de tener amores con otra maestra, haba mandado matar a palos a los gatos que merodeaban el patio de la escuela. La portera sealaba que la directora organizaba juergas hasta altas horas en su vivienda y maltrataba al personal. Varias maestras tambin mencionaban que la directora venda para su propio peculio tiles escolares a los alumnos y no respetaba las jerarquas del mundo escolar al mandar a la ayudante ecnoma a controlarlos.24

No es posible asignar a las acusaciones mencionadas un orden de causalidad. En otras palabras, los testimonios no dejan claro si las desviaciones de su conducta se originaban en su sexualidad invertida o viceversa, pero de lo que no hay dudas es de que en este universo moral, la homosexualidad femenina era sinnimo de todo tipo de faltas ticas y morales. Era esa misma razn la que converta a la homosexualidad de la directora en un asunto que de ninguna forma poda enmarcarse dentro de la esfera privada, porque sobrepasaba el tema sexual. Veremos que en este punto coinciden las visiones estatales con aquellas que provienen de la sociedad civil. No obstante, es preciso sealar que ni las maestras ni las porteras interrogadas discurrieron en sus testimonios sobre quiera aquello que la homosexualidad de la directora pona en riesgo. Es decir, que los interrogados no apelaron a los discursos de la femineidad; la infancia; la maternidad y la familia para condenar la conducta de Juana DC, temas que aparecan en las construcciones ms elaboradas, como por ejemplo en el lenguaje mdico-cientfico y/o en el religioso.25 Resulta difcil interpretar este silencio en un sentido unilateral, ya que este puede responder a la forma en que el interrogatorio fue llevado a cabo, pero tambin puede tener otros significados. Es plausible pensar que la situacin a la que se enfrentan maestras y porteras resulta tan anmala en ese mundo que quienes son interrogados tienen dificultades para pronunciarse al respecto. Esto no es casual. El lesbianismo fue una prctica silenciada y escondida, y tan slo mencionarla violaba cdigos sociales. El cine y la literatura de la poca casi no la representaban.26 Adems -al ser una prctica velada no fue objeto de mayores inquietudes polticas, como s lo fue el caso de la homosexualidad masculina, respecto de lo cual se implement, a partir de los aos treinta, una serie de medidas que buscaban reglar la heterosexualidad y castigaban (aunque no penalmente) la homosexualidad.27 Lo mismo sucedi con la reflexin cientfica: el tema fue menos abordado por los mdicos.

Para ahondar en el tema de los discursos sobre la homosexualidad femenina resulta de particular relevancia observar las estrategias defensivas usadas por las imputadas, porque estas fueron confeccionadas con cierto grado de detenimiento. Esos discursos nos muestran con nitidez visiones "aceptadas" de la sexualidad femenina a la vez que construyen figuras ideales de mujeres y, en particular, de maestras. Una de las primeras particularidades que asoma en este punto son los trminos sustancialmente diferentes que las dos acusadas utilizan en sus descargos. La directora emprendi su defensa a travs de una serie de cartas y exposiciones que present al Consejo Nacional de Educacin en las que fue siempre enftica a la hora de negar su homosexualidad. En ninguna de sus intervenciones se puede encontrar comentario alguno que pueda leerse como un intento de reivindicar una identidad homosexual, ni siquiera indicarla. Al contrario, desde su primera comunicacin, Juana DC cataloga la acusacin de "monstruosa", una "calumnia y una injuria que ataca su dignidad como mujer y maestra". Es decir, que la directora acusada de lesbiana adhera a las concepciones generales del estigma y no resiste en su discurso las construcciones hegemnicas de la moral sexual.28 El relato que construye para atestiguar que no es homosexual se nutre, por lo tanto, de las mismas convenciones sostenidas por quienes la incriminan. Para sostener su "inocencia", Juana DC se autorrepresenta como una mujer trabajadora que ha cuidado siempre de respetar el decoro y las normas sociales que regan las divisiones entre los sexos. Incluye como ejemplo su exigencia tanto para con su persona, como tambin para "con los alumnos, en vestimenta y peinado".29

En su discurso, dicha docente se haca eco de los mandatos que tenan que ver con el lugar de la escuela y de la maestra en el imaginario de la poca; es decir, apelaba a los ideales profesionales. Como lo ha sealado Beatriz Sarlo, la escuela era vista por pedagogos y maestros como un lugar donde se deba "ensear lo que no se aprenda en las familias".30 Es decir que, para Juana DC, su estricto apego a los mandatos profesionales y de gnero volvan inverosmil su homosexualidad.31 Segn su propio testimonio, no era homosexual porque era una maestra que cumpla a rajatabla con sus deberes. Juana recurre en esta instancia a la imagen de la mujer sacrificada que, si ha llegado a lo ms alto de la jerarqua escolar es porque haba "escalonado [su carrera] a fuerza de estudio; trabajo; dedicacin; sacrificios". Su "foja intachable de 26 aos de actividad" era, en sus palabras, la prueba ms clara de que no era ni malvada, ni incompetente, ni corrupta, y por lo tanto homosexual, como lo sostenan quienes la acusaban. Esta misma declaracin implicaba su inversa. Si fuese incompetente en su labor profesional y corrupta, entonces s podra genuinamente sospecharse de su orientacin sexual. "26 aos de antecedentes intachables nos dice Juana DC no pueden echarse a la calle por una acusacin que es la venganza vil y traidora". El ideal profesional operaba como un elemento crucial en la construccin de su propia identidad. Esta ltima no fue una eleccin fortuita: la directora era soltera y sin hijos, por lo que no poda recurrir al ideal materno que constitua para ese entonces una de las formas ms comunes de autorrepresentacin para una mujer.

Juana DC asociaba implcitamente la homosexualidad a los mismos rasgos que sus acusadores. Dejaba claro que esta ltima amenazaba el ejercicio de la docencia y, por lo tanto, los principios implcitos en el orden escolar, entre ellos la divisin sexual. Por contrapartida, esto quiere decir que Juana DC no mencion ninguno de los tpicos que normalmente han sido asociados a los discursos que advertan respecto de los riesgos de la homosexualidad. En los dichos de esta maestra no aparecen disquisiciones sobre la integridad de la familia, el matrimonio, la maternidad, la femineidad y la domesticidad.32 Al igual que el resto de los interrogados, tampoco nombra a la homosexualidad. Slo en la carta que enva al interventor del Consejo Nacional de Educacin, luego de haber sido cesanteada, se refiere en trminos ms concretos al contenido de la imputacin. All observa que sus tratos afectuosos con algunas docentes haban sido mal interpretados:

No se abraza o saluda con efusin para felicitar a una maestra cuando asciende, cuando se ha comprometido, cuando se despide de soltera, cuando ha tenido alguna preocupacin de la que ha hecho partcipe a las que la rodean y tratan diariamente?

Es el tono defensivo de estas ltimas palabras prueba de una orientacin sexual reprimida? No lo sabemos, ya que es poco lo que Juana DC nos dice sobre su sexualidad. Dicho silencio puede ser interpretado de dos maneras. Por un lado, como otra forma tcita de adherir al estigma: "lo sexual" no era un tema sobre el que una mujer poda hablar libremente, menos a las autoridades pblicas. Hacerlo poda ser autoincriminatorio. Por otro lado, tambin podemos pensar que este silencio operaba como una estrategia de resistencia: evitar el escrutinio pblico y estatal sobre las zonas ms ntimas de su subjetividad. Por la forma en que Juana DC califica la acusacin, nos inclinamos a pensar que su reserva se ajustaba ms a la primera de las razones, ya que con sus dichos adhera a las concepciones ms conservadoras sobre la figura de la mujer y de la maestra. Esto es as incluso aceptando que sus intervenciones implicaban una reafirmacin de su identidad y labor profesional. A medida que transcurre el tiempo y el sumario sigue su curso, el tema del contenido de la acusacin fue perdiendo protagonismo en las intervenciones de Juana DC, para ir dando lugar al de la injusticia y al de la ilegalidad del sumario. Luego de producido el golpe de Estado de 1955, Juana DC inscribi su caso en los trminos del conflicto entre peronistas y antiperonistas que divida a la sociedad argentina.

La maestra Teresa M, con quien supuestamente la directora tena una relacin sentimental, tampoco reivindic su homosexualidad, aunque esta no apel a su "integridad moral" ni a su "concepto profesional" para excusarse. Se defendi asumiendo el papel de vctima de un ser perverso y anormal. Busc sobre s la mirada comprensiva y compasiva, adhiriendo tambin a concepciones hegemnicas sobre la moral sexual. Al mismo tiempo, apel a visiones patriarcales sobre la mujer y la femineidad, al representarse como un ser desprotegido y sumiso. En su intervencin admiti que si bien sus conductas podan haber sido malinterpretadas -aceptaba haber concurrido a la escuela fuera del horario de trabajo y haber estado en la vivienda de la directora, esto slo lo haba hecho "por el terror casi invencible que le inspira[ba] la seora DC, en quien reconoca una anormal". Para esta docente, la anormalidad se deba a la conducta de la directora, que "continuamente con pretextos ftiles la besaba y le tomaba las manos". Por eso mismo pidi la "proteccin y el amparo del Consejo por las consecuencias que pueda acarrearle su declaracin". Con su intervencin, Teresa M reafirm el argumento de que la homosexualidad constitua un problema que trascenda lo sexual: era propio de una personalidad corrompida que inspiraba terror. Vale aclarar que la declaracin de Teresa M fue escueta. Esta ltima nos ofrece una justificacin de los rumores de los que es objeto y nada ms. Al igual que el resto del cuerpo docente, Teresa M no nombra a la homosexualidad sino que la describe, lo que sirve a su estrategia de defensa: autorrepresentarse como inocente y vctima. Es de notar que el Consejo Nacional de Educacin reaccion con relativa empata a su estrategia. Esta fue descrita como una joven maestra sin experiencia y por eso se la castig con una pena menor: la cesanta, y no la exoneracin como ocurri con la directora. Como en el caso de Juana DC, no sabemos si las declaraciones de Teresa intentaban esconder una sexualidad reprimida, lo que s sabemos es que esta joven maestra relacionaba en sus dichos pblicos la homosexualidad a otras faltas de la moral y la tica.

 

La burocracia estatal

Cmo reacciona la burocracia estatal ante las acusaciones? Aqu debemos partir de un dato obvio: el Consejo Nacional de Educacin considera necesario investigar los cargos, incluso cuando la acusadora se retractara de parte de ellos, lo que pona dudas a la veracidad de las imputaciones. La apertura del sumario significaba que el Estado observaba la homosexualidad femenina (aun la mera sospecha) como una amenaza que deba sercastigada y silenciada. Tal como lo postula el sumariante, aun verificndose su falsedad, las acusaciones eran un indicio del clima que reinaba en esta escuela, y era deber del Consejo abordarlas con un "mximo de serenidad y seriedad". Desde su inicio, el sumario transit varias instancias burocrticas. La primera etapa consisti en la intervencin de la escuela. A partir de ella, el interventor elabor un extenso informe. El aspecto ms notorio de ese documento es la minuciosidad con que el enviado estatal discurre sobre una serie de tems, los cuales en su conjunto le sirven para argumentar que los cargos contra la directora eran justificados. Entre otros, se detiene sobre temas tan diversos como la familia de Juana DC; las condiciones del local escolar; la observacin de los rituales escolares nacionalistas; las prcticas pedaggicas del personal docente; el aseo del alumnado; el funcionamiento de los consultorios mdicos y las relaciones de la directora con el personal. El informe proyecta a Juana DC como "violenta e irascible", alguien que ha abusado de su autoridad. El interventor juzga que la enseanza que se imparte en su escuela es de calidad inferior al resto de las del barrio, entre otras cosas porque las maestras "acreditan escasa laboriosidad, mtodos arcaicos de accin docente y evidente desgano en la funcin escolar". Los nios desconocen a los proceres y sus escasos conocimientos obedecen a "la incompetencia del personal". Las instalaciones no ofrecen reparos ni para el fro ni el calor, lo que dificulta la tarea pedaggica, y los baos son insuficientes para garantizar la separacin entre los sexos. La familia de la directora recordemos que vive con su padre tambin es objeto de reprobacin, ya que segn el escrito, esta "no ha sido un modelo de tranquilidad y armona". El informe pone especial atencin en mostrar que esta escuela no cumple con las expectativas de la poca: ensear las cosas que no se ensean en los hogares, ya que por ejemplo no fomenta el aseo bucal de los nios. Tampoco cumple con el mandato patritico nacionalista, preocupacin que era central para el sistema educativo argentino desde principios del siglo XX. Es evidente que el interventor llega, aunque en sentido inverso, a la misma conclusin que la directora: son sus deficiencias profesionales las que prueban los cargos contra ella. Nuevamente el argumento es circular, pero por eso mismo efectivo desde el punto de vista retrico: Juana DC es homosexual porque no es buena maestra, y no es buena maestra porque es homosexual. Cabe aclarar que el interventor tampoco discurre sobre el origen de la homosexualidad. Es decir, que no aclara si esta se origina en una condicin biolgica, como suponen numerosos especialistas mdicos, ni tampoco realiza apreciaciones especficas sobre cmo identificar esta falta a la moral y a la profesin.33

El informe del interventor sirve al inspector sumariante (la siguiente instancia de evaluacin del sumario), para aconsejar la exoneracin de la directora, es decir, su desvinculacin definitiva de la docencia. El dictamen es expreso en cuanto al motivo del castigo. La informacin recogida en la investigacin

hace presumir [que la directora tiene] un vicio repugnante que la inhabilita para actuar en la docencia, por cuanto no ofrece garanta de honorabilidad y dignidad personal que es requisito esencial e imprescindible para que el Consejo le confe tan noble magisterio.34

El sumariante proyecta la homosexualidad como incompatible con el ejercicio de la docencia, porque es una falta moral que tiene implicaciones ms all del mbito privado de la directora. El inspector considera que las acusaciones tambin son suficientes para desaconsejar la permanencia en el magisterio de Teresa M, aunque sobre ella deba pesar un castigo menor, la cesanta, la cual era una suspensin temporal, por "su juventud y carcter dbil y apocado". Las decisiones del inspector son acompaadas por una pormenorizada exposicin desarrollada por el asesor letrado del Consejo. Este introduce algunos matices a las apreciaciones realizadas por otros miembros del Consejo. El asesor juzga imposible e improcedente intentar corroborar la veracidad del caso por parte del Estado. Las razones que esgrime son contradictorias: en un prrafo sostiene que el tema pertenece al mbito de la medicina legal, y en el otro afirma que la sexualidad de la directora corresponde a la esfera de la vida privada. La apreciacin sobre la pertenencia a la medicina legal sorprende, ya que esta conducta no estaba penada por la ley. Evidentemente, operaba aqu su propia visin de la homosexualidad como un delito, lo que entraba en contradiccin con sus comentarios sobre lo privado. De lo que no tena dudas el asesor letrado era respecto a que los cargos justificaban la separacin de ambas docentes del sistema educativo. Segn su criterio, si estas ltimas haban sido objeto de esos rumores era porque adolecan de las condiciones "inherentes a la tarea docente". Vemos nuevamente aqu cmo el chisme constitua una poderosa arma de control social. Es importante sealar que el asesor aconsej no incluir el dictamen de este sumario en el Boletn de Resoluciones del Ministerio, publicacin que circulaba por todas las escuelas estatales, "para evitar comentarios que daran pbulo a la maledicencia y desprestigiaran a la escuela". Es decir, que no slo se aconsejaba castigar la prctica, sino tambin silenciar la mera indicacin de su existencia.

 

Gnero y clase durante el peronismo

No hay nada sorprendente ni novedoso en los dichos y acciones de los burcratas estatales. Es ms, se puede observar una evidente convergencia entre las visiones que provienen de la escuela (incluidas las pertenecientes a los grupos ms subalternos dentro de esta, como las porteras) y las de las autoridades estatales, as como con el discurso mdico del momento. En un estudio reciente, Karina Ramacciotti y Adriana Mara Valobra reconstruyeron las intervenciones de la medicina argentina sobre la homosexualidad femenina en la primera mitad del siglo XX. Las autoras muestran que, partiendo de la matriz heterosexual y retomando distintos trabajos producidos en otras latitudes- el discurso mdico coincidi, ms all de algunas inflexiones especficas, con los discursos morales al condenar y patologizar al lesbianismo. Este ltimo fue catalogado por el campo mdico como una falta moral, que provena de una condicin biolgica sobre la que el Estado poda, e incluso deba, intervenir.35 El cine, en las pocas ocasiones que lo hizo, mostr el lesbianismo como tina perversin rayana en lo delictivo. No es casual que las primeras representaciones de la conducta lesbiana en la produccin cinematogrfica local hayan aparecido en las pelculas sobre las crceles de mujeres, lo que implicaba que el lesbianismo deba ser castigado, confinado y separado del resto del cuerpo social. En el subgnero pelculas de la crcel apareci una figura recurrente que podra asimilarse al de la directora de nuestro sumario, al menos a la representacin que de ella hace la maestra Teresa: la de la guardia sdica que se vale de su autoridad para someter sexualmente a las internas. La diferencia del caso aqu estudiado con el de las representaciones flmicas es que, en el cine, la lesbiana aparece en su mayora ligada a la marginalidad social y a la prostitucin. El magisterio era, para ese entonces en Argentina, la actividad laboral femenina con mayor prestigio social, y el "mundo de las maestras" remita a los ideales y modelos de conducta de las clases medias.

Claramente, los discursos aqu abordados aluden a imaginarios de larga data y no pueden ser observados como meros emergentes de una situacin poltica y social inmediata. La matriz heterosexual era dominante y sancionaba qu era "lo normal y lo desviado". No obstante, sera errneo desvincular completamente esta historia particular de la transformacin radical que viva el pas. Entre otras cosas, esto es as porque la poltica aparece como una variable que los mismos actores invocan. El tema del peronismo aparece en forma espordica y no siempre coherente, pero est presente. En su largo informe sobre la directora y su gestin en la escuela, el interventor seala que en el establecimiento se "hablaba sin reparo alguno en contra del general Pern, de su obra de gobierno, desconociendo la obligacin primaria de todo docente que consiste en expresarse y opinar con mesura de las personas y las cosas". El nico sector que no participaba del complot antiperonista era de acuerdo con el reporte enviado al Consejo- el de las empleadas de la limpieza, quienes, por esa identidad poltica peronista, eran sometidas al maltrato de la directora. Acto seguido, el interventor se presentaba como el enviado del gobierno que vena a implementar en esa escuela "las normas de humanidad, de bien social y de defensa al humilde que constitu[an] la base y el fundamento de la doctrina poltica del primer mandatario argentino".36 El informe remita al universo discursivo del peronismo: frente al personal de la limpieza que describa como "humildes, solidarias y abnegadas, sumisas y respetuosas", se contrapona la figura de la directora antiperonista y amoral. Como es sabido, el peronismo no slo implemento medidas que mejoraron en forma material la calidad de vida de los sectores bajos (en especial la de la clase trabajadora), sino que enalteci en su retrica a los sectores subalternos. Glorific sus estilos de vida, hbitos y lenguajes y reivindic su papel en la historia nacional. Esa operacin implicaba una descalificacin de los sectores sociales ms privilegiados, entre los que estaban incluidos los sectores medios como los del magisterio.37

La interrogante que nos plantea la apelacin a lo poltico en el sumario es hasta qu punto el caso se trataba finalmente de una disputa por identidades polticas? Sabemos que el peronismo identific a la escuela como un actor clave en la generacin de consenso y manipul el sistema educativo para tal efecto.38 Debe subsumirse este episodio slo al conflicto peronismo-antiperonismo, o los efectos de esa campaa? La directora acusada lo reconstruy de esa forma luego de concluido el rgimen. En 1957, en una carta enviada al Consejo Nacional de Educacin, Juana DC demand la revisin de su expediente, proyectndose como vctima de "una [persona] peligrosa secuaz de la dictadura y delatora oficial" que la haba denunciado dada su prdica en contra del peronismo. A esto se haba sumado la labor del interventor, que se haba prestado a un rgimen que "esgrima la delacin como un arma poltica". No hay dudas en cuanto a que el sumario se desarrolla en el contexto de una enorme transformacin social. Como se mencion arriba, el ascenso del peronismo signific un cimbronazo de proporciones inusitadas en las relaciones sociales. El rgimen despleg todo su aparato simblico en pos de integrar a las clases populares al relato de la nacin, y se erigi como objetivo cardinal de la poltica pblica el bienestar de los sectores subalternos. Estos procesos implicaban una subversin de las jerarquas establecidas: no slo los grupos sociales marginales tomaban el centro de la escena pblica, sino que a travs del discurso y la obra se dignificaba su papel en la historia nacional.39 Como sostiene Daniel James, "la era peronista leg a la clase trabajadora un sentimiento muy profundo de solidez e importancia potencial nacional".40 Esto haca que los equilibrios ecolgicos y sociales previos, tanto aquellos que ataan a la estratificacin social ms amplia como aquellos vinculados con las jerarquas profesionales, pudieran ser puestos en tela de juicio. El cuestiona-miento a las jerarquas, en este caso en el mbito micro de una escuela, est en el centro de la denuncia que la visitadora hace al Consejo y en muchos de los dichos de los integrantes de la escuela. No es casual que la figura cuestionada sea la de la directora de la escuela. La denuncia es un sntoma de los desajustes que la llegada del peronismo produce en el orden social en sus niveles ms micro. Por lo que si bien lo "sexual" protagoniza este conflicto particular, este debe entenderse en el marco de un enfrenamiento social ms amplio.41 El peronismo oper como vector, variable de ajuste y caja de resonancia de inquinas personales, agravios, venganzas y prejuicios, muchos de ellos anteriores a la emergencia de este rgimen. "Lo sexual" constituye aqu el lenguaje en el que se inscribi un conflicto social mayor. Aun as, que la denuncia se haya inscrito en los trminos en que se realiz nos alerta sobre la relevancia de la identidad sexual en la conformacin del capital social de una persona, de una mujer y, en especial, de una docente.

El hecho de que el caso remita a un universo moral conservador no debe sorprendernos. Se sabe que en cuanto a los valores relacionados a la sexualidad, a la familia y a los mandatos de gnero, el gobierno de Pern no innov sustancial-mente, incluso abrev en las vertientes ms conservadoras de dichos discursos.42El rgimen invocaba a la familia como el centro deseado de una sociedad armnica y como uno de los ejes sobre los cuales se deban articular las polticas sociales. Si bien el peronismo dio un paso sustancial en incluir a las mujeres en la comunidad poltica, al otorgarles en 1947 el derecho al voto e inaugurando una rama poltica del partido peronista, este proceso se dio bajo parmetros que no buscaban transformar el papel de las mujeres en la sociedad. A estas se les exiga que desarrollaran las nuevas tareas de acuerdo con la "respetabilidad tpica de las madres de familia" 43 Esto implic que no se dieran en el periodo peronista cambios en lo que se refiere a la legislacin sobre la condicin civil y laboral de la mujer. El trabajo femenino sigui siendo considerado una realidad indeseable, y las mujeres casadas continuaron sujetas a la voluntad de sus maridos.44 Adems, apelando al problema de la desnatalidad, el Estado interpel a las mujeres con un vasto y organizado plan sanitario para que cumplieran el papel materno contribuyendo as a la conformacin de una fuerza de trabajo sana y fuerte. Como observa Mara Herminia di Liscia, este papel asignado operaba como una especie de antdoto a su nueva presencia en la esfera pblica: "la revitalizacin de la maternidad otorg a la imagen femenina la dosis necesaria de tradicionalismo que poda haberse visto amenazada por la participacin poltica".45

En cuanto a la forma en que el rgimen trat la inversin sexual, es de sealar que la bibliografa se ocupaexclusivamente de la homosexualidad masculina. En relacin con este tema, varios autores coinciden en sealar que, aunque el Estado argentino no penalizaba la homosexualidad, esto ltimo no exima a los homosexuales varones de ser perseguidos y/u hostigados por el Estado. La inversin sexual estaba fuertemente asociada al delito y a la mala vida.46 La bibliografa sugiere que en las dcadas previas al peronismo se dieron numerosas situaciones de represin a las sexualidades masculinas "desviadas". El peronismo no modific esta situacin, por el contrario, algunos autores sealan que ese gobierno ejerci mayor represin sobre los varones que no eran heterosexuales. Ornar Acha y Pablo Ben sostienen al respecto que los varones que no eran asimilables como miembros de un grupo familiar heterosexual fueron considerados "amenazas", ya que el modelo de una "sociabilidad sana y justa" promovido por el rgimen se basaba en la familia.47 Es decir que el peronismo sin distanciarse de lo recorrido por las experiencias polticas previas abrev en el pensamiento catlico y mdico en su criminalizacin y patologizacin de la inversin sexual. Aunque el caso de Juana dc sea el de una mujer, es evidente que se inserta en este universo moral. La drstica reaccin de la burocracia educativa y la posterior intervencin del pen frente a la acusacin de que una de sus maestras era lesbiana fueron entonces coherentes con el imaginario de la poca y con la retrica ms inmediata del rgimen peronista.

 

Conclusin

La dinmica que subyace al sumario, la de la acusacin y posterior investigacin, nos remite a un universo en el cual la homosexualidad femenina, incluso la mera sospecha, es vista de antemano como una amenaza que debe ser castigada y escondida. Nos deja adivinar que quienes asuman esta condicin deban hacerlo a puertas cerradas si no queran enfrentar represalias. El pedido explcito de no dar difusin al sumario debe ser entendido como un intento an mayor por esconder la realidad del lesbianismo.48 Esto era muy similar a lo que suceda con la homosexualidad masculina: el homosexual era condenado, a la marginalidad y la invisibilidad. El caso de Juana DC muestra en un drama individual cmo, si bien el Estado no castigaba penalmente las sexualidades diferentes, s lo haca con mecanismos ms sutiles. No hay que olvidar que la exoneracin o la cesanta implicaban para las acusadas la prdida de su fuente de trabajo. Al mismo tiempo, nos habla de un Estado que avanza en la regulacin del mbito privado, sobre todo cuando se trata de sus funcionarios.

El sumario refleja adems las relaciones de gnero presentes en un mundo mayoritariamente femenino y nos remite a lo que la literatura seala como una ley de hierro: el dominio masculino. La de Juana DC es una sociedad estratificada sobre la base del gnero, donde los preceptos morales han sido transformados en reglas biolgicas. No es casual el orden jerrquico que el devenir del sumario deja al descubierto: tanto el interventor como el asesor letrado y el inspector sumariante, es decir, aquellos con capacidad de decidir, eran varones. El hecho de que la acusada fuera una maestra potenciaba el celo estatal. Las maestras, investidas del polifactico papel de formar "la patria futura", e inmersas en una institucin fuertemente reglada por el Estado (la escuela), se encontraban estrechamente "limitadas" por los preceptos asociados a la moral y el gnero. Constituan una figura social con un prestigio muy particular, por lo que su conducta estaba sujeta al constante escrutinio pblico.49

La historia de Juana expone con nitidez la convergencia de discursos. En las visiones provenientes de sectores subalternos, como lo es el de las porteras, resonaban los ecos de los discursos ms establecidos, como era el caso de las intervenciones provenientes del campo mdico, o de la moral catlica, en que la heterosexualidad era dictaminada como la norma. La maestra acusada no era un Menochio es decir, no representaba un "caso lmite", como el analizado por Cario Ginzburg en su clsico ensayo sobre las cosmovisiones de un molinero friulano, no hablaba un lenguaje singular. La directora apoyaba las mismas representaciones que sus acusadoras usaban para desprestigiarla, y abrevaba en el mismo repertorio de convenciones e imgenes. En otras palabras, Juana DC no intent desmantelar los aparatos de la coercin sexual. Por el contrario, con sus palabras y acciones los reafirm. Su historia no revela, por lo tanto, nada sorprendente. No obstante, es preciso sealar que el tipo de acusacin que se le hace no era comn en la poca. No hemos podido identificar ningn sumario con esta misma imputacin en todo el periodo peronista.50 Debemos preguntarnos, por lo tanto, por qu esta mujer es objeto de ella. Qu es lo que distingue a Juana DC del resto de las docentes? En primer lugar, cabe subrayar que es soltera, de mediana edad y que goza en su medio de una situacin de relativo poder: es la directora de una escuela. No es un dato menor que entre sus subordinados se pudiera identificar a varios hombres sobre los que segn el sumario ejerca su "malquerencia '. De alguna forma, Juana DC es una mujer que amenaza con su presencia la ideologa de gnero prevaleciente, sobre todo el orden jerrquico del que de ella se deriva. Juana no slo ha violado los cdigos de la domesticidad al ingresar al mercado de trabajo, sino que tambin se ha rebelado a los mandatos de la maternidad y la familia. Adems, por su posicin social, pone en cuestin la estabilidad de un orden basado en el dominio de lo masculino, ya que tiene, al menos en su medio social ms inmediato, poder. Posee "algo" que en esa sociedad est instituido como "masculino". Claro que no todas las directoras fueron objeto de esta acusacin, pero su transgresin (si es que era real) se amplific en este contexto.

El caso pone al descubierto las tensiones, miedos y ansiedades ante la prdida de poder entre los sexos en una sociedad en plena transformacin, en la que las mujeres empiezan a ocupar espacios antes exclusivamente masculinos. La burocracia educativa, cuyos cargos superiores estaban poblados por varones, se autoadjudicaba as el papel de recomponer el poder del varn al castigar a esta mujer que cuestionaba (explcita o implcitamente) la moral conservadora y las jerarquas de gnero. Es as como la historia de Juana DC revela las ambigedades que implicaba para algunas mujeres la entrada al mercado laboral: por un lado, significaba una mayor libertad material, pero por el otro expanda el control masculino al lugar de trabajo. Como mencionamos antes, el desenlace del sumario nos informa cmo los funcionarios del Estado peronista abrevaron en la moral conservadora y catlica. Es decir que, al mismo tiempo que el peronismo propici cambios concretos para las mujeres al darles mayor visibilidad y protagonismo pblico-, no alter premisas fundamentales de dicha ideologa, tales como la "obligatoriedad de la heterosexualidad".

 

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Notas

* Agradezco los comentarios a una versin previa de este artculo de Karina Ramacciotti, Adriana Valobra y de los evaluadores annimos de Secuencia. Agradezco tambin las recomendaciones de Isabella Cosse sobre bibliografa.

1 Un ensayo bibliogrfico sobre esa literatura se puede encontrar en Barrancos, Mujeres, 2007, pp. 331-348.

2 La literatura sobre el tema seala que es muy difcil encontrar registros histricos sobre el lesbianismo porque fue una prctica umversalmente invi-sibilizada. Sobre esta dificultad vase Garber, "World", 2005, pp. 28-50. Es notorio que el interrogante acerca de la relacin entre "la moral peronista" y la homosexualidad masculina s haya recibido la atencin de los historiadores, lo cual no sucede con el tema de la homosexualidad femenina.

3 Levi, "Microhistory", 2001, p. 99.

4 El concepto de imaginarios se entiende aqu como "esquemas de inteligibilidad" de la realidad social. Estos proporcionan a los ciudadanos de una sociedad "las categoras de comprensin de los fenmenos sociales". El imaginario no slo abarca el campo de la moral y la poltica, sino que tambin penetra en el mundo de lo cotidiano. Vase Pintos, Imaginarios, 1995, p. 12.

5 Sobre la educacin vase, entre otros, AscolaniEducacin, 1999. Sobre el tema del impulso nacionalizador a travs de la escuela vase Bertoni, Patriotas, 2001. Para un sugestivo anlisis de la conformacin de la escuela en sus primeros aos vase LionettiMisin, 2007.

6 Un nmero importante de polticos y pedagogos sealaban como una ventaja el sesgo femenino del magisterio porque consideraban que la tarea de la maestra se asimilaba a la de la madre, y que para llevarla adelante se necesitaban cualidades que se consideraban privativas de las mujeres. Vase Lionetti, "Ciudadanas", 2001, pp. 221-260.

7 Inicialmente este cuerpo administrativo tuvo jurisdiccin sobre las escuelas de la capital, colonias y territorios nacionales. Con la Ley nm. 4.874, conocida como Ley de Lanez, de 1905, su rea de incumbencia se extendi a las provincias mediante la creacin de escuelas primarias y se transform en una organizacin de alcance nacional, con una estructura organizativa que llegaba a las ms alejadas zonas del pas.

8 Gonzlez, "Elite", 2001, pp. 513-535.

9 Se preserva aqu la identidad de los involucrados, por lo que se usa un nombre ficticio.

10 La emergencia de los Estados nacionales estuvo estrechamente vinculada al ascenso de la que fuera considerada una "ciencia poltica y social": la higiene. Sustentada sobre la conviccin de que los males sociales se podan revertir, la autoridad pblica identific la prevencin de las enfermedades y el cuidado de la higiene como asuntos de Estado. Esto implic formas especficas de vigilancia e injerencia en las vidas privadas familiares. En este esquema, los maestros y maestras eran quienes deban llevar adelante la tarea de transmisin y fiscalizacin de los principios, valores y prcticas del higienismo. Vese MilsteinHigiene, 2003, pp. 19-43.

11 Silvia Finocchio sostiene que en la primera mitad del siglo XIX la preocupacin por la niez convivi en el campo escolar con la preocupacin por el docente. FinocchioEscuela, 2009, p. 63.

12 Sobre este proyecto vase ArmusCiudad, 2007, p. 98.

13 Con el tiempo, el nfasis en las funciones higinicas sanitarias de este tipo de establecimientos se fue perdiendo, mientras crecan sus funciones pedaggicas. El mismo sumario deja entrever una realidad que tambin describe la literatura sobre el tema: quienes concurran a estas escuelas no siempre se ajustaban a la definicin de "nios dbiles". Por el contrario, para la dcada del treinta, conseguir una plaza en ellas era un objetivo de muchas madres, por lo que su alumnado no deba, como resume Armus, "cargar con estigmas o motivado sospechas y temores". Sobre las escuelas al aire libre vase ibid., y Lionetti, "Infancia", 2009.

14 Lionetti, "Infancia", 2009, p. 12.

15 Ibid. Segn la revista La Obra, la funcin de la visitadora era "revisar la vista, el odo y la boca de los nios de primer grado inferior; aplicar la vacuna antidiftrica a los alumnos autorizados por los padres; y secundar al mdico en los consultotios de distrito" (La Obra, nm. 13, 1940). Con el peronismo, este cuerpo, que dependa del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica, se incorpor al Ministerio de Salud Pblica. Vase Cornelis, "Control", 2005, pp. 105-121. Exista tambin la figura de la visitadora de higiene, que ejerca la funcin de supervisar los casos de niez indigente en un mbito social ms amplio. Distintos ejemplos del tipo de intervencin y prcticas que estas visitadoras llevaban adelante pueden verse en los testimonios recogidos para el caso de La Pampa en Di Liscia y BillorouCuadernos, 2005.

16 Es necesario hacer una salvedad con respecto a la naturaleza de estas declaraciones, ya que si bien recogen las respuestas de la comunidad escolar, no son narrativas ni completamente espontneas; sus lmites estn dados por las preguntas que interesan al inspector sumariante, y pueden estar teidas de los intereses y visiones de la burocracia educativa. Este problema ha sido particularmente abordado por la bibliografa que estudia la historia sexual a travs de expedientes judiciales. Vase Maynard, "Horrible", 1997, pp. 99-124.

17 Ante su exoneracin, la directora reclam la nulidad del sumario alegando vicios en su forma. Ella argumentaba que el sumario haba violado las fot-mas que estipulaba el reglamento vigente, porque no haba tenido posibilidad de defensa. La Asesota Letrada accedi a la tealizacin de un nuevo sumario, el cual no se pudo llevar adelante porque pata ese entonces el pen haba intervenido y haba declarado cesante a la directora sin dar mayores explicaciones. La docente no fue infotmada de la intervencin del pen, y por sus dichos posteriores es posible inferir que esta crey siempre haber sido destituida de su cargo por el sumario abierto en 1946.

18 En la denuncia se deca que circulaba pornografa en la escuela.

19 La estrategia de "describir" pero no nombrar se repite en varios de los interrogados, e inlcuso recurriendo a situaciones inverosmiles. La portera, por ejemplo, dice haber visto a la directora bailando con la maestra Mara A. en la "azotea de la casa y otra vez en e tinglado de la escuela".

20 Los aportes tericos ms importantes que derivaron en un debate metodolgico son los ttabajos de los antroplogos Max Gluckman y Robert Paine. Gluckman, "Gossip", 1963, pp. 307-316, y Paine, "Gossip" 1967, pp. 278-285. Estos dos aurores sos-ruvieron en 1968 un debate en las pginas de la revista Man sobre la naturaleza y funcin del chisme. Un anlisis de dicho debate puede leerse en Gimore, "Varieties", 1978, pp. 89-99- En los lrimos aos, la historia tambin se ha ocupado del rema del chisme y de su funcin en la sociedad. En esa historiografa, el chisme aparece a veces como forma de control social, de preservar jerarquas sociales, pero tambin como un instrumenro para cuestionar la dominacin. Por ejemplo, James C. Scott seala al chisme como una de las pocas formas en que los campesinos pueden expresar su disconformidad bajo la apariencia de sumisin a la autoridad. Bernard Capp analiza el chisme en grupos de mujeres en Inglaterra en la modernidad temprana como un espacio para cuestionar la dominacin masculina. Scott, Weapons, 1985, p. 282, y Capp,Gossips, 2003, pp. 2, 60, 381. Un aporte reciente en el cual el chisme es asociado a la afirmacin de jerarquas sociales y de gnero es el de Milne-Smith, "Club", 2009, pp. 86-106.

21 Gimore concilia ambas perspectivas y muesrra cmo el chisme puede tener funciones sociales e individuales en simultneo. Gimore, "Varieries", 1978, pp. 89-99.

22 Sobre las conductas que se les exigan a las maestras en su vida privada vase LionettiMisin, 2007, pp. 149-158.

23 Esto es al mismo tiempo revelador de la dificultad de encontrar registros del amor entre mujeres, porque este era muchas veces "escondido" en lo que pareca una amistad muy ntima.

24 En la cultura del magisterio, el orden y el respeto por las jerarquas ocupaban una posicin axial. Lionetti,Misin, 2007, p. 162.

25 Sobre las visiones provenienres del campo mdico vase, Valobra y Ramacciotti, "Campo", 2008, pp. 493-516.

26 Sobre el cine vase Taccetta y Pea, "Amor", 2008, pp. 115-132. Existe una novela ambientada en la poca pero publicada en 2002 que relata en tono autobiogrfico la vida de una mujer homosexual. Barrandguy,Habitaciones, 2002.

27 Vase Acha y Ben, "Amorales", 2006, pp. 217261, y Bao, "Invertidos", 1993, pp. 183-219.

28 Cuando hablamos aqu de los discursos hege-mnicos nos referimos a aquellos que expresan la dominacin de los grupos dirigentes. Es decir, aquellos que sirven al mantenimiento del poder que ejerce un grupo o un individuo en clave de persuasin, imponiendo sus valores, ideologa y creencias al resto del cuerpo social. Su influjo depende no slo de que exprese los intereses de una clase dominante, sino tambin "de que sea aceptado como una realidad normal o sentido comn por quienes en la prctica se subordinan a ella". Antonio Gramsci, quien fue uno de los tericos que ms aportes hicieron para clarificar el alcance de este concepto, limit este ltimo a la dominacin de clase. No obstante, en los ltimos aos, las feministas han adoptado el trmino para ilustrar la dominacin de los varones sobre las mujeres, y es en este ltimo sentido que nos referimos aqu. Williams, Palabras, 2009, p. 160. Sobre los estudios de gnero y el concepto de hegemona vase AitchisonGender, 2003, pp. 31-50.

29 Varios documentos de la burocracia educativa sealan la vestimenta como un aspecto central en la conformacin de la imagen que deba proyectar el maestro, sobre todo la maestra. Esta deba evitar rasgos que denotaran frivolidad y la ostentacin en su aspecto personal. Vase LionettiMisin, 2007, p. 155. Sobre la vestimenta en la construccin de la diferencia sexual vase Masiello, "Gnero", 1998, pp. 315-334.

30 SarloMquina, 1998, p. 62.

31 Entendemos el concepto de gnero tal cual como ha sido formulado por Joan Scott: "El gnero es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos [...] y es una forma primaria de relaciones significantes de poder [...] que comprende smbolos culturalmente disponibles, los cuales evocan representaciones mltiples y a veces contradictorias, y conceptos normativos que se expresan en doctrinas religiosas, educativas, cientficas, legales y polticas, a travs de los cuales se afirma el significado de varones y mujeres, de lo masculino y femenino." Scott, "Gnero", 1999, p. 64.

32 Implcitamente, Juana DC observa que lo que la homosexualidad femenina amenaza es la integridad de la patria, dado el papel central que el Estado le otorga a la escuela.

33 Es de destacar que no aparecen imgenes que remitan a determinados fenotipos que recurrentemente se asocian a la lesbiana. En ningn momento se habla de las caractersticas fsicas de la maestra, ni siquiera se menciona su vestimenta.

34 Cursivas mas.

35 Desde ese campo, varias voces subrayaron la responsabilidad estatal de intervenir, sugiriendo, por ejemplo, la intervencin quirrgica como cura/sanacin. Esta visin iba ms all de la caracterizacin de la homosexualidad femenina. Los mdicos impusieron un modelo anatmico que construa la femineidad sobre la base de procesos biolgicos (rasgos anatmicos, por ejemplo) que fueron presentados como una verdad objetiva. Es decir que, como seala Pablo Ben, para los mdicos exista un "verdadero sexo", por lo que condiciones como el hermafroditismo "deban set corregidas". Vase Ben, "Cuerpos", 2000, t. 1, p. 264.

36 Cursivas mas.

37 Segn Ezequiel Adamovsky, en ios primeros tiempos de su labor como secretario de Previsin, Pern intent granjearse la adhesin de los sectores medios. Luego de febrero de 1946 dej de ocuparse explcitamente de esa clase, y a partir de ese momento, la identidad de clase media se teji al calor de la oposicin al peronismo. Esta surgi como una identidad de clase para oponerse al quiebre de las jerarquas sociales que operaba ese movimiento. Vase AdamovskyHistoria, 2009, pp. 239-326.

38 Sobre la utilizacin del sistema educativo para el adoctrinamiento ideolgico de la poblacin, vase Plorkin,Maana, 1994.

39 Vase James, Resistencia, 2006.

40 Ibid., p. 57.

41 La denuncia era una prctica habitual en el mundo escolar, al menos sabemos que fue utilizada recurrentemente bajo el peronismo. No es un detalle menor que uno de los documentos ms importantes en la regulacin del campo escolar -el Digesto- alentara el uso de este recurso al estipular como un deber del personal "denunciar de inmediato [a las autoridades] toda forma de propaganda subversiva e inmoral que se efectuara en la escuela". Sobre este tema vase Fiorucci, "Denuncia", en prensa.

42 Sobre gnero y peronismo vase Ramacciotti y ValobraGenerando, 2004, y tambin Barry, Ramacciotti y ValobraFundacin, 2008.

43 La crtica ya ha sealado que en este punto el peronismo estaba habitado por una ambigedad, porque si bien privilegiaba la familia y apelaba a la mujer en su papel ms tradicional de madre, en el da a da se registraban cambios importantes. Uno de ellos fue la incorporacin plena de las mujeres a la sociedad poltica al otorgarles el derecho a voto, otro fue la organizacin de una rama femenina del partido poltico.

44 Vase Wainerman, Jelin y FeijoDeber, 1983.

45 Di Liscia, "Ser", 1999, p. 48. Los rasgos ms innovadores del peronismo esruvieron dados por los cambios en la normativa y en los discursos que este inttodujo en un universo que no se ajustaba al ideal familiar: el de filiacin ilegtima. El Cdigo Civil fue objeto de una innovadora reforma de acuerdo con la cual se igual jurdicamente a los hijos ilegtimos. Vase la interesante investigacin de CosseEstigmas, 2006.

46 Sobre la homosexualidad masculina vase SalessiMdicos, 1995; Bao, "Invertidos", 1993, y Bazn, Historia,2004.

47 Acha y Ben, "Amorales", 2006.

48 Sobre la obligatoriedad de la heterosexualidad femenina vase el clsico ensayo de Rich, "Compulsory", 2003, pp. 11-42. El pedido de no difundir el sumario alerta tambin acerca de la especificidad del caso.

49 Segn Dora Barrancos, es casi unnime el criterio que seala a las maestras como el grupo de asalariadas con mayor respetabilidad; entre ottas cosas potque el magisterio no se ajustaba, en la visin de la poca, a las caractersticas propias de un trabajo. Vase Barrancos, "Moral", 1999, pp. 199-225. Sobre los condicionamientos a la figura de la maestra ligados a cuestiones de gnero vase LionettiMisin, 2007, pp. 149-158.

50 Es difcil recortar los motivos de los sumarios, ya que estos se originaban en un gran nmero de cuestiones como inasistencias prolongadas, maltrato a alumnos o escasa profesionalidad en la prctica docente. Durante el periodo de gobierno de Pern, como he analizado en otra parte, un nmero importante de los sumarios tambin tena que ver con la denuncia de militancia antiperonista por parte de un docente. Vase Fiorucci, "Denuncia" (en prensa).

 

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