ISSN impreso: 0186-0348

ISSN electrónico: 2395-8464

1955, golpe de Estado en Crdoba (Argentina): las limitaciones intrnsecas de la estructura peronista local ante el fortalecimiento preventivo de la Iglesia

1955 Coup in Cordoba (Argentina): the Intrinsic Limitations of the Local Peronist Structure in the Face of the Preventive Strengthening of the Church

Jessica Blanco*

Fecha de recepcin: agosto de 2012. Fecha de aceptacin: noviembre de 2012.

 INFORMACIN SOBRE LA AUTORA:

Jessica Blanco. Profesora, licenciada y doctora en Historia por la Universidad Nacional de Crdoba (UNC). Adscrita al Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofa y Humanidades de la UNC. Actualmente es becaria posdoctoral de la Secretara de Ciencia y Tcnica de la UNC. Es integrante del proyecto de investigacin "Lo 'pblico' desde una perspectiva comparada: Crdoba y Santa Fe en el periodo de entreguerras". Sus temas de investigacin versan sobre la influencia del asociacionismo catlico argentino de mediados del siglo XX en la conformacin de valores y en la definicin de identidades y prcticas sociales y polticas. Entre otros libros, ha publicado Modernidad conservadora y cultura poltica: la Accin Catlica Argentina (1931-1941), FFyH, 2008, y compilado, junto a Gardenia Vidal, Catolicismo y poltica en Crdoba, siglos XIX y XX, Ferreyra Editor, 2010, y es autora de numerosos artculos en revistas especializadas de su pas y Mxico.

ABOUT THE AUTHOR:

Jessica Blanco. Professor, Graduate and PhD in History from the Universidad Nacional de Crdoba (UNC). Attached to the Research Center of the Faculty of Philosophy and Humanities, UNC. She is currently a postdoctoral grant-holder at the UNC Department of Science and Technology. She is a member of the research project "Lo 'pblico' desde una perspectiva comparada: Crdoba y Santa Fe en el periodo de entreguerras". Her research interests include the influence of the mid-20th century Argentine Catholic associations in shaping values and defining identities and social and political practices. Among other books, she has publishedModernidad conservadora y cultura poltica: la Accin Catlica Argentina (1931-1941), FFyH, 2008, and compiled, together with Gardenia Vidal, Catolicismo y poltica en Crdoba, siglos XIX y XX, Ferreyra Editor, 2010. She is the author of several articles in specialized journals in Argentina and Mexico.

Resumen

El golpe de Estado de 1955 en Crdoba suele explicarse desde la perspectiva de la fortaleza de la estructura eclesistica local y la endeblez de un partido peronista catlico que implosion con el conflicto entre la Iglesia y Pern. Este trabajo se propone precisar ambas condiciones: se sostiene que la transformacin del catolicismo cordobs en un actor poltico antiperonista se produjo como un modo de resistencia preventiva hacia la expansin medular del peronismo nacional, ya que en Crdoba la estructura peronista —incluida la central obrera local— daba muestras de compatibilizar con el universo de valores catlico. Esta situacin, sumada a la dinmica intervencionista aplicada desde Buenos Aires a los aparatos peronistas locales, impidi la conformacin de una dirigencia estable y autnoma, lo que repercuti en la incapacidad de reaccin y tibieza del peronismo mediterrneo en los momentos decisivos del conflicto.

Palabras clave: Estructura peronista; Iglesia; antiperonismo; Crdoba; golpe de Estado.

Abstract

The 1955 coup in Cordoba is usually explained from the perspective of the strength of the local church structure and the weakness of a Catholic Peronist party that imploded with the conflict between the Church and Pern. This paper seeks to clarify both conditions: It argues that the transformation of Cordoba Catholicism into an anti-Peronist political actor arose as a means of preventive resistance to the core expansion of national Peronism, since in Cordoba, the Peronist structure, including the local labor union, showed signs of being compatible with the universe of Catholic values. This situation, coupled with the interventionist dynamic applied from Buenos Aires to local Peronist apparatuses, prevented the formation of a stable, autonomous leadership which resulted in the inability to react and the half-heartedness of Mediterranean Peronism at decisive moments of the conflict.

Key words: Peronist structure; Church; anti-Peronism; Cordoba; coup.

Introduccin

El 16 de septiembre de 1955, luego de varios atentados e intentos golpistas mucho ms leves —y por lo tanto sin el dramatismo posterior— que haban comenzado en 1948, Crdoba, una de las ciudades ms importantes del interior de Argentina, fue el epicentro de una exitosa insurreccin cvico-militar. Fue protagonizada por elementos partidarios opositores, catlicos y del ejrcito, que finalmente produjeron el tercer golpe de Estado en la historia del pas que destituy al presidente Juan Domingo Pern. Como consecuencia inmediata se impuso el Estado de sitio y la central obrera nacional, la Confederacin General del Trabajo (CGT), declar su apoyo a las fuerzas leales y a Pern, hasta que este y otros funcionarios presentaron su renuncia el 19 de septiembre.

Los episodios del enfrentamiento entre la Iglesia y Pern que coadyuvaron al golpe de Estado de 1955 son harto conocidos. Algunas medidas y temas puntuales que irritaron a la primera fueron la conformidad del gobierno con la libertad de cultos, la competencia con el peronismo por la cooptacin de la juventud, la legalizacin del divorcio, el permiso para la instalacin de casas de tolerancia, la igualdad de derechos para los hijos ilegtimos y la separacin Estado-Iglesia. Esta, igual que otros sectores, se opona a la progresiva peronizacin de la sociedad, que abarcaba los mbitos pblicos y privados de la vida en los que ella tambin quera influir. Por otra parte, la intervencin de sus miembros en la poltica (activismo de asociaciones catlicas, la fundacin del Partido Demcrata Cristiano) y la actitud opositora de algunos sacerdotes y de la jerarqua eclesistica hacia el gobierno, eran disruptivos con el intento de hegemona peronista.

Retrospectivamente, la intervencin de la Sociedad de Beneficencia de Capital Federal (en 1946), el potencial anticlerical del discurso de Pern en ocasin del homenaje a monseor Nicols de Carlo (en 1948), la inclusin de tres sacerdotes en la lista de cmplices del atentado contra la vida del presidente (en septiembre de ese mismo ao), la notable disminucin de las referencias catlicas en la doctrina justicialista que se identificaba con la nacin, la introduccin de las ideas defendidas por la "tercera posicin" as como de la iconografa peronista en los contenidos escolares, las demostraciones pblicas favorables hacia otros cultos, constituan seales del lugar subalterno que tena la Iglesia en la concepcin estatal peronista, despojada del monopolio del poder religioso.1

Resulta fcil encontrar indicios disfuncionales en la relacin Iglesia-peronismo conociendo el final de la historia, pero muy pocos contemporneos deben de haberse percatado en 1947 del comienzo de la transformacin de ese vnculo institucional, en especial teniendo en cuenta que en un primer momento el peronismo apel al catolicismo como fundamento espiritual y moral de su propuesta. La progresiva consolidacin de su capital poltico permiti a Pern desprenderse de esta base confesional, que paulatinamente fue reemplazada por la doctrina peronista. En otras palabras, el significado sui generis de las ideas catlicas bajo el peronismo termin en la conformacin de una especie de cristianismo peronista, de acuerdo con la expresin de Lila Caimari. Entre 1943 y 1946 Pern se apropi del discurso catlico como medio de legitimacin social, pero desde 1947 resignific el mensaje con base en la propia doctrina justicialista que haba elaborado, para convertirlo en un cristianismo justicialista, el cual remita ms al humanismo cristiano que al catolicismo en sentido estricto. De todas maneras este peronismo cristiano pero antieclesistico era perfectamente compatible con la fe alejada de los dogmas de cuadros catlicos y fieles que tenan una vivencia ms popular de la religin, situacin que no era percibida por ellos como una deslealtad ni tampoco iba en desmedro de su fe.

En el plano secular la doctrina peronista funcion a manera de religin poltica, puesto que simblicamente asemej patria con peronismo al formularse como equivalente de la doctrina nacional, compitiendo as con la Iglesia que identificaba la nacin con la confesin catlica.

El conflicto con la Iglesia contribuy entonces a ampliar el enfrentamiento existente con los otros partidos polticos y azuz nuevamente la conspiracin militar. Para los sectores de clase media, este enfrentamiento constituy una nueva va para expresar su repudio hacia Pern; es decir, el catolicismo actu como catalizador de la identidad poltica antiperonista. As, la oposicin peronismo-antiperonismo encontr un canal de disputa a travs del conflicto Pern-Iglesia, que el golpe de Estado de 1955 intent resolver infructuosamente a favor del segundo trmino de la antinomia.

Ahora bien, qu sucedi cuando la escisin de identidades no result tan sencilla, no slo por parte de aquellos militantes catlicos que eran peronistas, sino de peronistas —miembros del gobierno y de la CGT— tambin catlicos? Al respecto, la propuesta de este artculo es analizar las condiciones de ndole poltica y religiosa que confluyeron en la insurreccin cvico-militar iniciada en Crdoba, considerando las particularidades de los dos principales actores involucrados: el peronismo y la Iglesia locales.

El problema de la articulacin de las identidades polticas y religiosas reviste un carcter central en el abordaje del golpe de Estado de 1955. Al respecto, autores como Csar Tcach o Jane Walter explicaron el golpe en Crdoba desde la perspectiva de la fortaleza de la estructura eclesistica local y la endeblez de un partido peronista catlico que implosion con el conflicto entre la Iglesia y Pern. El trabajo propuesto coincide en lneas generales con esta visin, pero complejiza ambas condiciones para entender por qu Crdoba fue el epicentro del golpe. Sobre la base del examen de nuevas fuentes y la reinterpretacin de otras ya conocidas, pretende contribuir a replantear el problema llamando la atencin acerca del peso de la religin dentro de un mosaico identitario diverso, cambiante, fragmentario y complejo, un factor que ha sido particularmente ignorado en los estudios sobre el sindicalismo argentino. Lo anterior no significa reducir el anlisis del comportamiento de una persona o grupo bajo el exclusivo prisma de la confesionalidad, pero s incorporarlo como un factor explicativo ms para un periodo que es anterior al viraje industrial de Crdoba y a las transformaciones econmicas y sociales derivadas de la instalacin de las automotrices Kaiser y FIAT, tan detalladamente estudiadas por James Brennan.2

Por un lado, se sostiene que la transformacin de la Iglesia cordobesa en un actor poltico antiperonista se produjo ms como respuesta al contexto nacional que en atencin a la realidad local. Como afirma Csar Tcach, entre 1952 y 1954 en Crdoba se fue articulando una "ofensiva catlica" respaldada por el arzobispo Fermn Lafitte y liderada por la Accin Catlica (AC). No obstante, el trabajo documental permite afirmar que la conformacin de este frente responda a la trama nacional ms que a la local, dado que hasta avanzado el ao 1954, en Crdoba la estructura del peronismo local —incluida la CGT— daba muestras de compatibilizar con el universo catlico de valores. En otras palabras, la Iglesia se haba fortalecido a travs de un entramado de asociaciones propiciadas o reactivadas por Lafitte como un modo de resistencia preventiva hacia la expansin medular del peronismo a escala nacional. Esto nos conduce al otro punto aqu abordado: la gravitacin de las fuerzas catlicas en la constitucin y el desarrollo partidario y sindical del peronismo mediterrneo y la influencia de la identidad catlica de sus cuadros, en parte explican su comportamiento en los das posteriores al discurso presidencial sobre infiltracin clerical del 10 de noviembre de 1954.

Las limitaciones intrnsecas del aparato peronista local frente a las "infiltraciones catlicas"

A pesar de algunos episodios conflictivos como la irrupcin de jvenes catlicos en actos espiritistas o evangelistas, y de la proyeccin de la pelcula Brbara Atmica a la que luego me referir, en general en el interior del pas los contemporneos no percibieron graves desacuerdos entre la Iglesia y las autoridades provinciales.3

A escala nacional, los lmites a las prerrogativas de la Iglesia en mbitos pblicos que el gobierno consideraba de su incumbencia comenzaron tempranamente. Ya en 1946 haba intervenido la Sociedad de Beneficencia, cuyas actividades inspiradas en la caridad cristiana contradecan la tarea basada en la "justicia social peronista", a partir de 1948 encarnada en la Fundacin Eva Pern. Este tipo de iniciativas seculares constituyeron parte importante de la estrategia para materializar paulatinamente la peronizacin de la sociedad. Respecto de Crdoba, quien demostr mayor independencia de las influencias confesionales en el peronismo local fue el brigadier Ignacio San Martn, que gobern la provincia desde marzo de 1949 hasta septiembre de 1951. Entre sus medidas en clave secular anunci la instalacin de casinos en la provincia, una iniciativa resistida por la AC de Crdoba (ACC) desde 1947. Tambin intervino la Sociedad de Beneficencia, redujo la cantidad de subsidios oficiales para obras de la Iglesia y autoriz la realizacin de actos evangelistas que provocaron la reaccin de curas y jvenes de la ACC. No obstante, la medida ms grave y visible para los catlicos y gran parte de la poblacin fue la clausura temporaria del diario catlico Los Principios, justificada pblicamente por supuestas deficiencias sanitarias. El proceso de expansin peronista a travs de diversos instrumentos de propaganda en diferentes reas de la sociedad se evidenci particularmente en el mbito escolar, con la introduccin en 1951 de "Justicialismo argentino" como materia obligatoria y el proyecto de modificar el programa educativo de la provincia sobre la base del libro El justicialismo.4

No obstante, estos dos aos y medio de gobierno parecen constituir una excepcin en la breve historia del peronismo local en relacin con el manejo de la cosa pblica que afectaba los intereses de la Iglesia. En el mbito partidario, luego del nombramiento de San Martn al gabinete nacional como ministro de Aeronutica, la interpelacin de los peronistas y los radicales hacia los sectores catlicos durante la campaa electoral para las elecciones de noviembre de 1951 demostr la intencin de los dos partidos mayoritarios de atraer a los sectores catlicos, probablemente debido al nmero importante de los mismos. Entre mediados de octubre y principios de noviembre la unin Cvica Radical (UCR) redact un "Manifiesto a las mujeres catlicas de Crdoba sobre el problema electoral" y un "Mensaje de la unin Cvica Radical a los catlicos de Crdoba" en los cuales se acusaba al peronismo de falsear la plataforma del radicalismo y se afirmaba que el partido no propiciara la reimplantacin de la Ley 1420 de enseanza laica. Por su parte, el Partido Peronista (PP) contest con "Mensaje al pueblo catlico de Crdoba", "Rplica al Manifiesto a las mujeres catlicas de Crdoba sobre el problema electoral" y "Contramensaje del Partido Peronista a la Unin Cvica Radical". El ltimo apareci publicado el 10 de noviembre en el diario Crdoba bajo la firma del flamante interventor del PP en el distrito Crdoba, Enrique Osella Muoz; en este acusaba a la plataforma de la UCR de laicista. Prueba de ello era la oposicin de sus legisladores a la sancin de la ley de enseanza religiosa sancionada en 1947 y la omisin de la jura por Dios como parlamentarios de la frmula radical propuesta a la gobernacin (Arturo Illia-Arturo Zanichelli). Al igual que el mensaje radical, la solicitada citaba encclicas, a los papas Len XIII y Po XI y a la pastoral de agosto de 1951 del episcopado sobre la prohibicin a los catlicos de votar programas partidarios que incluyeran el laicismo escolar y la supresin del juramento religioso. En un texto que ocupaba una sexta parte de la pgina del diario, las 25 menciones de la palabra catlico y sus derivados intentaban construir un campo de sentido compartido integrado por el emisario, los peronistas de Crdoba —que como tales eran catlicos— y el interpelado, la abstraccin del "electorado catlico" en estado puro. En el mismo diario, en esa edicin, apareca una publicidad del PP de Crdoba con el acrstico de la palabra PERON. Las cinco letras del apellido se correspondan con cinco actores que se queran rescatar, ubicados horizontalmente y a manera de crucigrama: los trabajadores; la mujer; los catlicos; los ciudadanos; y los argentinos de verdad. "Los catlicos" estaba ubicado justo en el centro, en la letra R, de donde parta la siguiente proclama: "Reafirmando la fe inquebrantable de nuestros mayores, defendiendo la enseanza religiosa y haciendo vivir la doctrina de los romanos pontfices en los principios de la doctrina justicialista". Das antes, Osella Muoz haba enviado un telegrama de solidaridad al arzobispo de Crdoba Lafitte, en el cual reconoca en el peronismo un movimiento esencialmente cristiano y condenaba la actitud de la oposicin que haba llevado la poltica hasta los atrios de los templos.5

Lo anterior nos muestra que la demostracin de fe se impona a ambos partidos para la interpelacin del "voto catlico", en plena disputa electoral. Sin embargo, cabra preguntarse en qu medida los cuadros del peronismo local compartan los valores de la Iglesia. Lo que sigue ayudar a brindarnos un panorama al respecto.

Luego de la partida de San Martn y ante la acefala de la vicegobernacin por la muerte de Bernardo Po Lacasse, lo sucedi el presidente provisional del Senado Atilio Antinucci, simpatizante catlico, segn veremos ms adelante. La denuncia de organizaciones catlicas al intendente municipal Martn Federico en diciembre de 1951 por la proyeccin de pelculas calificadas de inmorales encontr un interlocutor en el diputado provincial peronista Alberto Novillo Saravia, defensor de los intereses de la Iglesia en la legislatura e hijo de Lisardo, un prominente dirigente de la ACC. Present el asunto en la Cmara baja —que actuaba como concejo deliberante— y logr que esta solicitara a Federico la clausura del cine Hind, peticin que se cumpli inmediatamente. 6

El binomio peronista Ral Felipe Lucini-Federico de ua, elegido por el voto popular, asumi la gobernacin el mismo da que la frmula Juan Domingo Pern-Hortensio Quijano la presidencia: el 4 de junio de 1952. Las autoridades municipales lo hicieron a fin de mes, designadas por el nuevo gobierno provincial que ratific a Martn Federico como intendente, cargo que vena ocupando desde el ao anterior. Por su parte, la Cmara de Diputados de la provincia sigui actuando como concejo deliberante.

Las detenciones de dirigentes radicales, socialistas y comunistas,7 la restriccin de la libertad de expresin y reunin que permitiera el debate de ideas y de plataformas partidarias y la censura o autocensura impuesta a los medios de comunicacin, vino a completar un cuadro de intolerancia poltica y control de la oposicin ms generalizado que durante el gobierno militar de 1943-1946.

Dentro de la estructura peronista, a partir de 1948 asistimos a un doble proceso de regulacin dentro de sus filas que, con matices, fue comn con otras partes del pas: a escala sindical la intervencin de la CGT de Crdoba signific su dependencia de las directivas nacionales; en trminos polticos, el alejamiento de los pocos laboristas dscolos que quedaban constituy un factor fundamental para que las intervenciones partidarias del PP local pudieran alinear a los dems a las directivas del Consejo Superior y, por ende, a Pern.8 A partir de esa fecha y hasta el golpe de Estado de 1955, el partido ser manejado por el Consejo Superior Peronista a travs de nueve interventores que invalidaron la autonoma de la Junta Provincial, puesto que tenan la misin de disolver los sectores internos e imponer las candidaturas de acuerdo a las directivas de Buenos Aires. Asimismo, la lgica verticalista del PP se extendi hasta su nivel organizativo ms bajo, a travs de la posibilidad de intervencin de las unidades bsicas.9 A partir de 1953, la profusa promocin de comisiones vecinales en la ciudad de Crdoba, en un contexto de ausencia de autoridades municipales elegidas por el voto popular, constituy el reverso de esta situacin. Probablemente estas entidades cumplieron un papel complementario al de las unidades bsicas, vetadas como espacios de debate y redefinidas como agrupaciones de ciudadanos con fines asistenciales, culturales y comunitarios en la esfera barrial. El intento —tardo— de expansin del peronismo a escala micropoltica no atacaba directamente a la Iglesia, pero sumaba en la jurisdiccin de la parroquia y las comisiones pro ayuda entidades peronistas o filoperonistas identificadas con la doctrina justicialista y portadoras de valores no necesariamente compartidos con la Iglesia.

En mayo de 1952, jvenes de la AC provocaron disturbios en la Capital Federal y diversas capitales de provincia para impedir la proyeccin de la pelcula Brbara Atmica. La reaccin catlica fue motivada porque los avisos publicitarios anunciaban "beldades irresistibles" y "danzas ardientes" y por el permiso de su proyeccin para todo pblico. En Crdoba la misma fue suspendida por unos das aunque luego volvi a exhibirse pero bajo control policial. No obstante, y a diferencia de Buenos Aires, las autoridades omitieron informar quines haban sido los responsables de la interrupcin de su proyeccin.10

Hasta avanzado 1954 pueden encontrarse gestos de cordialidad protocolar —comunes con otros espacios regionales— o que por lo menos no manifestaban animosidades entre el gobierno y la Iglesia local: la presencia de representantes eclesisticos en actos oficiales, como la asistencia de Lafitte en la concentracin de octubre de 1952 por el 25 aniversario de la Fbrica Militar de Aviones, en la que estuvieron Pern, Lucini, el interventor del PP y los secretarios generales de la CGT nacional y local, Jos Espejo y Flix Figueroa, respectivamente. De todas maneras, llama la atencin la apelacin a la advocacin a la virgen para la inauguracin de obras municipales. Asimismo, a fines de junio de 1954, el recibimiento de la virgen de Lujn cont con la presencia de autoridades gubernamentales, como el gobernador Lucini y su ministro de Gobierno Erio Bonetto, el comisionado municipal Federico y los secretarios de la comuna, el diputado provincial Hctor Olmedo, el vicerrector de la Universidad ngel Spina (antiguo presidente del Crculo de Obreros de Crdoba —COC—), el arzobispo y algunos militares. Tambin sorprenden las citas de Len XIII y de Po XI mencionadas en 1953 por diputados peronistas cuando presentaban proyectos de leyes relacionados con el mbito laboral o por la conmemoracin del Da del Trabajo, en momentos en que Pern haca aos que haba abandonado la palabra eclesistica como recurso de legitimacin. Por otro lado, el hecho de que entre 1954 y 1955 el COC fuera la nica asociacin catlica beneficiaria, junto con las unidades bsicas, la CGT y la Unin de Estudiantes Secundarios (UES), de subsidios provinciales tal vez se explique por la integracin al gobierno peronista de ex dirigentes del Crculo como Spina, Pascual Pezzi y Roberto Carena.11 Probablemente la gravitacin de los elementos catlicos en el mismo gobierno sea el factor que mejor explique estas relaciones. Contrariamente a lo que se ha afirmado, la organizacin de los profesionales catlicos fue una reaccin defensiva respecto al gobierno nacional ms que una respuesta atenta a la problemtica local, puesto que no era necesaria la existencia de una minora selecta dispuesta a competir por los cargos pblicos. En efecto, las renuncias y cesantas de noviembre y diciembre de 1954 —a las que me referir ms adelante— evidencian que los catlicos ocupaban puestos relevantes en la Universidad y los poderes judicial y legislativo,12 lo cual demuestra una vez ms la importancia numrica as como las redes de sociabilidad de la elite poltica catlica en la ciudad de Crdoba.

La transformacin de las referencias catlicas hacia una especie de cristianismo peronista constituyeron parte de una operacin planificada por el matrimonio presidencial, pero desconocemos si fue incorporada conscientemente por los cuadros y simpatizantes peronistas dentro de un proceso de hegemonizacin del proyecto peronista o si las referencias providenciales de la figura de Pern, lejos de considerarse herticas, ms bien fueron fcilmente compatibles y asimilables con una matriz catlica previa. Al respecto, podemos citar el caso del interventor del PP Osella Muoz, quien a das de los disturbios producidos por jvenes de la AC para impedir la proyeccin de la pelcula Brbara Atmica, afirmaba que Pern era "la figura trascendente puesta por Dios para que nos dignificara".13 En marzo de 1954 cuando visit a Lafitte en calidad de delegado del Consejo Superior del PP, Osella Muoz destac "el profundo acatamiento del movimiento peronista ante los valores eternos de la Iglesia". En septiembre de ese mismo ao, y como diputado nacional, en el momento de la aprobacin del proyecto de reconocimiento de hijos ilegtimos pronunci lo siguiente: "la meta del peronismo es el bienestar del pueblo en lo material y espiritual, dentro de los principios del justicialismo y el catolicismo". El 17 de octubre de 1954, minutos antes de que Pern definiera a los emboscados como los adversarios internos y los llamados apolticos que promovan conflictos y confusin en las filas peronistas y en la sociedad en general, el secretario general de la CGT local, Juan Flix Figueroa, expresaba en su discurso que "el Todopoderoso nos envi a Pern para organizarnos".14

Todo lo anterior no fue bice para que el gobierno adoptara medidas conducentes a limitar las atribuciones pblicas de la Iglesia. As, por ejemplo, en mayo de 1953 se intervino la Sociedad Damas de la Providencia por decreto provincial. Se aduca que esta no cumpla con los fines de su creacin en la Casa Cuna y que prestaba deficientemente sus servicios a los nios asilados. Al ao siguiente se le retir la personera jurdica.15

En el mbito sindical la reticencia religiosa de los dirigentes nacionales de la CGT16 tampoco se condeca con la situacin en Crdoba, donde la central a veces inclua misas en los actos conmemorativos del 17 de octubre y del 1 de mayo. Respecto de la primera fecha, podemos mencionar la misa celebrada en la catedral como parte de los festejos en 1954, seguida por la concentracin frente a la sede de la central obrera, donde el secretario general Figueroa pronunci las palabras alusivas a la providencialidad del presidente. En cuanto al da del trabajador, en 1953 el COC realiz una misa matinal, un vermouth y un almuerzo, mientras a la tarde sus miembros planeaban asistir a los actos programados por la CGT. Para ello haban gestionado y conseguido transporte gratuito del intendente Federico.17 En la prensa tampoco aparecen referencias anticlericales o anticatlicas por parte de dirigentes sindicales locales; al contrario, los discursos sobre el 1 de mayo suelen compartir con los catlicos sociales el nfasis en la obra de Pern como el punto de inflexin a partir del cual la clase trabajadora pudo festejar las conquistas sociales. En casos excepcionales incluso se menciona la raigambre cristiana del trabajo como condicin necesaria para dignificar al hombre. Los conceptos sindicales vertidos en 1954 por Cristbal Sierra, secretario general de Luz y Fuerza, organizacin que dio sus primeros pasos en 1944 bajo el asesoramiento del COC, tambin denotaban una influencia de la doctrina social catlica (como las menciones a las encclicas y a Santo Toms) en momentos delicados a escala nacional para reconocerse pblicamente como un sindicalista de inclinaciones catlicas.18

La transformacin del catolicismo cordobs en un actor poltico antiperonista

Apenas iniciados los aos cincuenta, la jerarqua eclesistica local emprendi la organizacin y reactivacin de entidades laicales cuyas races ya haban sido cultivadas desde el obispado anterior.19 Este nuevo impulso debe entenderse como respuesta a las directivas papales de implementacin de nuevas estrategias de apostolado, pero seguramente tambin fue pensado como un entramado asociativo defensivo ante la cada vez ms dudosa inspiracin catlica de las acciones del gobierno nacional, que ahora propona la concrecin de una "comunidad organizada" basada en la doctrina justicialista como doctrina nacional.

As, en la primera mitad de la dcada de 1950 la ciudad de Crdoba se destac en el mbito catlico por el nmero y dinamismo de su asociacionismo, la creacin de nuevos movimientos y de la filial local de un partido poltico cristiano que impulsaron an ms el desarrollo del catolicismo en la esfera pblica. El ao de 1951 constituy un ao clave al respecto: en el mbito juvenil se conform la quinta rama de la Accin Catlica Argentina (ACA) sobre las bases organizativas cimentadas en la dcada de 1930 de grupos de estudiantes secundarios y universitarios, ms los profesionales catlicos; y se fund la Federacin de Ateneos Catlicos con la finalidad de crear, fomentar, organizar, coordinar e impulsar dichos ateneos. Respecto de la familia, en febrero se constituy la Liga de Padres de Familia, en el contexto de una campaa de moralizacin de la Iglesia referente a los espectculos y la pornografa que encontr eco en los sectores medios y que tiene antecedentes en la Unin de Padres de Familia de la misma asociacin, fundada para cristianizar las costumbres de la que consideraban la clula bsica de la sociedad. Cabe aclarar que la especializacin "por ambiente" (profesional, estudiantil, obrero) ya estaba trazada en las encclicas y en los primeros reglamentos de la ACA.20Seguramente el conflicto de valores con el peronismo aceler un desarrollo ms orgnico de estos sectores que se institucionaliz en una quinta rama. La construccin de esta urdimbre asociativa fue casi simultnea con las instancias organizativas del peronismo (Confederacin General Universitaria —CGU— en 1950 y Confederacin General Econmica y UES en 1953) que intentaban atraer a los mismos sectores, pero las fechas nos indican que fue el peronismo el que replic el esquema asociativo propuesto por la Iglesia y no a la inversa. Slo pueden mencionarse como excepciones las iniciativas del sector demcrata cristiano, que a meses de la fundacin de la CGU organiz la Liga de Estudiantes Humanistas y en 1954 concret la formacin del Partido Demcrata Cristiano. Por otro lado, la frecuente pertenencia simultnea a las agrupaciones catlicas y a los centros de estudiantes o a la juventud peronista no fue vivenciada por los laicos como una contradiccin o deslealtad hacia la Iglesia.21 Ahora bien, estas asociaciones catlicas habrn constituido una competencia seria para las organizaciones peronistas? Numricamente, la diferencia de fuerzas era importante a favor de las segundas, no obstante la presencia de las primeras manifestaba una propuesta alternativa a un proyecto con pretensiones totalizadoras. En poco tiempo conformaran el centro de atraccin de casi todo el antiperonismo.

Como sostiene Tcach, entre 1952 y 1954 en Crdoba se fue articulando una "ofensiva catlica" respaldada por Lafitte y liderada por la ACC pero tambin integrada por el grupo minoritario de demcratas cristianos conformado, entre otros, por Horacio Sueldo Luque, Juan Torres Bas, Agustn Caeiro y Norberto Agrelo.22 No obstante, la conformacin de este frente responda al contexto nacional ms que al local, dado que hasta avanzado el ao 1954, en Crdoba no apareca tan ntidamente como en Buenos Aires la necesidad de afirmacin de la identidad catlica debido a esta convivencia que se vena produciendo entre catolicismo y peronismo en el mbito gubernamental y entre algunas dirigencias sindicales.

En 1954 la Iglesia cordobesa sumar la movilizacin de masas al asociacionismo laico, organizado desde haca tiempo para competir por el espacio pblico que intentaba monopolizar el peronismo. La visibilidad catlica tambin se acentu porque la ciudad fue sede en febrero de la Segunda Semana Nacional de Estudios de la Juventud Obrera Catlica, en marzo de la Sexta Semana Social de la ACA y en octubre de la Primera Conferencia Argentina de Abogados Catlicos. El tema central del ltimo encuentro gir en torno a la unidad familiar (la indisolubilidad del matrimonio y el reconocimiento civil del sacramento) como contrapartida a los proyectos del oficialismo prontos a aprobarse: divorcio vincular, reconocimiento legal de los hijos extramatrimoniales y nueva ley de profilaxis. La comisin organizadora estaba compuesta por exponentes de las distintas corrientes del catolicismo: Juan Torres Bas, del Partido Demcrata Cristiano; Enrique Ferreyra, Pedro Fras (h) y Lisardo Novillo Saravia (h), vinculados a la ACC, y el ya mencionado vicerrector de la UNC y decano de la Facultad de Derecho ngel Spina, antiguo dirigente del COC.23

El Movimiento Catlico de Juventudes se fund en agosto como alternativa al intento de peronizar la juventud a travs de la UES y la CGU y con el objetivo de captar a estudiantes de colegios secundarios pblicos y catlicos. En septiembre organiz una semana estudiantil que dur varios das y tuvo mayor convocatoria que la fiesta de los estudiantes peronistas. Como un indicio de la ambivalencia de las autoridades provinciales respecto de estas demostraciones catlicas, cabe destacar el gesto conciliador de la jefatura de polica que, a ltimo momento y a pesar de la prohibicin del Ministerio del Interior, para evitar incidentes permiti la realizacin del desfile de carrozas de los colegios catlicos. Esta exhibicin pblica junto a la procesin de la virgen de la Merced (generala del ejrcito y patrona de la aeronutica) que evidenciaba el acercamiento entre las fuerzas militares y la elite catlica locales, terminaron de convencer al gobierno nacional de que Crdoba constitua un bastin antiperonista liderado por la Iglesia. La respuesta del gobierno nacional y del gobernador Lucini ser la acusacin de infiltracin clerical y laical en las organizaciones peronistas para producir la desestabilizacin.24

Repercusiones locales del discurso presidencial del 10 de noviembre de 1954

Retrospectivamente, es posible decir que el famoso discurso de Pern del 10 de noviembre de 1954 durante la reunin de gobernadores, donde el propio presidente denunci con nombre y apellido a los eclesisticos antiperonistas que interferan en las actividades gremiales y en las corporaciones peronistas a travs de la direccin de asociaciones laicales, contribuy de manera importante a marcar el principio del fin del rgimen. Pern mencion provincia por provincia a los sacerdotes sindicados de opositores, pero la acusacin cobr mayor relieve en La Rioja, Santa Fe y Crdoba, cuyos obispos fueron acusados de antiperonistas. La solucin propuesta era apartar de sus cargos a esas personas y silenciarlas por medio de la ley y de la polica.

Considerando nuestro inters sobre Crdoba es vlido preguntarnos, cmo repercuti el reconocimiento pblico enunciado en ese discurso del conflicto entre Pern y la Iglesia en el gobierno provincial? Desde la perspectiva de las autoridades de provincia, haba llegado el momento de aplicar estrictamente el principio de que todos los niveles de gobierno estuvieran ocupados por peronistas integrales que acataran dcilmente las disposiciones de Pern y el Consejo Superior. De acuerdo con una disposicin de este Consejo,

todo peronista deber denunciar ante las autoridades partidarias a cualquier persona o entidad que por su conducta se convierta en un motivo de perturbacin y tendr que vigilar las actividades de todos aquellos elementos clericales que por su posicin notoriamente agresiva aparezcan como enemigos y en particular, a los infiltrados en nuestro partido.25

Haba que vigilarse entre los compaeros para detectar al enemigo, que era el infiltrado clerical potencialmente perturbador del orden peronista. Es por ello que se sucedieron intervenciones, cesantas, suspensiones y expulsiones de afiliados catlicos por indisciplina partidaria, es decir que se produjo una limpieza del partido por cesantas pero a la vez su vaciamiento por renuncias, a diferencia de lo que ocurri por ejemplo en Santa Fe, Buenos Aires o Tucumn, donde el partido y la CGT se manifestaron en adhesin al discurso del 10 de noviembre.26

Para los cuadros peronistas que profesaban el catolicismo haba llegado el momento en el que ya no podan compatibilizar, al menos fluidamente, la lealtad poltica y la identidad religiosa, y se vieron forzados a priorizar una de ellas. Ante la crisis de relaciones que ya no permita el sostenimiento de ambas fidelidades, en Crdoba la gran mayora de los catlicos con cargos gubernamentales, partidarios y sindicales eligieron pblicamente la defensa de su religin y la consecuente renuncia al cargo poltico-sindical, un fenmeno que no tuvo comparacin con otros espacios regionales. Una de las excepciones fue el gobernador Lucini, encargado de llevar a cabo el apartamiento de los peronistas dudosos. Como hombre de confianza del gobernador Argentino Auchter (1946-1947) en la legislatura, Lucini haba profesado su nacionalismo catlico, pero ahora se encontraba al frente de uno de los focos denunciados como antiperonistas.

Los primeros en renunciar fueron el ministro de Obras Pblicas Dante Cassone, el intendente Federico, algunos secretarios del municipio, el jefe de polica y otros funcionarios provinciales. Pocas de estas renuncias justificaban sus causas, no obstante algunas explicaban que dimitan "para facilitar la gestin del gobierno", mientras otras reafirmaban la identificacin con el peronismo.27 Adems de la renuncia voluntaria, el gobernador apel a las cesantas e intervenciones para depurar los organismos pblicos de sacerdotes y catlicos confesos, como la intervencin por parte del ejecutivo provincial de la Escuela Normal Superior Garzn Agulla, la Direccin General de Enseanza Primaria, la universidad y el poder judicial, debido a la "inobservancia de la doctrina justicialista". Las dos ltimas instituciones locales sern sindicadas por Pern en su discurso del 25 de noviembre en el Luna Park como fortalezas clericales utilizadas para intereses personales y como obstculos de la accin normal del gobierno. As, se dejaron cesantes al doctor Clodomiro Ferreyra Reynaf, vinculado a la ACC, como asesor letrado de la municipalidad, al capelln de la polica y al sacerdote Manuel Andreatta como docente de una escuela pblica. Este y varios de los curas mencionados en el discurso del 10 de noviembre fueron encarcelados, mientras se suprimieron las partidas para los maestros de religin y las subvenciones a los colegios religiosos en el presupuesto de 1955.

En el poder legislativo, los bloques de diputados y senadores peronistas se apresuraron a declarar su apoyo y lealtad a Pern, al tiempo que separaron y sancionaron al senador Juan Valinotto, quien se reconoca cristiano a la vez que leal al peronismo, y a los diputados Lzaro Surez y Martn Bisio. La senadora nacional por Crdoba Elvira Rodrguez de Rosales fue expulsada por inconducta partidaria por ausentarse de la sesin en la que se vot la ley de divorcio. A escala partidaria, proliferaron las sanciones a afiliados por indisciplina, destacndose la renuncia de los cinco miembros del Consejo Provincial del PP, entre ellos el antiguo titular del ejecutivo Atilio Antinucci y Roberto Carena. El ltimo caso resulta curioso ya que su dimisin fue parcial: se sigui desempeando como diputado nacional por Crdoba hasta mayo de 1955, cuando dej el cargo porque sus convicciones catlicas le impedan aceptar la ley de reforma constitucional que impulsaba la separacin de la Iglesia del Estado. Salvo este caso y el de Octavio Sarra Deheza, quien recin abandon el partido en junio por considerarlo anticatlico, la gran mayora de los funcionarios y dirigentes peronistas catlicos optaron por su religin entre noviembre y diciembre de 1954.28 Los que eligieron permanecer leales al peronismo, como Lucini, suspendieron su afinidad confesional, al menos pblicamente, a favor de la lealtad poltica.

Una veintena de sindicatos locales se pronunciaron en apoyo a Pern respecto de la infiltracin clerical.29 Sin embargo, la situacin no era la misma para la CGT local, que se abstuvo de organizar concentraciones de apoyo a Pern y tampoco se aline con su acusacin. Todo lo contrario: el 11 de noviembre su comisin directiva present la renuncia sin ms fundamentacin que "facilitar la investigacin correspondiente".

Cmo puede explicarse este paso al costado de las cpulas partidaria y sindical en un momento clave que requera el alineamiento de las filas peronistas?, se habrn sentido aludidas por las imputaciones de infiltracin clerical en las organizaciones peronistas?, o tal vez este apartamiento fue un gesto de disciplina partidaria para dejar libre el camino a las instrucciones del Consejo Superior? Ambas opciones no son necesariamente excluyentes, pero cabe preguntarse por qu no ocurri lo mismo en las dems provincias cuya jerarqua eclesistica haba sido alcanzada por la acusacin presidencial. En Santa Fe, por ejemplo y a diferencia de Crdoba, la delegacin regional de la CGT llam a la unidad gremial y alert sobre la infiltracin comunista y clerical. Luego organiz una concentracin de apoyo junto con las dos ramas del PP para escuchar las palabras de Pern en el Luna Park.30

Para aseverar la impronta clerical o no de las acciones pblicas de funcionarios gubernamentales o representantes sindicales habra que realizar un seguimiento exhaustivo de sus discursos, trayectorias polticas, sindicales y confesionales y dems intervenciones, tarea que escapa a este trabajo; de todos modos los indicios mencionados denotan que la confesionalidad ocupaba un lugar destacado en la trama identitaria de algunos de ellos, que avalaron gestos de convivencia entre la CGT y la Iglesia que incluan la celebracin de misas y la participacin de asociaciones catlicas en los actos organizados por la central local para los 1 de mayo de 1953 y 1954. El siguiente festejo del da del trabajador, de neto tono gremial y que cont con la exclusiva adhesin de los sindicatos nucleados en la central, puso de manifiesto el recambio de la cpula sindical,31 ahora ms acorde con el carcter anticatlico y ms ortodoxamente peronista de la CGT nacional.

La respuesta de la Iglesia local fue semejante a la del peronismo, en el sentido de desafectar de sus filas a personas con afinidades peronistas, como el caso de la cesanta del personal docente del colegio Corazn de Mara. Tambin desde diciembre la presencia catlica en el espacio pblico adquirir, con el respaldo de la jerarqua eclesistica, una intencionalidad poltica. En toda la provincia se incrementarn las movilizaciones callejeras, las procesiones no autorizadas, las exhibiciones, las "Horas Santas",32 el reparto de volantes y la organizacin de nuevas entidades, como el Movimiento Social Cristiano, de orientacin demcrata cristiana, y la Fraterna Ayuda Catlica para colaborar con los catlicos despedidos por motivos religiosos. La finalidad perseguida era extender el estado de movilizacin y la agitacin a todos los niveles de la sociedad, como complemento, dentro de las elites, de la profundizacin de los vnculos con los partidos polticos de oposicin (la UCR y el Partido Demcrata)33 y con las fuerzas armadas. Desde mayo se multiplicaron las detenciones de sacerdotes por desacato, sermones, impresin de panfletos antiperonistas y procesiones no autorizadas, al tiempo que el sermn patrio del 25 de mayo del obispo Ramn Castellano, segundo de Lafitte, llamaba a una desobediencia justa hacia la autoridad por su disidencia con la potestad divina. Al respecto, es interesante destacar la diferencia entre el silenciamiento del conflicto por parte de la Revista Eclesistica de Buenos Aires en comparacin con su par de Crdoba, que durante 1954 y 1955 no mostr cautela alguna al publicar textos como el de Castellano y sobre el espiritismo, las acusaciones del gobierno al clero, la promulgacin de la ley de divorcio o las medidas que afectaban la educacin religiosa.34

La procesin del Corpus Christi de junio de 1955 en la ciudad de Crdoba tambin congreg, como en la Capital Federal, a una multitud heterognea convocada por la ACC, entidad que realiz un trabajo minucioso para asegurar la masividad del acto religioso, en particular en referencia a los trabajadores. En estos meses las protestas y resistencias del empresariado y el comercio local contra el peronismo coincidieron con el acercamiento entre radicales y catlicos, lo cual amplific la tensin social notablemente.

Das despus, y como repercusin del intento de golpe del 16 de junio por parte de la aviacin naval con su bombardeo sobre la Plaza de Mayo y luego de la concentracin organizada por la CGT local, grupos presuntamente peronistas atacaron la iglesia de Santo Domingo, el arzobispado, el seminario conciliar, el local de Los Principios y la sede del Club Social.35 Concomitantemente con el llamado a la pacificacin realizado por Pern durante julio y agosto, en Crdoba grupos clandestinos de civiles armados provocaban incendios o colocaban bombas en unidades bsicas y en las sedes de la CGT y la UES. Eran los llamados comandos civiles, compuestos por radicales, demcratas, socialistas, sacerdotes y militantes catlicos, que reciban el entrenamiento de jvenes oficiales de la aeronutica para la resistencia civil. De este modo el golpe del 16 de septiembre cont con la aquiescencia y participacin de los distintos integrantes de la Iglesia, el ejrcito y casi la totalidad de la clase poltica local: dirigentes nacionalistas catlicos y cristianos reformistas, sabattinistas y unionistas, demcratas nacionales y demcratas cristianos, ante la impotencia de los organismos peronistas, como la CGT local, el Consejo Provincial, la incipiente Juventud Peronista y la UES. La inercia de las ahora ms integralmente peronistas central sindical de Crdoba y del rgano ejecutivo del PP local ante el golpe, expresada en la espera de instrucciones, fue el resultado de la dinmica intervencionista aplicada por las estructuras nacionales, que haba impedido la conformacin de una dirigencia estable y autnoma.36 Ante la sublevacin cvico-militar, las fuerzas de la CGT de Crdoba manifestaron su compromiso con el rgimen en peligro en un tiroteo con los civiles rebeldes y con la convocatoria al paro general de actividades en toda la provincia; sin embargo, al igual que en Buenos Aires, no se estimul la movilizacin obrera.37 Sus autoridades, electas en agosto, tuvieron que dar un paso al costado por la intervencin de la central nacional a das de producirse la sublevacin cvico-militar.

Consideraciones finales

El inters aqu fue analizar la influencia del factor confesional en la trama identitaria de las dirigencias partidarias y sindicales peronistas y la repercusin que tuvo en los momentos finales del rgimen la constante interferencia de los organismos centrales peronistas. Lo anterior no significa desconocer, por un lado, la autonoma y movilizacin de las bases y, por otro, la de una sociedad que desbord con creces los deseos de uniformizacin y homogeneidad pretendidos por el rgimen peronista.38

Las caractersticas que signaron el proceso previo al golpe que derroc a Pern, tuvieron ciertas peculiaridades en Crdoba a causa de la interrelacin que haban desarrollado el catolicismo y el peronismo locales. La Iglesia se haba fortalecido a travs de un entramado de asociaciones propiciadas o reactivadas por el arzobispo Lafitte como un modo de resistencia hacia el peronismo nacional, aunque en la ciudad mediterrnea la iniciativa cobr carcter preventivo ya que el nuevo movimiento poltico apareca afn al universo catlico. Esta estructura asociativa lider las movilizaciones catlicas y luego se convirti en la punta de lanza de una ofensiva antiperonista coligada en un frente opositor conformado por parte de las fuerzas armadas y por dirigentes polticos con antecedentes golpistas o intransigentes con el rgimen.

Como sostiene Tcach, el taln de Aquiles del peronismo mediterrneo fue la impronta catlica de sus integrantes. Los orgenes, la composicin inicial y la trayectoria de dirigentes vinculados con los valores nacionalistas catlicos dejaron su marca registrada en el partido. Ahora bien, el catolicismo formaba parte de la identidad cultural no slo de los cuadros polticos del partido, sino tambin de algunos representantes sindicales. La influencia de la identidad catlica de varios dirigentes fue una limitacin intrnseca que padeci la estructura peronista local, que no pudo enfrentar el avance intersticial de las organizaciones catlicas debido a que tales acciones no fueron percibidas como una ofensiva. Aqu fue un factor externo (el discurso de Pern a los gobernadores) el que vino a manifestar en la organizacin peronista una conflictividad en el mbito de las identidades religiosas y las fidelidades polticas. Por lo menos pblicamente, desde noviembre de 1954 tanto dentro del partido como de la CGT la adscripcin peronista y la identidad catlica parecieron volverse irreconciliables. Luego de esa fecha, el aparato peronista ser a la vez vaciado por renuncias y depurado de elementos sospechosos, situacin que termin de debilitarlo. Este importante recambio de cuadros debe considerarse junto a la situacin, compartida con otros puntos del pas, de un PP constantemente intervenido, lo que llev a que existieran pocos espacios de autonoma exentos de control para aprender, desarrollar y contribuir a la vida partidaria. En 1953, la conversin de las unidades bsicas en agrupaciones barriales con fines asistencialistas, culturales y comunitarios carentes de autoridad respecto de atribuciones polticas y adems plausibles de ser intervenidas, vino a completar esta sujecin del ejercicio poltico por parte de los dirigentes peronistas. Desde la perspectiva sindical, a partir de 1948 la CGT local tambin se convirtir en un organismo dependiente de su par nacional.

La rutinizacin poltica del peronismo local con afinidades catlicas y carente de autonoma; la formacin del Partido Demcrata Cristiano y la reactivacin del asociacionismo catlico juvenil y profesional como respuesta defensiva (y posteriormente ofensiva) a lo que se perciba como un intento de peronizacin de la sociedad, sumadas a la disposicin golpista de partidos opositores y de numerosa oficialidad joven del ejrcito y de la aeronutica, en una guarnicin militar importante, constituyeron una combinacin explosiva que eclosion con el golpe de Estado de septiembre de 1955.

En definitiva, la "Crdoba heroica" de la "Revolucin libertadora" en parte fue posible por la existencia de una estructura peronista —que inclua la CGT— ya depurada de elementos sospechados de catlicos pero inmersa en prcticas partidarias rutinizadas que la incapacitaron para enfrentar la sublevacin. Parafraseando a Pern, por lo menos hasta noviembre de 1954 el peronismo local esconda entre sus dirigentes muchos ms infiltrados catlicos y soldados rasos que peronistas integrales. En referencia a la Iglesia, Lafitte haba convertido a Crdoba en una fortaleza de jvenes militantes que en trminos religiosos se transformaron en cruzados en defensa de la Iglesia contra "la tirana"; en tanto en trminos polticos se organizaron como comandos civiles, sumando una nueva pgina a la tradicin de la violencia civil armada.

Fuentes consultadas

Archivos

AAC Archivo del Arzobispado de Crdoba.

AHMC Archivo Histrico de la Municipalidad de Crdoba.

BLPC Biblioteca de la Legislatura de la Provincia de Crdoba.

Hemerografa

Crdoba, 1947 y 1951.        

Electrum, 1954.        

La Voz del Interior, 1951-1955.      

Los Principios, 1951-1955.      

Bibliografa

Acha, Omar, "Sociedad civil y sociedad poltica durante el primer peronismo", Desarrollo Econmico, vol. 44, nm. 174, julio-septiembre de 2004, Buenos Aires, pp. 199-230.        

----------, "Los orgenes olvidados de la Juventud Peronista (1945-1955): la protohistoria de un mito argentino",Segundo Congreso de Estudios sobre el Peronismo 1943-1976, Universidad Tres de Febrero, Buenos Aires, 2010, CD.      

----------, Los muchachos peronistas, Planeta, Buenos Aires, 2011.       

Aelo, scar, El peronismo en la provincia de Buenos Aires. Estado, partido, poder, 1946-1955, Eduntref, Buenos Aires, 2012.       

Bianchi, Susana, Catolicismo y peronismo. Religin y poltica en la Argentina 1943-1955, IEHS, Buenos Aires, 2001.        

Blanco, Jessica, Modernidad conservadora y cultura poltica: Accin Catlica de Crdoba (1931-1941), Facultad de Filosofa y Humanidades, Crdoba, 2008.    

----------, "Mundo sindical, esfera poltica y catolicismo en Crdoba, 1940-1955. La Juventud Obrera Catlica durante el peronismo", tesis doctoral en Historia, Universidad Nacional de Crdoba, Crdoba, 2011, indita.      

Boixads, Cristina, "Vivienda y moral. La accin de la Comisin Protectora de los Artesanos de San Jos, 1900-1930" en Vidal y Vagliente, Seal, 2002, pp. 237-263.        

Brennan, James, El Cordobazo. Las guerras obreras en Crdoba, 1955-1976, Sudamericana, Buenos Aires, 1996.        

Caimari, Lila, Pern y la Iglesia catlica. Religin, Estado y sociedad en la Argentina (1943-1955), Ariel, Buenos Aires, 1995.      

Capellupo, Rafael, 1955: "Revolucin" en Crdoba. Crnica de una cruzada cvico militar polmica, El Emporio, Crdoba, 2005.     

Doyon, Louise, Pern y los trabajadores. Los orgenes del sindicalismo peronista 1943-1955, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006.        

Goldar, Ernesto, Buenos Aires: vida cotidiana en la dcada del 50, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1992, en <http://www.el-descubrimiento.com.ar/lanota.php?id=464&id_sec=1&id_sub_sec=2>. [Consulta: 26 de octubre de 2011.       

Lonardi, Marta, Mi padre y la revolucin del 55, Ediciones Cuenca del Plata, Buenos Aires, 1981.        

Monterisi, Mara Teresa, "El asociacionismo catlico de los inmigrantes italianos en la ciudad de Crdoba desde fines del siglo XIX hasta 1914" en Vidal y Vagliente, Seal, 2002, pp. 209-235.         

Prol, Mercedes, Estado, movimiento y partido peronista. La ingeniera institucional en Santa Fe, 1943-1955,Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.        

Santos Lepera, Luca, "'En Tucumn no hay problema religioso': la Iglesia catlica y el gobierno peronista. Tucumn, 1955", Primer Congreso de Estudios sobre el Peronismo: La Primera Dcada, Mar del Plata, 2008, CD.       

Spinelli, Mara Estela, Los vencedores vencidos. El antiperonismo y la "revolucin libertadora", Biblos, Buenos Aires, 2005.       

Stefano, Roberto di y Loris Zanatta, Historia de la Iglesia argentina. Desde la conquista hasta fines del siglo XX,Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires, 2000.        

Tcach, Csar, Sabattinismo y peronismo, Sudamericana, Buenos Aires, 1991.       

---------- y Marta Philp, "Estado y partido peronista en Crdoba: Una interpretacin" en Csar Tcach (coord.),Crdoba bicentenaria. Claves de su historia contempornea, Centro de Estudios Avanzados, Crdoba, 2010, pp. 249-272.        

Vagliente, Pablo, "El asociativismo religioso en Crdoba: del modelo cofradial al de accin social (1850-1880)" en Vidal y Vagliente, Seal, 2002, pp. 101-139.       

---------- , "Sociedad civil, cultura poltica y debilidad democrtica. Crdoba, 1852-1930", tesis de doctorado en Historia, Crdoba, 2010, indita.         

Vidal, Gardenia, "El Crculo de Obreros de Crdoba (1897-1907). Algunas carctersticas del espacio pblico de una ciudad del interior" en Vidal y Vagliente, Seal, 2002, pp. 165-208.     

---------- y Pablo Vagliente (comps.), Por la seal de la cruz. Estudios sobre Iglesia catlica y sociedad en Crdoba, s. XVII-XX, Ferreyra Editor, Crdoba, 2002.         

Walter, Jane, "Catolicismo, cultura y lealtad poltica: Crdoba, 1943-1955" en Vidal y Vagliente, Seal, 2002, pp. 265-309.        

Notas

* Este artculo forma parte del captulo IV de mi tesis doctoral. Blanco, "Mundo", 2011, pp. 129-163.

1 La reconstruccin histrica de los desencuentros entre la Iglesia y el peronismo hasta el golpe de 1955 ha sido realizada por numerosos autores. Entre los trabajos en el mbito nacional ms recientes pueden consultarse Caimari, Pern, 1995; Bianchi, Catolicismo, 2001; Stefano y Zanatta, Historia, 2000, y Spinelli, Vencedores,2005. Desde la perspectiva provincial se destacan Tcach, Sabattinismo, 1991; Walter, "Catolicismo", 2002, y Capellupo, 1955, 2005.

2 Brennan, Cordobazo, 1996.

3 De acuerdo con el testimonio del ministro de Gobierno de Crdoba Erio Bonetto, en la reunin de ministros de esa cartera celebrada en Resistencia en febrero de 1953 para tratar la relacin entre las autoridades eclesisticas provinciales y el Estado, el nico que present un informe anticlerical fue el representante de Buenos Aires. Walter, "Catolicismo", 2002, p. 294.

4 Crdoba, 8 de septiembre de 1947; La Voz del Interior, 25 de septiembre de 1951; Editorial, Los Principios, 26 de septiembre de 1951, y Tcach, Sabattimsmo, 1991, pp. 284-285 y 291.

5 La Voz del Interior, 6 de noviembre de 1951; Crdoba, 5 y 10 de noviembre de 1951. El nombramiento en octubre de 1951 del diputado nacional por Santa Fe Osella Muoz como interventor del PP estara desvinculado de la partida de San Martn o de internas partidarias, puesto que el anterior interventor Crmamo haba sido reemplazado porque se presentaba como candidato a gobernador por Santa Fe. Los Principios, 10 de octubre de 1951.

6 Walter, "Catolicismo", 2002, p. 292.

7 La Voz del Interior, 2 de mayo de 1952, 17 de mayo de 1953 y 27 de abril de 1955; Los Principios, 2 de mayo de 1952; Diario de Sesiones de la Cmara de Senadores de la Provincia de Crdoba, 1954, p. 884, en Biblioteca de la Legislatura de la Provincia de Crdoba (en adelante BLPC), y Tcach, Sabattinismo, 1991, p. 201.

8 Cabe destacar las experiencias ms autnomas desarrolladas por los PP de Santa Fe y provincia de Buenos Aires. Al respecto, consltese Prol, Estado, 2012, y Aelo, Peronismo, 2012.

9 Los Principios, 10 de agosto de 1953, y Tcach y Philp, "Estado", 2010, pp. 268-269.

10 Goldar, Buenos, 1992, cap. vii; La Voz del Interior, 18 y 25 de mayo de 1952, y Los Principios, 18 de mayo de 1952. De todas maneras, la percepcin de los grupos juveniles de la ACC era que se estaba viviendo una crisis moral que contaba con la aquiescencia de las autoridades municipales y policiales. Vase Tcach,Sabattinismo, 1991, p. 225.

11 La Voz del Interior, 12 de octubre de 1952 y 19 de noviembre de 1955; Los Principios, 1 de julio de 1954;Boletn Municipal de la ciudad de Crdoba, febrero y mayo de 1954, pp. 3646 y 3829-3831, respectivamente, en Archivo Histrico de la Municipalidad de Crdoba (en adelante ahmc); Diario de Sesiones de la Cmara de Diputados de la Provincia de Crdoba, 1953, pp. 34, 914-917 y 1149, en BLPC. Cabe aclarar la mencin errnea de "Po XIII" como autor de la Rerum Novarum por parte de uno de estos diputados, Luis Icardi (que provena de un sindicato del transporte), lo cual denotaba su esfuerzo por imbuirle una tnica catlica al 1 de mayo.

12 Vase Tcach, Sabattinismo, 1991, pp. 227 y 228.

13 Discurso de Osella Muoz reproducido en Tcach, Sabattinismo, 1991, p. 224. Ante estos disturbios, el gobierno nacional reaccion mediante la reactivacin de un estilo de enfrentamiento maniqueo como fue el de la antinomia "Braden o Pern" de 1945, en el cual el enemigo principal lo representaba la Iglesia: el ministro del Interior ngel Borlenghi acus a la ac de vinculaciones con su homnima de Paraguay e insinu que esos episodios hubieran estado dirigidos desde el extranjero —presumiblemente de Estados Unidos.

14 Discurso de Figueroa citado en Tcach, Sabattinismo, 1991, p. 224; Los Principios, 25 de marzo de 1954, y La Voz del Interior, 30 de septiembre de 1954.

15 La Voz del Interior, 13 de mayo de 1953 y 21 de abril de 1954.

16 Das despus de la alocucin de Pern ante la CGT a fines de septiembre de 1954 sobre la molesta persistencia de la asociacin entre la religin y los sindicatos, La Prensa, rgano oficial de la central de trabajadores desde 1951, public artculos en los que se acusaba a la Iglesia de intentar infiltrarse en el movimiento obrero con la intencin de cristianizarlo. El 25 de noviembre la estructura peronista (Consejo Superior y provinciales, rama femenina, CGT) organiz un acto en el Luna Park en repudio a las "infiltraciones de elementos polticos y clericales". Los Principios, 30 de septiembre y 26 de noviembre de 1954, y La Voz del Interior, 26 de noviembre de 1954.

17 La Voz del Interior, 15 y 16 de octubre de 1954; Los Principios, 30 de abril de 1954 y 15 de octubre de 1954. Vanse Tcach, Sabattinismo, 1991, p. 227 y Walter, "Catolicismo", 2002, p. 298. Segn la comisin directiva del COC, los actos organizados por el 1 de mayo contaron con la presencia de altos funcionarios del gobierno. Los Principios, 6 de mayo de 1953.

18 Vase el discurso del 1 de mayo de 1952 por parte de Roque Reina, de la Agremiacin del Docente Argentino, en La Voz del Interior, 2 de mayo de 1952, y Electrum, marzo de 1954 y octubre de 1954.

19 Caimari, Pern, 1995, p. 308. Sobre el asociacionismo catlico desde principios del siglo XX en Crdoba vanse Vagliente, "Sociedad", 2010; Vidal, "Crculo", 2002; Vagliente, "Asociativismo", 2002; Monterisi, "Asociacionismo", 2002, y Boixads, "Vivienda", 2002.

20 Revista Eclesistica del Arzobispado de Crdoba y obispados sufragneos, 1951, pp. 131-139, en Archivo del Arzobispado de Crdoba (en adelante AAC); Los Principios, 12 de febrero de 1951. Sobre la especializacin por ambiente social de la ACA en la dcada de 1930 vase Blanco, Modernidad, 2008, pp. 228-230 y 107-108.

21 Entrevista al seor scar Morandini (miembro simultneo de la UES y de la Juventud Obrera Catlica), realizada por Jessica Blanco, los das 6 de enero y 8 de febrero de 2007, en la ciudad de Crdoba, Argentina; Acha, Muchachos, 2011; Caimari, Pern, 1995, p. 293, y Santos, "Tucumn", 2008. Vase adems Tcach,Sabattinismo, 1991, p. 230.

22 Tcach, Sabattinismo, 1991, pp. 223 y 233.

23 La Voz del Interior, 28 de septiembre de 1954 y 14 de octubre de 1954. Segn Marta Lonardi, Enrique Ferreira form parte de los grupos civiles que actuaron en el golpe. Lonardi, Padre, 1981, p. 59.

24 Los Principios, 16, 18 y 20 de septiembre de 1954 y 8 de octubre de 1955; La Voz del Interior,26 de noviembre de 1954; Capellupo, 1955, 2005, pp. 88-89, y Tcach, Sabattinismo, 1991, pp. 230-232.

25 Los Principios, 21 de noviembre de 1954.

26 Al respecto, vanse Los Principios, 30 de septiembre y 24 de noviembre de 1954; La Voz del Interior, 24 de noviembre de 1954; Prol, Estado, 2012, p. 224; Caimari, Pern, 1995, p. 278, y Santos, "Tucumn", 2008.

27 La Voz del Interior, 12, 13, 14, 17, 18, 25 y 28 de noviembre de 1954, y Los Principios, 12, 14, 17 y 25 de noviembre de 1954.

28 La Voz del Interior, 12, 13, 14, 17, 18, 19, 22 y 27 de noviembre de 1954; Los Principios, 12, 14, 19, 24, 25 y 26 de noviembre de 1954, 16 y 17 de diciembre de 1954, 13 de mayo de 1955 y 15 de junio de 1955, y Tcach,Sabattinismo, 1991, p. 235.

29 Los sindicatos favorables al presidente fueron la Asociacin de Trabajadores del Estado, gastronmicos, grficos, lecheros, vendedores de diarios, sindicato del espectculo pblico, de la carne, personal civil de la nacin, del petrleo, de vialidad, de choferes profesionales, Unin de Educadores de la Provincia de Crdoba, de docentes de filosofa, panaderos, pasteleros, choferes camioneros, Sindicato Argentino de la Prensa, ferroviarios del General Belgrano, bancarios, vitivincolas, empleados del Jockey Club, curtidores, sindicatos de contadores pblicos. La Voz del Interior, 12, 13, 14, 16, 17 y 19 de noviembre de 1954, y Los Principios, 14, 15, 16 y 17 de noviembre de 1954 y 9 de diciembre de 1954.

30 Prol, Estado, 2012, p. 224.

31 Los Principios, 30 de abril de 1953 y 1 de mayo de 1955, y La Voz del Interior, 28 de abril y 12 de noviembre de 1954, 28, 29 y 30 de abril de 1955.

32 Las "Horas Santas" se realizaban en algunas iglesias del centro y constituan verdaderas arengas antiperonistas desde el plpito y espacios de encuentro con la oficialidad joven. Al respecto consltese el testimonio de Quinto Cargnelutti en Capellupo, 1955, 2005, p. 196.

33 Dentro de la UCR, tanto el sector sabattinista como el unionista tenan una postura antiperonista pero a diferencia del partido a escala nacional, eran golpistas o potencialmente golpistas. Los unionistas cultivaban excelentes relaciones con los sectores militares y participaron en las sublevaciones de 1951 y junio de 1955. El Partido Demcrata de Crdoba tambin se diferenci de su par nacional porque se resista a acercamiento alguno con el gobierno peronista, al que negaba cualquier posibilidad de reconversin democrtica. Tcach,Sabattinismo, 1991, pp. 243-244 y 246.

34 Los Principios, 21 de mayo y 14 de octubre de 1955; La Voz del Interior, 27 de mayo de 1955, y Revista Eclesistica del Arzobispado de Crdoba y Obispados Sufragneos, 1955, pp. 335-339, en AAC; adems, Tcach,Sabattinismo, 1991, pp. 247-250. Sobre la Revista Eclesistica de Buenos Aires vase Caimari, Pern, 1995, p. 261.

35 Los Principios, 17 de junio de 1955; La Voz del Interior, 17 de junio de 1955, y Tcach, Sabattinismo, 1991, pp. 250-251.

36 Los Principios, 19 y 24 de septiembre de 1955; La Voz del Interior, 24 de septiembre de 1955; Tcach,Sabattinismo, 1991, pp. 256-257, 268-269 y 271; Acha, Muchachos, 2011, pp. 195-200, y Capellupo, 1955, 2005, p. 116. Una pormenorizada crnica de los meses previos al golpe de septiembre de 1955 y la participacin catlica, partidaria y militar en Tcach, Sabattinismo, 1991, pp. 241-276, y Capellupo, 1955, 2005, pp. 73-188.

37 La Voz del Interior, 28 de agosto de 1955; Los Principios, 17 de septiembre de 1955; Capellupo, 1955, 2005, pp. 132 y 204, y Doyon, Pern, 2006, p. 39)5.

38 Al respecto vase Acha, "Sociedad", 2004.

Refbacks

  • No hay Refbacks actualmente.


Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons:

Atribución by

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales es una publicación cuatrimestral, de acceso abierto, editada por Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. http://www.mora.edu.mx/ Plaza Valentín Gómez Farías núm. 12, col. San Juan Mixcoac, Deleg. Benito Juárez, 03730, México, D. F., conmutador: 5598-3777.

Directora editorial y/o editor responsable: Dra. Ana María Serna Rodríguez, aserna@mora.edu.mx  Reservas de derechos al uso exclusivo núm.: 04-2014-072511422000-102, ISSN: 0186-0348. ISSN electrónico: 2395-8464. Último número: Año 30, Volumen 31, número 2 (92), mayo-agosto, 2015. Responsable de la coordinación de este número:Yolanda R. Martínez, Madrid 82, col. Del Carmen, Deleg. Coyoacán, México, D.F. C.P.  04100, tel. 5554-8946, ext. 3108, secuencia@mora.edu.mx

Responsable de la última modificación de este número: Francisco Rafael Marín Martínez, frmarin@mora.edu.mx con domicilio en: Madrid 82, col. Del Carmen, Deleg. Coyoacán, México, D.F. C.P.  04100, tel. 5554-8946, ext. 3108. Fecha de última modificación: 07-07-2015

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización.