ISSN impreso: 0186-0348

ISSN electrónico: 2395-8464

Entre reivindicaciones sexuales y reclamos de justicia econmica: divisiones polticas e ideolgicas durante la Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer. Mxico, 1975

Between Sexual Claims and Calls for Economic Justice: Political and Ideological Divisions during the World Conference of the International Women's Year. Mexico 1975

Pamela Fuentes*

Fecha de recepcin: agosto de 2012. Fecha de aceptacin: febrero de 2013.

 INFORMACIN SOBRE LA AUTORA:

Pamela Fuentes. Candidata a doctora en Historia por la Universidad de York (Toronto, Canad). En esa misma universidad se ha desempeado como profesora adjunta en los cursos de Historia de Latinoamrica y Latinoamrica Contempornea. Maestra en Historia por la UNAM y licenciada en Historia por la UAM-Iztapalapa. Ha recibido varias becas y distinciones entre las que se encuentran: la beca CONACyT Bicentenario para estudiantes en el extranjero (2010), la beca para estudiantes distinguidos del INEHRM (2006) y mencin honorfica en el concurso de tesis "Sor Juana Ins de la Cruz. Primera feminista de Amrica" (2002), organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres.

ABOUT THE AUTHOR:

Pamela Fuentes. Doctoral candidate in History at York University (Toronto, Canada), where she has served as associate professor in Latin American History and Contemporary Latin America courses. MA in History from UNAM and ba in History from the UAM-Iztapalapa. She has received several grants and awards including the Bicentennial CONACyT scholarship for students abroad (2010), the INEHRM scholarship for distinguished students (2006) and honorable mention in the "Sor Juana Ins de la Cruz. First Feminist of America", thesis competition (2002), organized by the National Women's Institute.

Resumen

La Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer se celebr del 19 de junio al 2 de julio de 1975, con la participacin de ms de 9 000 personas provenientes de 133 naciones. La conferencia, organizada por las Naciones Unidas, fue el primer y el ms grande intento por analizar la inequidad de gnero desde una perspectiva global. Este artculo analiza el contexto internacional en el que se desenvolvi la conferencia y muchas de las discusiones que esta origin en su momento: desde el optimismo acerca de los resultados positivos que la reunin mundial originara hasta aquellas opiniones que ridiculizaban o hacan sentir su indiferencia hacia una "reunin de mujeres". En particular, el anlisis se centra en los discursos acerca del concepto de "mujer" debido a que este refleja las perspectivas opuestas que las participantes manifestaron en la conferencia. Las construcciones ideolgicas acerca de lo que significaba "ser mujer" desempearon un papel central en las confrontaciones diarias entre mujeres de los pases de los llamados Primer y Tercer Mundos. Las mujeres de las naciones econmicamente desarrolladas fueron percibidas por la prensa y por algunas delegadas latinoamericanas como interesadas nicamente en asuntos sexuales, como el lesbianismo, el aborto y la prostitucin. Por el contrario, el ideal de mujer del Tercer Mundo estaba relacionado con la justicia social y la igualdad econmica. Con este anlisis, el presente ensayo tiene como objetivo contribuir al entendimiento de la construccin de identidades femeninas en un contexto global y demostrar que dichas construcciones estn ntimamente relacionadas con luchas polticas, econmicas y culturales en contextos nacionales e internacionales.

Palabras clave: Conferencia; feminismo; mujeres; identidades; ONU.

Abstract

The World Conference of the International Women's Year was held from June 19 to July 2 1975. With the participation of more than 9 000 people from 133 nations. The conference, organized by the United Nations, was the first and largest attempt to analyze gender inequality from a global perspective. This article analyzes the international context in which the conference took place and many of the discussions it sparked at the time: from the optimism about the positive results that would result from the global meeting to opinions that ridiculed or were indifferent to a "woman's meeting." In particular, the analysis focuses on the discourse about the concept of "woman," since this reflects the competing perspectives that participants expressed at the conference. Ideological constructions about what "being a woman" meant played a central role in the daily confrontations between women from countries in the so-called First and Third Worlds. Women from economically developed nations were perceived by the press and certain Latin American delegates as interested solely in sexual matters, such as lesbianism, abortion and prostitution. Conversely, the ideal of Third World women was related to social justice and economic equality. With this analysis, this essay seeks to contribute to the understanding of the construction of female identities in a global context and show that these constructions are closely related to political, economic and cultural struggles in national and international contexts.

Key words: Conference; feminism; women; identities; UN.

Introduccin

La Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer se realiz en la ciudad de Mxico del 19 de junio al 2 de julio de 1975 en el edificio sede de la Secretara de Relaciones Exteriores, en Tlatelolco. Este foro tena como propsito analizar —por primera vez a escala global— las circunstancias que las mujeres enfrentaban en distintas partes del mundo. El principal objetivo de la conferencia era estudiar el Plan de Accin Mundial redactado por la organizacin de las Naciones unidas para que las distintas delegaciones propusieran las enmiendas necesarias con miras a resolver los problemas que mantenan a las mujeres en desventaja.

Tanto en Mxico como en otros pases, la Conferencia fue percibida de mltiples formas por los distintos sectores sociales, quienes se manifestaron a favor y en contra. Para algunos represent la oportunidad de incorporar a las mujeres al desarrollo; para otros, una manipulacin de los pases industrializados; y, para varios ms, era slo una prdida de tiempo. Durante el encuentro, las posturas mejor definidas en las discusiones fueron las relativas al Primer y al Tercer Mundos. Si bien es cierto que durante la guerra fra dichas etiquetas se referan tanto a los pases industrializados alineados con Estados Unidos como a las naciones con economas en desarrollo en Asia, Latinoamrica y frica, durante la conferencia la tensin entre ambos bloques estuvo representada, fundamentalmente, por representantes de Estados Unidos y Amrica Latina.

En este ensayo me ocupar de analizar, principalmente, cmo se fueron construyendo los debates en torno al concepto de "mujer" asignados a cada bloque, el conflicto que generaron, qu elementos conformaron ese debate y cmo interactuaron entre s en una lucha ideolgica por imponer la identidad que pudiera guiar los lineamientos a seguir para resolver los problemas ms urgentes para mejorar la situacin de las mujeres en el planeta. No obstante, cabe sealar que en muchas ocasiones miembros de pases industrializados compartan los puntos de vista expuestos por mujeres de los pases en vas de desarrollo y viceversa.

El estudio de estas posturas debe considerar, necesariamente, los elementos sociales y econmicos —nacionales e internacionales—, que convergieron en la dcada de 1970 y favorecieron la designacin, por parte de la Organizacin de las Naciones Unidas, de un ao dedicado al anlisis internacional enfocado a las mujeres.

En primer lugar, debe tenerse en cuenta el contexto internacional. Hacia 1975 el mundo se encontraba dividido en grandes bloques poltico-econmicos que mantenan en tensin constante las relaciones mundiales a causa de los permanentes conflictos de poder que haban delineado el mundo desde el trmino de la segunda guerra mundial. A partir de 1945, las superpotencias emergentes —Estados Unidos y la Unin Sovitica— trataron de mantener su hegemona alineando al resto de los pases a los bloques capitalista o socialista, respectivamente. Durante las dcadas de 1950 y I960 el grupo de los llamados pases del Tercer Mundo comenz a mostrar una fuerza para equilibrar las relaciones internacionales que no haba sido tomada en cuenta antes. Numerosos pases asiticos y africanos se independizaron y las grandes potencias establecieron relaciones diplomticas con la finalidad de adherirlos al sistema poltico que cada uno representaba.

No obstante, los pases que recin haban ganado su independencia trataron de escapar del neocolonialismo; es decir, no queran quedar bajo la tutela econmica o poltica de otro gobierno, deseaban mantener una posicin autnoma en el escenario internacional. Aunque esto no fue posible debido a que no contaban con economas lo bastante fuertes para competir, estos pases fueron parte, al igual que Amrica Latina, de un emergente bloque de naciones que, gracias a su importancia numrica, tenan en sus manos el equilibrio de la balanza internacional. Adems, el rechazo de muchos de sus habitantes a las superpotencias fue gestando una ideologa propia basada, principalmente, en el rechazo al dominio extranjero.

Al finalizar la segunda guerra mundial los pases del bloque aliado crearon la Organizacin de las Naciones Unidas bajo el argumento de la urgente necesidad de mantener la paz, la cooperacin y la seguridad internacionales. En su discurso los aliados sostuvieron que la seguridad y la armona del mundo se haban puesto en riesgo a causa de la pobreza y el atraso heredados de los regmenes coloniales, por ello era necesario que cada nacin alcanzara tanto la conciliacin interna como el progreso econmico para, de esta manera, construir un nuevo orden internacional que asegurara el progreso y la paz. Como consecuencia, durante la dcada de 1950 las Naciones Unidas comenzaron a acuar trminos como "pases en desarrollo" y en los aos subsiguientes el concepto "desarrollo" fue adoptado por economistas y estudiosos de las ciencias sociales en diversas partes del mundo.1

Los pases del Tercer Mundo, a pesar de tener niveles de vida, regmenes econmicos o sistemas polticos diversos, compartan una caracterstica: respecto de los pases ricos, todos ellos eran subdesarrollados. Entre las dcadas de 1950 y 1960 el concepto "desarrollo" estuvo en el centro del debate internacional y se fue modificando gradualmente: se le agreg el trmino "social" para sealar que en este proceso, tanto los gobiernos como las organizaciones internacionales deben llevar a cabo polticas de alcance nacional que involucraran a toda la poblacin con la finalidad de poner en prctica mecanismos de redistribucin y proporcionar servicios para mejorar el nivel de vida de los habitantes de los pases en vas de desarrollo.2Como consecuencia, la ONU dej de considerar solamente la importancia de cambios en la economa y comenz a buscar la manera de disear polticas que estuvieran dirigidas a impactar de modo directo en la vida cotidiana de las personas. De esta manera, los temas vinculados con las necesidades fundamentales, como educacin, alimentacin y salud, cobraron fuerza en los organismos internacionales y los diferentes gobiernos. Asimismo, actores ignorados hasta entonces empezaron a ser considerados como elementos indispensables de cambio para contribuir al desarrollo mundial. Este es el caso de las mujeres, quienes en pocos aos, de 1970 a 1975, pasaron de ser prcticamente inexistentes en los proyectos de la ONU a ser una pieza clave para la solucin de los problemas globales, particularmente en el freno a la explosin demogrfica que dio pie a las campaas de planificacin familiar de la dcada de 1970.3

Durante esos aos los pases miembros de la Organizacin de las Naciones Unidas propusieron y realizaron una serie de reuniones internacionales dedicadas a diversos temas que tenan que ver con el desarrollo social, tales como: poblacin, medio ambiente, recursos naturales, derechos humanos, entre otros. Las conclusiones de estas conferencias hicieron patente que el papel de las mujeres para llevar a cabo las soluciones planeadas era fundamental, pues ellas, principalmente en su papel de madres, eran las encargadas de la educacin, alimentacin, salud y regulacin de la fecundidad dentro de la familia.4

La importancia que las mujeres adquirieron en los planes de desarrollo internacional qued de manifiesto con la designacin, por parte de las Naciones Unidas, de 1975 como el Ao Internacional de la Mujer. En junio y julio de ese ao, mientras la Conferencia del Ao Internacional de la Mujer se desarrollaba en Tlatelolco, en otro punto de la ciudad de Mxico tuvo lugar la Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales. La Unidad de Congresos del Centro Mdico fue el edificio que alberg a cerca de 6 000 personas que se dieron cita all para discutir, al igual que en la Conferencia, distintos asuntos en torno a la situacin de las mujeres, aunque con diferencias importantes en los temas que se presentaron y mtodos de trabajo completamente distintos.

Este foro paralelo fue adquiriendo, con el paso de los das, una importancia cada vez mayor, sobre todo entre las asistentes y la prensa. Aunque la Tribuna no present conclusiones sobre los temas que all se examinaron, ni tampoco emiti resoluciones, instrumentos jurdicos o recomendaciones oficiales, los debates que all se suscitaron recogen las tensiones que permiten definir el ideal de mujer que cada uno de los bloques buscaba imponer. Adems, este encuentro puso en la mesa de la discusin pblica temas que no estuvieron considerados en la agenda de la Conferencia —como el lesbianismo, el aborto y la prostitucin—, los cuales mostraron, de manera contundente, la pluralidad, tanto de problemas como de identidades, que definan a las mujeres alrededor del mundo.

Aunque las tensiones entre las delegadas de los pases desarrollados y las de las naciones en vas de desarrollo comenzaron a delinearse en las discusiones sobre la redaccin final del Plan de Accin Mundial —principal labor de los participantes en la Conferencia—, fue en la Tribuna donde ambos bloques tomaron posturas mucho ms definidas y opuestas. Por esta razn, en este ensayo me centrar en las discusiones que tuvieron lugar en el encuentro de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), sin perder de vista los debates en la Conferencia.

Los planteamientos de las mujeres del Primer Mundo —relacionados principalmente con la sexualidad— fueron calificados varias veces y por distintas voces como triviales o extravagantes, sin relacin con los asuntos que realmente deban resolverse para mejorar la condicin de las mujeres en el mundo. De acuerdo con algunas participantes de los pases en vas de desarrollo, para lograr un cambio en la condicin de las mujeres era necesario el reordenamiento de la economa mundial y un reparto justo de la riqueza. Aunque, reitero, la postura de los bloques no era uniforme.

Debido a las numerosas discusiones que tuvieron lugar tanto en la Tribuna como en la Conferencia, y que ocuparon numerosas pginas en los peridicos de la ciudad de Mxico, el balance inmediato de los hechos fue, en diversas ocasiones, negativo. Muchas veces se menospreciaron, en tono de burla, los debates que tuvieron lugar en ambos foros. Esto es, el intercambio de ideas y la discusin de propuestas no fueron vistos como un signo de pluralidad, sino como la incapacidad de las mujeres para ponerse de acuerdo, debido a su naturaleza conflictiva. No obstante, hubo algunas opiniones cuyo recuento acerca de los resultados y de los posibles cambios que podran desencadenarse de este contacto entre mujeres de todo el mundo fue mesurado e incluso positivo. Es importante sealar que actualmente se percibe a la Conferencia no slo como un acontecimiento positivo, sino como un momento fundamental en la creacin de leyes y de instrumentos relacionados con mejorar la condicin de las mujeres en el mundo.

Para este artculo se tomaron en cuenta diferentes fuentes con el objetivo de reconstruir los debates que tuvieron lugar en el marco de la Conferencia. Despus de resaltar la importancia que tuvo la Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales para la generacin de dichas discusiones, examinar los principales elementos de tensin entre mujeres primermundistas estadunidenses y las mujeres latinoamericanas que representaron a los pases en vas de desarrollo. En este anlisis fueron de importancia medular los documentos resguardados por el Consejo Nacional de Poblacin, mismos que no slo contienen documentos oficiales sino reportes de las principales actividades de la tribuna, volantes, transcripciones de las ponencias y carteles. A pesar de no ser un acervo particularmente abundante, la riqueza de su informacin radica en la posibilidad de reconstruir los quince das de la Conferencia y la Tribuna a travs de documentos que las mismas participantes generaron.

Por ltimo, har un recuento del balance que hicieron reporteros y colaboradores en la prensa capitalina durante los das posteriores a la Conferencia, el cual sirve para estudiar algunas de las estructuras sociales y culturales que fueron sacudidas por la primera reunin en el mundo dedicada a las mujeres. Adems, en dicho recuento es posible observar las diferentes temticas que fueron puestas a discusin y que seran incorporadas en los planes de accin de cumbres de la misma naturaleza (Nairobi, Copenhague y Pekn) en aos posteriores.

La Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales y su importancia como foro de discusin abierto

La Tribuna del Ao internacional de la Mujer fue organizada por una comisin designada por la Conferencia de Organizaciones No Gubernamentales —reconocidas como entidades consultivas por el Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas— y cont con el apoyo de la ONU y del gobierno de Mxico.5 De forma paralela a la Conferencia, las sesiones tambin se realizaron en la capital mexicana, en el Centro Mdico y, de acuerdo con algunas asistentes, las discusiones de la Tribuna fueron ms enriquecedoras, no slo por las mesas de debate que se programaron, sino porque tambin existi un activo intercambio de puntos de vista en escenarios menos formales como los pasillos o la cafetera.6

A pesar de que podra pensarse, siguiendo las crnicas de los peridicos mexicanos, que en ese foro domin la violencia, el desorden o la trivialidad —la prensa enfatiz las rias entre las asistentes e incluso en la forma en que estas iban vestidas o peinadas—, algunas de las personas all reunidas opinaron que "la Tribuna fue [el] alma [de la Conferencia] porque all la gente fue ms franca entre s" o que

all haba gente de todas las clases sociales, de todas las ocupaciones, y de diferentes grupos que se juntaban para tratar de mirar al movimiento en su conjunto [...] Esta experiencia [...] cruz las barreras nacionales, culturales, idiomticas y clasistas. Fue algo fabuloso.7

Durante el desarrollo de ambos encuentros, la Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer poco a poco se fue conociendo como la conferencia oficial, para subrayar la formalidad de las discusiones de Tlatelolco. Es probable que el elemento clave que marc la diferencia entre ellas haya sido la manera en que fueron organizadas. En la Conferencia era prcticamente imposible escapar del plan de trabajo establecido. Las dos semanas se repartieron en sesiones plenarias y reuniones de trabajo cuyo objetivo principal era consolidar los numerosos proyectos de resolucin y las enmiendas al Plan de Accin Mundial. De acuerdo con Hanna Papanek, acadmica estadunidense que asisti a las dos reuniones, ese documento fue descrito por algunas delegadas como una lista de cambios deseables para ser adoptados por los gobiernos, en lugar de contener un cuidadoso enfoque de cambios estructurales en el estatus de la mujer.8

En cambio, la Tribuna fue un lugar en el que se discuti una multiplicidad de temas, muchos de ellos no estuvieron previstos en la agenda oficial, lo que permiti una sensacin de mayor libertad en torno a lo que poda hablarse y la forma en la que se hara, como un foro abierto. Adems, la participacin en este encuentro no fue exclusiva de las delegadas que los gobiernos enviaron a la Conferencia; tambin pudieron inscribirse para tomar parte en los debates de la Tribuna miles de participantes, que provenan, principalmente, de Amrica Latina y Estados Unidos.9

En este encuentro, la nacionalidad de las participantes tuvo un papel fundamental. La mayor parte de las asistentes a la Tribuna provenan del continente americano, de estas, alrededor de la tercera parte eran mexicanas. De acuerdo con Papanek, la poca concurrencia de representantes de regiones como Asia, frica y Europa del este estuvo condicionada por los altos costos que representaba el viaje a la ciudad de Mxico; por su parte, Francesca Miller, en su investigacin acerca de las mujeres en Latinoamrica, considera que esto obedeci, adems, a la larga tradicin de las mujeres latinoamericanas en reuniones internacionales para discutir la situacin de las mujeres en la regin —como el Primer Congreso Interamericano de Mujeres de 1947 en Guatemala— y a cierto apoyo gubernamental para que algunas de ellas pudieran asistir a la reunin del Ao Internacional de la Mujer.10 Lo importante, en todo caso, es que la composicin de las asistentes influy de forma definitiva en sus distintos enfrentamientos, los cuales, si bien fueron percibidos o enunciados —por muchos de los asistentes y la prensa— como oposiciones entre el Primer y el Tercer Mundos, en general fueron conflictos entre latinoamericanas y estadunidenses.

El enfrentamiento entre las mujeres del Primer y del Tercer Mundos dentro de la tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales: problemas polticos vs. problemas personales

En las sesiones que tuvieron lugar en el Centro Mdico Nacional, sede de la Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales, tambin se discuti el Plan de Accin Mundial. A pesar de que, por razones tcnicas, las conclusiones de este encuentro no seran incorporadas a los documentos oficiales que se presentaran como resultado de la Conferencia, las personas all reunidas hicieron varios intentos para que sus propuestas fueran tomadas en cuenta en los anlisis y resultados de la Conferencia del Ao Internacional de la Mujer.

Las sesiones de la Tribuna estuvieron plagadas de intensos debates y profundas diferencias. Estas manifiestan los elementos que delinearon el concepto de mujer de cada uno de los bloques que entraron en conflicto. Adems, estas discusiones —que tomaron la forma tanto de debates ideolgicos como de rias— mostraron los matices existentes dentro de cada uno de los bandos, situacin que dej al descubierto la pluralidad de la categora mujer y las diversas formas de priorizar lo que cada grupo consider como problemas propios.

A pesar de la diversidad de opiniones que existi, a veces sin importar el bloque econmico del que provenan los participantes, la prensa y la mayora de los asistentes concibieron las discusiones de la Tribuna como una lucha entre mujeres de los pases industrializados —encarnados en la figura de la feminista estadunidense Betty Friedan— y las del Tercer Mundo, quienes tuvieron dos portavoces: la ecuatoriana Marisa de los Andes —cuyas huellas antes y despus de la Conferencia ha sido difcil rastrear— y, principalmente, la boliviana Domitila Barrios de Chungara, lder de los mineros de su pas.11

La feminista estadunidense ocup numerosas notas en los diarios de la capital mexicana. Cuando los trabajos de la Conferencia dieron inicio, Friedan ya era conocida por su libro The Feminine Mystique, publicado por primera vez en Estados Unidos en 1963. Se considera a esta obra como representativa del feminismo liberal y aunque slo se centra en la situacin de las mujeres de clase media en Estados Unidos, puso en evidencia la represin velada que vivan las mujeres bajo el peso del estereotipo entonces vigente de feminidad, ya que, a pesar del progreso o los avances en la tecnologa, las mujeres continuaban viviendo situaciones discriminatorias. Adems, algunas estudiosas consideran que este libro permiti a miles de amas de casa alrededor del mundo identificar referentes comunes para asumir las distintas formas de opresin ya no como experiencia personal sino colectiva, lo que se convirti en un ingrediente indispensable para el movimiento feminista internacional. Asimismo, en 1966, Betty Friedan haba fundado la National Organization of Women (now) compuesta por cerca de 10 000 miembros, en su mayora amas de casa con hijos. Sus planteamientos pueden considerarse individualistas pues buscaban la paridad de salarios, la igualdad dentro de la familia y consideraban a las mujeres, ante todo, como seres humanos que necesitaban un entorno propicio para desarrollar todo su potencial.12

Por su parte, Domitila Barrios de Chungara fue conocida internacionalmente a partir de sus intervenciones en la Tribuna del Ao Internacional de la Mujer. Fue perseguida en su pas natal, Bolivia, a causa de su activismo poltico como miembro del movimiento sindical. Madre de once hijos, era miembro activo del Comit de Amas de Casa de las Minas, conocido como Siglo XX. En 1975 Barrios de Chungara fue invitada por las Naciones Unidas para participar en la Tribuna. Sus intervenciones fueron polmicas, pero, al mismo tiempo, se gan la simpata de muchas mujeres de los pases en vas de desarrollo quienes vieron en ella a la encarnacin de todos los problemas que se sufran en sus pases.

En la Tribuna, Barrios de Chungara se opuso a las ideas expuestas por muchos oradores cuando les dijo que slo representaban a profesionales de las clases altas y, por lo tanto, no tenan idea acerca de los problemas de las mujeres porque no tenan contacto con la realidad a la que ellas se enfrentaban en la pobreza. Critic duramente las propuestas relacionadas con la igualdad de oportunidades, los anticonceptivos y la libertad individual debido a que, para ella, estos eran problemas secundarios, preocupaciones banales, que no superaban la importancia de problemas como la explotacin y el reparto desigual de riquezas en el mundo.

Con perspectivas opuestas respecto de los problemas que las mujeres deban resolver, Friedan fue presentada como la representante del feminismo imperialista, mientras que Domitila fue considerada una campesina, una mujer del pueblo, lo que le vali la simpata de muchas latinoamericanas, representantes de bloque del Tercer Mundo, mayormente interesadas en resolver los problemas de las desventajas econmicas que sus pases sufran respecto de las naciones industrializadas.

La difusin que alcanz la figura de Domitila fue notable y sus discursos fueron transcritos y recopilados por la educadora brasilea Moema Viezzer en el libro testimonial Si me permiten hablar..., publicado en 1977. En este libro, traducido y editado en varios idiomas, Domitila describe su vida en las minas, denuncia los abusos del gobierno en contra de la clase trabajadora y narra su intervencin en la Tribuna, con una fuerte crtica a la perspectiva de los asuntos de las mujeres que tenan las mujeres de los pases con ms recursos econmicos.13

Adems de las diferencias en torno al desarrollo social o la sexualidad, las luchas ms agudas en ese foro se generaron una semana despus de su inauguracin. Las diferencias se concentraron alrededor de un documento entregado por Friedan a la secretaria de la Conferencia, la abogada finlandesa Helvi Sipila, con recomendaciones al Plan de Accin Mundial que se discuta en la conferencia. Aunque la Tribuna no poda emitir ningn documento oficial, un grupo de mujeres encabezadas por Friedan consideraron que el Plan de Accin Mundial, en su redaccin original, no reflejaba "las necesidades ms urgentes de las mujeres en el mundo".14Algunas de estas necesidades, de acuerdo con el documento, eran: el derecho de las mujeres a decidir sobre el nmero de sus hijos, el derecho a la salud y el derecho de las mujeres de los pases subdesarrollados a intervenir en los programas que la ONU llevara a cabo en sus pases.

A pesar de que la propuesta fue firmada por representantes de quince naciones —entre las que se encontraban algunas del Tercer Mundo como Antonieta Rascn, fundadora e integrante del primer grupo feminista mexicano (Mujeres en Accin Solidaria) as como mujeres de la India, Egipto y Nigeria—, los ataques de la prensa se concentraron en Betty Friedan, quien fue acusada de intentar boicotear las recomendaciones que surgiran de los debates de la Conferencia con el fin de evitar que en el Plan de Accin Mundial surgieran planteamientos en favor de un nuevo orden econmico mundial.15

De acuerdo con lo expuesto por un grupo de latinoamericanas, el problema de las sugerencias entregadas por Friedan es que se presentaron en nombre de todas las participantes de la Tribuna y, adems, no tomaban en cuenta los planteamientos que la mayora de estas mujeres haba hecho durante las sesiones. La polmica sobre este documento estuvo enmarcada por el conflicto, los jaloneos e insultos, adems de la profunda divisin entre las asistentes a la Tribuna, ya que haba estadunidenses y mujeres del Tercer Mundo a favor y en contra de las enmiendas que se entregaron a la representante de la Conferencia. Estas sugerencias, ms all de los enfrentamientos de que fueron causa, no fueron incorporadas al Plan Mundial de Accin de ese ao.16

En torno al Plan de Accin Mundial hubo, por lo menos, dos sesiones que se convirtieron en "mtines antiimperialistas". En estas, algunas asistentes a la Tribuna coreaban consignas como: "Amrica s, yanquis no", "Gringos go home" y "Viva el Tercer Mundo". Las participantes se dividieron: algunas reclamaban el derecho a la libre expresin y acusaban a otras de "fascistas" o "pro imperialistas". Fue en una de estas sesiones que el bloque latinoamericano pidi la presencia de Barrios de Chungara para que presidiera una de las asambleas al grito de "Domitila, Domitila, Domitila! Domitila a la Tribuna!".17

Aunque la dirigente de los mineros bolivianos no fue aceptada por el presdium —encabezado por la mexicana Esperanza Brito de Mart, presidenta del grupo feminista Movimiento Nacional de Mujeres— el enfrentamiento continu de manera extraoficial. Friedan declar a los reporteros que estaba de acuerdo con las acusaciones que aseguraban que la Tribuna estaba siendo boicoteada, pero afirm que esto no era obra de la delegacin que ella representaba, e insinu que los hombres estaban actuando para que las mujeres del Tercer Mundo se dividieran. Adems, expres que las mujeres de ese bloque haban confundido los problemas femeninos que deban resolverse con los asuntos polticos de sus pases, lo que las llevaba a ignorar por completo que estaban peleando entre ellas.18

Desde un punto de vista contrario, Barrios de Chungara opin que "los problemas femeninos" a los que se refera Friedan no tenan que ver con muchos de los que se estaban exponiendo en la Tribuna. La prostitucin, el lesbianismo y el control de la natalidad no eran los asuntos primordiales por los que ella, y muchas de las mujeres del Tercer Mundo, haba asistido a la reunin. De acuerdo con un testimonio escrito en retrospectiva:

esa era la mentalidad y la preocupacin de varios grupos y para m eso fue un choque bien fuerte. Hablbamos lenguajes muy distintos, no? Y esto volva difcil el trabajo en la Tribuna [...] Entonces nos unimos un grupo de latinoamericanas y criticamos todo aquello. Y dimos a conocer nuestros problemas comunes [...] para nosotras el trabajo primero y principal no consiste en pelearnos con nuestros compaeros [...] sino cambiar el sistema en que vivimos por otro, donde hombres y mujeres tengamos derecho a la vida, al trabajo, a la organizacin.19

Con argumentos que seguan la misma lnea, la ecuatoriana Marisa de los Andes le reclam a Friedan —mientras esta haca algunas declaraciones a la prensa— el que se hubieran dejado de lado temas como el imperialismo o la dictadura chilena en el documento que se entreg a Sipila. La latinoamericana —quien en una ponencia se present como sociloga residente en Nueva York—20 enfrent a la estadunidense acusndola de que a ella slo le interesaban los problemas de ndole sexual. Friedan se defendi argumentando que las mujeres de la organizacin feminista que presida (la NOW) estaban en contra del imperialismo y neg ser la causante de la divisin en la Tribuna o de conspirar para que los movimientos de liberacin latinoamericanos quedaran dominados por su pas.21

Un grupo de delegadas latinoamericanas redact el Pronunciamiento aclaratorio del documento que ha circulado a nombre de la Tribuna, en el que se oponan a las diversas formas de opresin desarrolladas por el imperialismo estadunidense. En este documento enfocan la lucha de la liberacin de las mujeres latinoamericanas como un compromiso dentro de la lucha por la libertad de sus propios pases y como un problema del subdesarrollo determinado por el orden internacional. Adems, proponan que se definiera "una conciencia latinoamericanista comprometida con la revolucin y no con el modelo de mujer latinoamericana que impone el imperialismo".22

El pronunciamiento no pudo ser ledo debido a la falta de tiempo. Sin embargo, se trata de un documento importante porque refleja la postura que sostuvieron las mujeres del Tercer Mundo a lo largo de la cumbre. Por medio del antagonismo con el enemigo comn, Estados Unidos, las latinoamericanas se aglutinaron para luchar en contra del imperialismo fusionando los problemas femeninos con la realidad econmico-social de sus propios pases. Antepusieron las dificultades de la colectividad a los derechos individuales, pues consideraron que esa era la forma en la que ellas contribuiran con sus pases para insertarse realmente en los grandes debates internacionales.

La perspectiva tercermundista acerca de la problemtica de las mujeres: el reordenamiento econmico mundial como demanda prioritaria

Los principales temas abordados por las mujeres de los pases tercermundistas fueron el desarrollo y el reordenamiento de la economa internacional. Cuando se empez a discutir en la comunidad internacional la necesidad de incluir a las mujeres en el proceso de desarrollo —de acuerdo con los requerimientos que haban dictado los organismos internacionales—, surgieron varios cuestionamientos acerca de cmo seran integradas en las distintas esferas de la vida pblica, particularmente en la economa. Algunas de las preguntas que el desarrollo traa consigo eran: qu pasara con la maternidad y el cuidado de los hijos cuando las mujeres salieran a trabajar? y cul era la imagen o el modelo de mujer que servira como referente para medir el desarrollo?23

A partir de estas interrogantes, los encargados de implementar las polticas de desarrollo en los pases con menos recursos —y las mujeres preocupadas por el tema— mostraron su inquietud por resolver el atraso econmico proponiendo que las acciones necesarias se ajustaran a su contexto econmico, poltico, social y cultural. En consecuencia, la necesidad de forjar una identidad propia y representativa de las mujeres del Tercer Mundo cobr una enorme importancia, dado que importar el modelo de "mujer liberada" de Estados Unidos o Europa se perciba como una forma de imperialismo cultural.

La Tribuna, al ser una reunin que capt la atencin internacional, se convirti en el escenario perfecto para mostrar pblicamente los lineamientos ideolgicos con los que las mujeres del Tercer Mundo deban identificarse. No obstante, incluso entre las mujeres que compartan la etiqueta de "mujeres de las naciones en vas de desarrollo", existan diferencias y matices determinados por la posicin social, la regin en que vivan (rural o urbana) o bien, el nivel educativo.24

En las discusiones de la Tribuna y en algunos artculos de opinin que aparecieron en la prensa, el asunto de la "liberacin" de las mujeres o los temas relacionados con su condicin se plantearon en funcin de los problemas que enfrentaban los pases latinoamericanos en la escena internacional. De esta manera, la igualdad y la integracin de las mujeres en las actividades econmicas fueron consideradas como seales de progreso y desarrollo porque de esa manera ayudaran a sus pases a salir de la pobreza. Superar esa condicin era la meta primordial de los pases del Tercer Mundo y sus mujeres.25 La inequidad o las desventajas slo por ser mujeres fueron vistas como un reflejo de las condiciones econmicas desiguales entre las naciones. La igualdad entre hombres y mujeres slo se lograra plenamente cuando se alcanzara una situacin econmica que permitiera a los pases en vas de desarrollo enfrentarse en igualdad de circunstancias con las naciones industrializadas.

Aunque se aceptaba que dentro de las sociedades de los pases subdesarrollados las mujeres tenan ms desventajas que los hombres en distintos mbitos, la lucha en contra del colonialismo y del atraso econmico era un problema al que los habitantes deban enfrentarse sin distincin debido a que todos sufran la injusticia y la discriminacin de la estructura econmica mundial.26 La emancipacin de las mujeres fue concebida, en los diarios y en la Tribuna, como inseparable de la liberacin de todos los seres humanos.27 As, ellas tenan que librar una batalla en dos frentes: "contra el subdesarrollo y contra las posiciones, propias o ajenas, que la discriminan en virtud de su sexo".28

De acuerdo con estos planteamientos, las mujeres tenan que colaborar al lado de los hombres y no en contra de ellos, pues el combate en contra del colonialismo necesitaba mucho ms de la unin que del fraccionamiento entre las personas del Tercer Mundo. La lucha contra la dependencia era el problema medular, cualquier otro planteamiento se calificaba como secundario, ajeno a la realidad de estas sociedades o incluso como "dramas domsticos". Casi no se hablaba de problemas propios de las mujeres, esta era una actitud que se consideraba egosta ante los retos que, como conjunto, deban enfrentar las naciones de escasos recursos. Esa posicin la expres una articulista de prensa.

algunos [...] dirn, a lo mejor, que no tiene nada que ver el colonialismo del que se queja la mayor parte de la poblacin con el machismo [...] Pero aqu ya se estara retorciendo la cuestin. Se estaran mezclando dos esferas que no guardan relaciones estrechas entre s [...] el machismo y las otras lindezas son importantes, pero en terreno distinto: en el de la relacin subjetiva de hombres y mujeres [...] Y nadie va a privar de importancia a estos dramas ni a estos niveles de anlisis. Es claro que la tienen. Pero poseen mucho ms las relaciones econmicas y las estructuras sociales, y estas s, en muy buena parte, son hijas del colonialismo. Hasta podra aadirse sin gran temeridad, que los alardes machistas provienen de dichos desajustes sociales y econmicos, y que, en tal sentido, son productos mediatos del hecho colonial o neocolonial.29

La trinchera ideolgica desde la que las mujeres del Tercer Mundo defendieron su posicin qued cimentada de tal forma que sus asuntos se fundan con los del conjunto social, con el fin de dar una batalla frontal al sistema internacional que mantena a una gran parte del mundo en el atraso y la pobreza. Sin embargo, debe destacarse que entre las mujeres de los pases en vas de desarrollo tambin haba mujeres, en su mayora feministas, que simpatizaban con las ideas propuestas por sus similares estadunidenses. No obstante, la mayora de los nacientes grupos feministas mexicanos decidieron no participar en los eventos relacionados con el Ao Internacional de la Mujer.

A principios de la dcada de 1970 comenzaron a formarse distintas organizaciones feministas, no muy numerosas, que quedaron conformadas por mujeres de clase media, con formacin universitaria, identificadas con la izquierda y considerablemente influidas por la ideologa europea y estadunidense acerca del feminismo.30Los diversos grupos que formaban el movimiento se dedicaron a objetar y denunciar las acciones gubernamentales o de los partidos polticos ms que a buscar alianzas con estos sectores. Identificadas con la izquierda desconfiaban de las iniciativas del gobierno y de la apertura democrtica promovida por el rgimen de Luis Echeverra.31

Por esa razn, la mayora de las organizaciones feministas decidi no participar en la Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer; slo algunas integrantes de Mujeres en Accin Solidaria (MAS) colaboraron en la creacin del Centro de Informacin y Documentacin para el Decenio de la Mujer (CIDDEM) y participaron en la Tribuna.32 En general, las feministas consideraron que los objetivos reales del Ao Internacional de la Mujer eran integrar a las mujeres de estos grupos al sistema y disfrazar los planes de control demogrfico en los pases del Tercer Mundo.33

Para mostrar su rechazo a la Conferencia, algunos grupos organizaron actividades alternas: las integrantes del Movimiento Nacional de Mujeres (MNM) prepararon el Ciclo de Avanzada Feminista Ao Internacional de la Mujer que dur dos das y en el que presentaron diversos trabajos. En algunos de ellos se critic duramente a las mujeres del MAS que participaron en el CIDDEM. Por su parte, el Movimiento de Liberacin de la Mujer (MLM) tuvo a su cargo el Contracongreso, una serie de reuniones que tenan como objetivo mostrar a la opinin pblica y a la prensa internacional el repudio de estas feministas hacia el encuentro oficial y sus objetivos.34

De acuerdo con un boletn de prensa emitido por el MLM, el Ao Internacional de la Mujer era "un acontecimiento espectacular y simblico" de carcter sexista, que perpetuaba la discriminacin de las mujeres, pues no era ms que una concesin por parte de las agencias gubernamentales que las conceban como "seres inferiores" necesitadas de "amparo y proteccin".35 Para las feministas del MLM, los problemas de las mujeres no iban a ser atacados desde la raz en la Conferencia, pues el verdadero objetivo de esta era utilizar todo el potencial femenino para fortificar y mantener la continuidad del capitalismo. En ese documento se haca nfasis en las cuestiones que ellas asuman como prioritarias dentro de sus demandas: el trabajo domstico y la reproduccin. Consideraban que ambas estaban siendo analizadas desde la perspectiva masculina con la nica finalidad de favorecer al mismo sistema que las mantena relegadas de la verdadera toma de decisin.

De acuerdo con la ideologa feminista tanto las labores del hogar como la planificacin familiar haban recado principalmente en las mujeres cuando eran responsabilidad de toda la sociedad. El trabajo domstico era una labor que no reciba remuneracin, careca de prestaciones, descanso adecuado y, al relegarse a la esfera privada, se converta en una pesada carga para la mayora de las amas de casa. Por si fuera poco, muchas de las mujeres no haban decidido dedicarse a las tareas domsticas; al contrario, haban sido orilladas a permanecer all por el "sistema patriarcal" que perduraba "en todos los sistemas sociales en mayor o menor grado".36

En lo referente a los anticonceptivos, aunque las feministas estaban de acuerdo en que constituan un elemento fundamental para la liberacin de las mujeres, sospechaban de los verdaderos objetivos que los organismos internacionales ocultaban detrs de las polticas demogrficas y del Ao Internacional de la Mujer. Adems, consideraron que una demanda bsica del movimiento feminista, la no penalizacin del aborto, no tena cabida en las discusiones de la Conferencia, a pesar de las condiciones riesgosas en las que se llevaban a cabo y las muertes que esto ocasionaba.37 De acuerdo con su ideologa, este era un asunto que necesitaba una solucin pronta, que no vendra de los gobiernos reunidos en la cumbre, pues resolver este tipo de problemas no beneficiaba al rgimen dominante, que explotaba de la misma manera a la mujer y al hombre.38

Con el paso del tiempo, las feministas mexicanas han evaluado sus decisiones en torno a la Conferencia y muchas de ellas coinciden en que, aunque en ese momento, por el contexto poltico e ideolgico, sus sospechas y repudio eran fundados. A la larga esa reunin trajo ms consecuencias positivas de las que esperaban y represent una oportunidad de negociacin poltica con el Estado o de vinculacin con feministas de otros pases que no se aprovech en su totalidad.39

El feminismo proveniente del Primer Mundo, as como la influencia de sus demandas en las nacientes organizaciones feministas latinoamericanas fueron concebidos por otras participantes como elementos de distraccin, minucias o extravagancias que apartaban la vista de los verdaderos problemas de estas naciones.

El enfoque de los pases desarrollados respecto de los problemas de las mujeres: defensa de la individualidad y la libertad sobre el cuerpo

Los temas que defendieron en la Tribuna las asistentes estadunidenses y europeas tenan un enfoque distinto de los asuntos desde los que se posicionaron las representantes de los pases en vas de desarrollo. En general, se relacionaron estrechamente con muchos de los problemas que se debatan en la agenda feminista y buscaron, sobre todo, que las mujeres decidieran, de forma individual, sobre su propio cuerpo. Esto provoc un choque frontal con los planteamientos del bloque tercermundista. Dicho sea de paso, estos asuntos suscitaron los debates que causaron mayor polmica en las pginas de la prensa capitalina.

A pesar de que hubo temas en los que muchas latinoamericanas, en su mayora feministas, externaron su afinidad con los planteamientos de las mujeres del Primer Mundo, la percepcin general en los diarios fue que se trataba de posturas prcticamente irreconciliables en torno a los problemas femeninos. Debido al predominio de una ideologa marxista se calificaba al feminismo, en general, como una ideologa burguesa y a las mujeres que sostenan una postura feminista se les consideraba burguesas, raras, extranjerizadas o sospechosas, aunque vivieran dentro de las sociedades subdesarrolladas.

El primer debate importante que se suscit en la Tribuna y que involucr a las mujeres del Primer Mundo estuvo protagonizado por Betty Friedan quien, a partir de ese momento, se convirti en la mujer ms mencionada de la Tribuna en la prensa. Cuando Friedan declar que era un "insulto" para todas las mujeres que un hombre —Pedro Ojeda Paullada— presidiera la Conferencia del Ao Internacional de la Mujer y que esto, adems, era un "smbolo del machismo"40 en Mxico, los comentarios no se hicieron esperar. El funcionario se defendi de modo escueto al declarar simplemente que esa haba sido la decisin del presidente de Mxico Luis Echeverra, y que atribuir este hecho al machismo era como culpar a Echeverra de padecerlo; puntualiz, adems, que las asistentes a la Tribuna hablaban a ttulo personal o en nombre de organizaciones no gubernamentales, a diferencia de lo que pasaba en la Conferencia, donde estaban representadas las opiniones de los gobiernos.41

A pesar de que esta inconformidad se atribuy casi de forma exclusiva a la feminista estadunidense, esa opinin no fue expresada slo por ella. Varias representantes de pases en vas de desarrollo tambin hicieron saber su descontento al respecto, incluso, se organiz una junta fuera de las instalaciones del Centro Mdico para planear la redaccin de una carta en la que se repudiara la designacin del entonces procurador de justicia y se pidiera su renuncia o bien que se nombrara una copresidenta. Dicho documento se hara llegar a la Conferencia del Ao Internacional de la Mujer por medio de algn periodista o representante del Tercer Mundo.42 Aunque no encontr evidencia de que esto se llevara a cabo, es importante tomarlo en cuenta como evidencia de que el nombramiento de Ojeda Paullada caus descontento sin importar los bloques socioeconmicos. De igual forma, algunos columnistas consideraron que la presidencia de la Conferencia en manos de una mujer habra representado una decisin fundamental que ayudara a contrarrestar la idea de un "paternalismo masculino" como trasfondo de la cumbre.43

Sin embargo, cualquier otra crtica fue opacada por la figura de Friedan. Llama la atencin que el primer ataque frontal a la organizacin de la Conferencia le haya sido adjudicado como una opinin personal a una representante del feminismo primermundista, aunque representantes del otro bloque se hayan manifestado al respecto en la misma direccin. La tensin en torno a la declaracin de Friedan fue constante durante la primera semana, inclusive Ojeda Paullada se reuni con ella y, finalmente, la lder feminista declar que "tena que reconocer que estaba equivocada puesto que trabajar en forma conjunta con hombres es positivo", adems, agradeci la colaboracin de las autoridades mexicanas y de los organizadores de la Tribuna.44 Asimismo, declar que aunque su designacin se deba a que era un hombre capaz, "simblicamente era un insulto para la reunin" porque "el hombre debe estar frente a nosotras y no al frente de nosotras".45

El encuentro Friedan-Ojeda Paullada dio fin a esta polmica. Aunque la figura de la estadunidense acapar la atencin y esta protesta se adjudic al Primer Mundo, numerosas notas en la prensa mostraron el acuerdo que exista con ella por parte de analistas y mujeres de las naciones en vas de desarrollo. Esa fue una situacin particular, otras declaraciones de mujeres europeas, estadunidenses o de la misma Betty Friedan en la Tribuna no tuvieron la suerte de tener una aprobacin tan amplia en otros sectores. Ese fue el caso de quienes se pronunciaron en torno a tres temas que se relacionaron de forma directa con la sexualidad: el lesbianismo, el aborto y la prostitucin.

Los debates dentro de la Tribuna en torno a la homosexualidad comenzaron el 20 de junio de 1975 cuando Laurie Bebbington, de la Unin Estudiantil de Australia, tom la palabra para solicitar que se tomaran en cuenta los problemas de las lesbianas y para protestar en contra de los lineamientos culturales que mantenan a las mujeres bajo los dictados tanto de los hombres como de los heterosexuales. Bebbington pidi que no se restringiera la realizacin plena de la mujer al matrimonio o la maternidad, que se aceptara que existen otras formas de vivir como mujeres y que todos los seres humanos —sin importar si eran hombres o mujeres— gozaban del derecho de controlar sus propias vidas. Las reacciones simultneas a estas declaraciones son sintomticas de las tensiones que se vivan en el foro. Entre silbidos, rechiflas y al grito de "squenla", "vieja loca", "ese no es un problema social, es un problema de degeneracin", la australiana termin su ponencia.46Otras asistentes, entre ellas algunas mexicanas como Adelina Zendejas, pidieron que se dejaran de lado cuestiones como estas que convertan la asamblea en "un show".47

A pesar de las protestas, el 26 de junio se llev a cabo una mesa para hablar especficamente sobre el lesbianismo. En ella, las ponentes expusieron los problemas que se enfrentaban debido a su preferencia sexual. Aseguraron, por ejemplo, que la sociedad presentaba slo una forma de relacionarse sexualmente, por lo que cualquier otra decisin era considerada como algo degenerado. A causa de la presin que la sociedad impona, en muchas ocasiones se casaban con hombres pero, en caso de divorcio, tenan desventajas legales, pues su orientacin sexual poda ser usada en su contra para quitarles la custodia de sus hijos.48

Durante ese debate tambin se ley una carta declaratoria de las lesbianas mexicanas, en la que las firmantes aseguraron que lucharan por la aceptacin social de su identidad sexual.49 Durante aquellos aos, una de las principales activistas en favor de los derechos de los homosexuales era la acadmica y feminista Nancy Crdenas. En 1974 se convirti en el primer rostro pblico del movimiento lsbico mexicano50 y fue uno de los principales blancos de las agudas crticas que en torno a ese tema se suscitaron fuera de la Tribuna.

Alrededor de las instalaciones del Centro Mdico Nacional se llevaron a cabo manifestaciones en contra de los temas que se discutan en la reunin de las organizaciones no gubernamentales, particularmente aquellos relacionados con la sexualidad. Por ejemplo, una asociacin de vecinos protest en contra de las lesbianas, repartieron un volante en el que repudiaban las actividades que Nancy Crdenas llevaba a cabo en favor de los derechos de los homosexuales y demandaban que se investigaran las escuelas de teatro que ella diriga debido a que las consideraban "un verdadero peligro para las ingenuas seoritas que acuden a ellas".51

Otro grupo llamado Club de la Amistad Universal se expres en la misma lnea y solicitaba que en la prxima reunin mundial sobre las mujeres se seleccionaran "valores autnticos" que dignificaran a las personas. Invitaban a las lesbianas y a las prostitutas a que hicieran sus propios congresos para que en ellos encontraran la solucin a sus problemas "y un tratamiento psiquitrico adecuado".52

Al trmino de los trabajos sobre lesbianismo, Nancy Crdenas sali del Centro Mdico y fue agredida verbalmente por las manifestantes quienes le gritaron: "Fuera Nancy Crdenas de Mxico! Mueran las degeneradas! Queremos un Mxico limpio de perversiones!"53 Para esas mujeres, el lesbianismo iba en contra de los valores "autnticos" de las mujeres mexicanas quienes tenan la obligacin de guardar a la niez, a la juventud, al hogar y la patria de actitudes "equivocadas y antinaturales" que podran destruir a la familia, considerada por ellas como la esencia de la sociedad.54

Al igual que la homosexualidad, el aborto y la prostitucin estaban entre las "perversiones" que provocaban las agresivas protestas. Adems, desde la perspectiva de algunas asistentes a la Tribuna, estos asuntos trivializaban la reunin. A pesar de que ninguno de los dos ltimos temas era nuevo en las discusiones relacionadas con las mujeres, dentro del contexto de la introduccin de las polticas de poblacin a los pases en vas de desarrollo y de la oposicin entre los bloques econmicos, los asuntos de ndole sexual se mantuvieron en el centro de muchos de los debates que se llevaron a cabo en la Tribuna, y, que suscitaron diversas opiniones en la prensa.

La legalizacin del aborto es una demanda que se ha relacionado estrechamente con el feminismo de la dcada de 1970 y que, an en la actualidad, ocasiona gran polmica. Durante las reuniones en el Centro Mdico la interrupcin del embarazo fue concebida por las mujeres del Tercer Mundo como una falsa solucin que no resolvera los problemas de explosin demogrfica y subdesarrollo que enfrentaban sus naciones. A las representantes de los pases en vas de desarrollo les preocupaba, por una parte, que estas medidas de control poblacional fueran una imposicin de los pases ricos y, por otro lado, que las mujeres adoptaran los discursos de la liberacin femenina, "ajenos a la realidad de sus pases".55

Con las mujeres en el centro de los debates para frenar la explosin demogrfica, las discusiones sobre el aborto no se hicieron esperar. Respecto a este tema se hicieron numerosas declaraciones que lo sealaban como un peligro y un crimen. Un peligro porque su prctica traa consigo numerosas complicaciones tanto fsicas como psicolgicas, an en manos de los mejores mdicos y un crimen porque, de acuerdo con quienes defendan esta postura, las mujeres estaban disponiendo de la vida de un ser indefenso, por lo que deban ser castigadas penalmente.56

Muchas de las opiniones que se expresaron para evitar la legalizacin de la interrupcin del embarazo venan tanto de mujeres del Tercer Mundo como de sectores conservadores. Algunos grupos opinaron que era mejor enfatizar las polticas preventivas como la educacin sexual o el uso de los anticonceptivos.57 Mientras que los ms radicales acusaron a los mtodos de control natal, el aborto, y la liberacin femenina de corromper los valores morales al convertir el sexo en libertinaje. Incluso algunos mdicos sealaron a los movimientos de liberacin de la mujer como los responsables del recrudecimiento de las enfermedades venreas. En el mismo sentido, otras participantes declararon que slo las mujeres de los pases desarrollados con ideas feministas recurran a la interrupcin del embarazo.58

Para aquellos que estaban en contra del aborto, este era una manera "criminal" de resolver el problema de la explosin demogrfica, adems de una maniobra de los pases industrializados para debilitar moralmente a las naciones tercermundistas. Asimismo, aseguraron que la legalizacin de esta prctica no contribuira al desarrollo pues slo los pases que haban alcanzado economas avanzadas lo haban aprobado.59 Por ejemplo, la doctora en derecho y delegada de Cuba Dora Gmez Hctor, en su calidad de representante de un Comit Latinoamericano a favor de la vida, declar en una entrevista:

La legislacin del aborto traer como consecuencia la eutanasia y el homicidio ser un crimen autorizado por la ley [...] es una manera "criminal" de frenar la superpoblacin y frenar econmicamente a los pueblos [...] De qu se tiene que liberar la mujer? Es una palabra ofensiva. La mujer est "liberada" desde el momento que se prepara, toma decisiones, desde que contrae matrimonio, y adquiere seguridad en s misma [...] Esta clase de mujeres 'liberadas' son generalmente las que provocan los abortos [...] por estorbarles los hijos y se convierten en criminales.60

Por su parte, participantes de las naciones industrializadas y feministas de los pases con menos recursos conceban al aborto como una prerrogativa exclusiva de las mujeres y del derecho que ellas tienen sobre su propio cuerpo.61 Algunas trataron de defender su postura argumentando que no se trataba de impulsar la prctica de la interrupcin del embarazo, sino de permitirla dentro de un marco tanto mdico como legal que beneficiara a las mujeres.

En este caso, una declaracin de Betty Friedan sobre el tema es til para resumir las declaraciones a favor de la legalizacin del aborto. La feminista expres en una sesin de la Tribuna que "ni el Estado ni hombre alguno puede obligar a la mujer a tener un hijo en contra de su voluntad". Asegur que en Estados Unidos las mujeres haban tomado conciencia del control que tienen sobre su propio cuerpo, por lo que en su pas haba descendido la mortalidad infantil. "Es el hijo no deseado el que no sobrevive", asegur Friedan.62 Esta perspectiva individualista no slo chocaba de frente con la concepcin social de las naciones en vas de desarrollo sino que, adems, criminalizaba a las mujeres.

La prostitucin era otra actividad que estaba relacionada con la legislacin. La presencia de las representantes de la organizacin estadounidense coyote (Call Off Your Old Tired Ethics) caus revuelo y distintos pronunciamientos, pues eran feministas que defendan el libre ejercicio de la prostitucin. Asimismo, buscaban la solidaridad de las mujeres de la Tribuna para que esta actividad ya no fuera castigada por las leyes.63 En el discurso de sus representantes se perciba un lenguaje claro y directo en torno a la sexualidad, lo que muy probablemente encendi ms la polmica sobre este asunto:

la prostituta es necesaria porque "el sexo es una necesidad biolgica, tanto en el hombre como en la mujer [...] lo que pasa es que esto siempre lo ha ocultado la sociedad hipcrita [...] Nosotras prestamos un esencial servicio social y pedimos que se nos reconozca pues es tan natural como comer, dormir y defecar."64

El 26 de junio se llev a cabo la mesa de debate sobre la prostitucin en la Tribuna. En esta reunin algunos panelistas se pronunciaron a favor de que las mujeres utilizaran sus cuerpos libremente, de que los gineclogos les dieran tratamiento mdico sin que estuvieran estigmatizadas por su oficio, adems de que se dejara de encarcelar a las mujeres que ejercan esta actividad.65

En este panel tambin se expresaron argumentos acerca de las causas de la prostitucin que tenan que ver con las tensiones econmicas que se vivan en el mundo. La mexicana Lourdes Romero opin que en los pases subdesarrollados esta actividad se presentaba de acuerdo con el grado de explotacin social de la mujer o el grado de cultura de las diferentes capas sociales, mientras que las prostitutas de las naciones ms desarrolladas estaban influidas por "el factor psicolgico", es decir, con cuestiones de personalidad y comportamiento.66

Se acus al rgimen capitalista de propiciar la prostitucin. Una panelista asegur que mientras existiera la propiedad privada seguira existiendo el comercio sexual, por lo que era necesario cambiar de rgimen econmico.67

A pesar de que algunas asistentes a la Tribuna trataron de negar la participacin de coyote en el foro argumentando que "deformaran el Ao de la Mujer",68 la abogada de esta organizacin, Flo Kennedy, pudo hablar en la mesa en torno a este tema. En su intervencin manifest que coyote estaba luchando porque se legalizara la prostitucin y se mejoraran las condiciones de trabajo que tenan estas mujeres. En esa mesa particip, adems, la tambin abogada estadounidense Carole Turoff, quien se uni a la peticin de que se dejara de penalizar el comercio sexual, pues las mujeres tenan el derecho de usar su cuerpo a conveniencia. Si las prostitutas podan desempear su actividad de forma libre, pagando impuestos al gobierno, entonces tendran mayores beneficios econmicos o incluso en la salud, pues podran rechazar a clientes que padecieran alguna enfermedad.

Si bien la prostitucin, el lesbianismo o el aborto eran problemas que enfrentaban las mujeres en las sociedades en vas de desarrollo, en el marco de la conferencia muchas de las representantes de esos pases evitaron incluirlos en sus demandas e incluso los negaron.69 Por ejemplo, una asistente a la tribuna le asegur a la representante de la delegacin francesa Franoise Giroud que "las mexicanas no era[n] lesbianas ni nada de esas cosas tan feas, tan horrorosas que se decan pblicamente".70 Desde su perspectiva las decisiones "individualistas" ms que integrarlas a la sociedad las apartaban de ella, de tal forma que la discusin de estos asuntos no ayudaba a liberar a sus pases de la opresin ni contribua para que salieran del subdesarrollo.

El balance inmediato a la Conferencia del Ao Internacional de la Mujer

El recuento negativo: la Conferencia como fracaso

La idea de una reunin de mujeres, los enfrentamientos que protagonizaron las delegadas de uno y otro bloque, as como la diversidad de temas que se pusieron al descubierto —incluyendo aquellos de ndole sexual— propiciaron una serie de opiniones negativas en torno a la conferencia y la Tribuna, que se manifestaron en la prensa mexicana.

Cuando ambos foros concluyeron, algunos columnistas manifestaron su balance sobre ellos en las pginas de los peridicos. En muchas ocasiones se leyeron expresiones negativas e incluso sarcsticas acerca de los resultados y las discusiones del encuentro mundial. Aunque es imposible saber de qu manera impactaron estas declaraciones entre los lectores de los diarios, algunos de estos argumentos —al igual que los positivos— pueden considerarse sintomticos de las diversas reacciones que se suscitaron en torno a esos acontecimientos.

De acuerdo con Antonio Lara Barragn, colaborador de El Universal, no existi prcticamente ningn comentario favorable de los hombres que se refirieron a la conferencia, ya que se expresaron de forma cruel, condenatoria o humillante al respecto, anulando as los primeros intentos de las mujeres por hacerse escuchar.71 En realidad no puede afirmarse que todas las opiniones de los hombres hayan girado en ese sentido, aunque entre algunos periodistas existieron notas que ridiculizaron los acontecimientos. Quiz una de las ms representativas sea la siguiente, publicada en El Universal

A la aberrante pachanga del Ao Internacional de la Gorda, vinieron damas tan distinguidas como la lideresa de las lesbianas londinenses [sic] o la prostituta respetuosa que acaudilla al gremio de suripantas de Estados Unidos. Y no haba por qu haber despilfarrado en tan nefandas importaciones. Aqu, ms cerca, podan haber convidado a liberadas de catego como Las Poquianchis.72

Este tipo de expresiones son frecuentes en los peridicos y sirven para analizar algunas de las reacciones que se produjeron cuando ciertos elementos ideolgicos que conformaban el ideal de mujer se vieron perturbados con una entrada tan visible de las mujeres —y sus problemas— en el espacio pblico.

Una de estas reacciones fue el menosprecio, cuando se calific de intil a la Conferencia. De acuerdo con algunas opiniones lo primero era recuperar la calma, porque aunque la reunin haba provocado muchas reflexiones en torno a la liberacin, en realidad haba sido un encuentro vano, lleno de discursos que no llegaron a nada novedoso ni concreto. En tono de burla se mencion que la reunin slo haba demostrado que las mujeres tenan la misma capacidad de razonamiento que los hombres porque, al igual que ellos, organizaron una gran reunin sin lograr conclusiones importantes. Adems, de acuerdo con algunos articulistas, las asistentes seguramente haban tenido que regresar a sus casas "porque el marido slo les dio permiso de estar aqu hasta el da de la clausura y con el seor no valen estas cosas de igualdad de sexos ni nada por el estilo".73 Desde esta perspectiva no era necesario preocuparse por la alteracin de las funciones sociales debido a que se consider que durante la Conferencia no haba acontecido nada trascendente.

En otro sentido, se percibi cierto desencanto porque la reunin hubiera tenido el mismo estilo que las organizadas por hombres debido a que esto representaba que las mujeres no haban sido capaces de presentarse con ideas propias y haban asumido, una vez ms, los sistemas concebidos, creados y ejecutados por los hombres.74 Asimismo, algunas expresiones giraron en torno a la desilusin de ver que un foro importante se desperdici en discusiones anecdticas o exhibiendo problemas "propios de casas de salud o reformatorios".75 Incluso Gloria Brasdefer, delegada ejecutiva del Ao Internacional de la Mujer en Mxico, coincidi en que encontraba "divertido" que se hubiera gastado el tiempo en ponencias superficiales porque las asistentes muchas veces no tenan una idea clara de lo que se iba a decir y haban hecho mal uso de la oportunidad de expresin que representaron la Conferencia y la Tribuna.76

En el recuento de los hechos continu manifestndose la dicotoma entre el Primer y el Tercer Mundos, hecho que result lamentable para aquellos que consideraron que los enfrentamientos ideolgicos o polticos no haban permitido que se analizaran con claridad los problemas de las mujeres. Asimismo, se aprovech para diferenciar los dos grandes encuentros de acuerdo con las formas y los aspectos que se discutieron en cada uno de ellos. As, la Conferencia fue concebida como un foro que cumpli el protocolo establecido y la Tribuna fue una reunin en donde se llevaron a cabo "debates de toda ndole, increbles", en los que la prensa volc su atencin.77

En resumen, al hacer el balance de las reuniones se reiter el estereotipo de que las mujeres eran desorganizadas, conflictivas e intrascendentes —particularmente las que participaron en la Tribuna y expusieron temas socialmente incmodos—, incapaces de trabajar juntas, ni siquiera en su propio beneficio, o de proponer mtodos novedosos, completamente diferentes a los de los hombres. De esta manera, tanto la conferencia como la Tribuna se pensaron como foros en los que no se hizo ms que discutir en vano y que no traeran consigo ningn cambio.

De acuerdo con un extendido estereotipo, las mujeres son descritas como ms proclives que los hombres a las pasiones, de tal forma que no es de extraar que se hayan exaltado, en la prensa, las manifestaciones de este tipo en ambos eventos. Al mismo tiempo, aunque durante la dcada de 1970 la organizacin poltica de las mujeres a escala internacional era una necesidad econmica y poltica que no poda dejarse atrs, los obstculos culturales —ms difciles de transformar— continuaban muy arraigados; quiz en algunas ocasiones fue mejor presentar los debates que se llevaron a cabo como intrascendentes, de esa manera, era ms fcil dejarlos atrs sin alterar los patrones de conducta preestablecidos.

El examen positivo: pluralidad, puentes de comunicacin y la utilidad de los acuerdos internacionales

Desde una perspectiva casi opuesta, existieron notas periodsticas que rescataron los aspectos positivos de la reunin. De hecho, algunas criticaron a los reporteros y comentaristas que privilegiaron las notas sensacionalistas en lugar de enfocarse en los asuntos que podan rescatarse de la conferencia y la Tribuna.

Partiendo de algunos de los ataques que se haban hecho, algunos columnistas se opusieron a que se calificara el encuentro de mujeres como una prdida de tiempo. Argumentaron que, si bien era cierto que exista la sospecha de que intereses masculinos estuvieron detrs de la organizacin y que era necesario esperar para ver los resultados efectivos, no poda dejarse de lado que se registraron avances significativos que mejoraran en el futuro la condicin de las mujeres en el mundo. Prefirieron llamar "pluralismo" a la diversidad de enfoques que se manifestaron, en lugar de calificarlos como "pandemnium" o "simple reunin femenina".78

De hecho, el enfrentamiento entre los bloques poltico-econmicos se consider como un encuentro de dos realidades diferentes que, gracias a la Tribuna y la Conferencia, sirvi para que mujeres de las diferentes esferas econmicas se enteraran de los problemas y las prioridades de cada una de ellas. Como consecuencia, se reflexion en torno a la inexistencia de un solo problema femenino y de los matices existentes en cada sociedad, enfatizando los del Tercer Mundo. De esta manera, la conferencia tendra el mrito de haber sacado a la luz pblica e internacional la relevancia de los asuntos de las mujeres.79 A pesar de que no dejaron de mencionarse los conflictos que hubo y de una clara tendencia favorable hacia las opiniones del Tercer Mundo, hubo manifestaciones en favor de que las ideas que se expusieron, como quiera que haya sido, eran un llamado a revisar las situaciones que mantenan a las mujeres en condiciones de desventaja, adems, la sola posibilidad de expresarse de forma libre se concibi como un avance en s misma.80

De la misma forma, este encuentro de realidades se consider como una oportunidad valiosa de tender puentes de comunicacin entre mujeres de diversas latitudes. Aunque existan posturas diversas, en las que no todo mundo estuvo de acuerdo, pudieron exponerse distintos puntos de vista, es decir, se pusieron sobre la mesa problemas que no se haban discutido antes a escala internacional y se propici la comunicacin, aunque esto no signific, necesariamente "estar de acuerdo".81 Adems, se elogi que las mujeres lograran sacar adelante un Plan Mundial de Accin en el que se marcaron diversos lineamientos que los gobiernos adoptaran —de acuerdo con su propio contexto—, para erradicar la discriminacin de las mujeres.

La conferencia se consider un xito poltico de las mujeres del Tercer Mundo y los documentos surgidos de ella una contribucin fundamental en la bsqueda de un orden econmico ms equitativo. Sin embargo, no dej de sealarse que los instrumentos por s mismos no tenan fuerza de accin, pues para ejecutarlos era necesaria tanto la puesta en prctica como la vigilancia de su cumplimiento por parte de los gobiernos y de las organizaciones internacionales, ambos dominados por hombres. No obstante, estas conclusiones eran tiles para que cuando las mujeres regresaran a sus respectivos pases, tuvieran la posibilidad legal, poltica, discursiva y de organizacin para presionar con ms fuerza a quienes dictaban las leyes que las regan.82

Conclusin

Los encuentros y desencuentros a causa de los continuos choques ideolgicos fueron numerosos y muchos personajes a veces se perdieron bajo las etiquetas "del Primer" o "del Tercer" Mundos. En las pginas de la prensa los nombres surgen y se pierden, aunque la atencin, tanto dentro como fuera de la tribuna, se centr en las mujeres que encarnaron la dicotoma que se gest en la Tribuna: Betty Friedan y Domitila Barrios de Chungara.

Puede notarse que las perspectivas de Friedan y Barrios de Chungara tenan prioridades muy distintas. Sin embargo, aunque no compartan los mtodos, en el fondo ambas tenan inters en mejorar la situacin de las mujeres en el mundo. Ese fue, considero, un elemento clave que marc el xito de la Tribuna y de la Conferencia a largo plazo, la existencia de un frente comn interesado en resolver las situaciones de desventaja que vivan todas las mujeres da a da. Es cierto que los conflictos estuvieron presentes y alimentaron a la prensa con notas de escndalo, sin embargo, con el paso del tiempo se consider enriquecedor que se manifestaran las diferencias e incluso las crticas a los distintos grupos, pues eso permita buscar soluciones adecuadas de acuerdo con el contexto de los distintos grupos de mujeres.

Es quiz en esta necesidad de concretar un "modelo de mujer" que representara a cada uno de los bloques y sus prioridades que el juego de opuestos que se vivi en la Tribuna se volvi tan intenso. Muchas de las latinoamericanas se definieron en funcin de lo que no eran —no queran ser vistas ni identificarse como prostitutas, lesbianas o mujeres que abortaran—, anulando, en muchos casos, problemas reales a los que se enfrentaban las mujeres de esta regin, es decir, todos aquellos que tenan que ver con la sexualidad y la individualidad. De esta forma, las propuestas provenientes de las naciones industrializadas se vean como elementos de distraccin o trivialidades. Betty Friedan personific todos esos males y fue calificada por la prensa como "ave de las tempestades", "la terrible", manipuladora y astuta imperialista que gozaba provocando caos en la Tribuna.

Las discusiones, tanto en la Conferencia como en la Tribuna, fueron intensas y estuvieron marcadas, definitivamente, por las diferencias ideolgicas, propias del momento histrico. A pesar de la violencia que alcanzaron en ciertos momentos, estos debates pusieron en el escenario poltico internacional la pluralidad de formas de ser mujer que existan en el mundo y que no podan abstraerse del contexto econmico, poltico e ideolgico. Hasta ese momento la categora "mujer" se conceba como una nocin fija y universal, como si todas las mujeres estuvieran atravesadas por los mismos problemas.

Las mujeres de los pases en vas de desarrollo introdujeron una visin que permiti reconocer la diversidad de problemticas relacionadas con las mujeres, mismas que estn determinadas por la clase social, la raza, la formacin poltica, religiosa o cultural, el contexto econmico, etctera. Por su parte, la perspectiva proveniente de Estados Unidos impact en el feminismo latinoamericano y, en el caso de Mxico, ha sido el sustento que ha permitido respaldar terica y activamente diversas luchas que se han llevado a cabo desde finales de la dcada de 1970 en torno a la interrupcin legal del embarazo, los derechos de las trabajadoras sexuales y de las minoras.

Mirando de cerca los enfrentamientos es claro que muchas de las preocupaciones de las mujeres de los pases industrializados eran compartidas por las mujeres del Tercer Mundo y viceversa. Con el paso del tiempo, muchas de las demandas que recibieron las crticas ms duras han sido incorporadas, gradualmente, a las polticas pblicas de diversos programas gubernamentales, en gran medida porque algunas de las mujeres, a raz de la Conferencia, se incorporaron a diversos organismos que han diseado, impulsado e implementado programas de accin desde las instituciones. Al mismo tiempo, organizaciones civiles lideradas por mujeres cercanas a la experiencia del Ao Internacional de la Mujer han abierto brecha para muchos de los cambios sociales respecto de la situacin de las mujeres en las ltimas dcadas, aunque siempre con oposicin de diversos sectores y enfrentando los numerosos obstculos que an persisten en la cotidianidad.

Fuentes consultadas

Archivos

CDACFCNP Centro de Documentacin Antonio Carrillo Flores del Consejo Nacional de Poblacin.

CDPIEM Centro de Documentacin del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de Mxico.

Hemerografa

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Notas

* El presente artculo es producto de algunas de las ideas que presento en mi tesis de maestra "La Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer y la Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales de 1975. Una aproximacin a las discusiones en torno al gnero", Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2008. Agradezco la gua, el apoyo y las puntuales observaciones de Gabriela Cano a lo largo de ese proyecto.

1 HobsbawmHistoria, 2003, pp. 358-359, y Schmidt, Pases, 1977, pp. 12-24.

2 El concepto "Tercer Mundo" agrupaba un grupo sumamente heterogneo, principalmente por los marcados contrastes en el mbito econmico. Gracias al petrleo, varios pases que hasta entonces se consideraban pobres se convirtieron en millonarios; por otro lado, aunque algunos pases se industrializaban rpidamente continuaban siendo menos desarrollados respecto de las potencias y, por ltimo, haba regiones que no podan siquiera calificarse como pases en vas de desarrollo, debido a la extrema pobreza de sus habitantes. En la perspectiva del desarrollo social, si bien la economa del pas es un factor determinante, otros indicadores de la mejora en los niveles de vida son: la reduccin de la tasa de fecundidad, la elevacin de la esperanza de vida, el incremento de la ingesta calrica, el incremento del consumo cultural o el mejoramiento de los servicios urbanos. Acerca de los cambios histricos en la concepcin del desarrollo social, vase Inchustegui, "Desarrollo", 2000.

3 Ajamil, "Cooperacin", 1994, p. 107.

4 Durante la dcada de 1970 la Organizacin de las Naciones Unidas organiz y llev a cabo diversas cumbres internacionales para discutir las problemticas relacionadas con el desarrollo social que subrayaron la importancia de las mujeres en la implementacin de las polticas de desarrollo. Entre estas reuniones destacan: la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos (Tehern, 1972); la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972); la Conferencia Mundial sobre Alimentacin (Roma, 1974), y la Conferencia Mundial de Poblacin (Bucarest, 1974).

5 Organizacin, Informe, 1975, p. 221.

6 Papanek, "Work", 1975, p. 216.

7 Organizacin, Reunin, 1975, p. 41.

8 Papanek, "Work", 1975, p. 216.

9 Miller, Latin, 1991, p. 198.

10 Papanek, "Work", 1975, p. 219, y Miller, Latin, 1991, p. 199.

11 Acerca de Marisa de los Andes, slo cuento con lo registrado por los diarios durante la Conferencia. Sobre Domitila Barrios de Chungara y su participacin en el foro puede consultarse ViezzerSi, 1981, pp. 216-227. un par de obras que dan cuenta de la biografa de Betty Friedan son HennesseeBetty, 1999, y HorowitzBetty,1998.

12 Nash, Mujeres, 2004, pp. 166 y 167, y Muiz, Enigma, 1994, pp. 33-35.

13 Sobre Domitila Barrios de Chungara vanse Tompkins y FoslerNotable, 2001, pp. 30-33; Miller, Latin, 1991, pp. 200 y 201, y ViezzerSi, 1981.

14 Lorenzo Len Diez, "Present la Friedman [sic] varias peticiones", El Universal, 27 de junio de 1975, pp. 1 y 6.

15 "Acusan a B. Friedan de boicotear la junta", Novedades, 27 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

16 "Pronunciamiento aclaratorio del documento que ha circulado a nombre de la Tribuna", en 1975. Ao de la Mujer, Repblica Dominicana, nm. 5, julio de 1975, p. 52; Roberto Guzmn, "Pirotecnia en la Tribuna de Mujeres. Rompen un micrfono", Novedades, 28 de junio de 1975, pp. 1-14, y "Desorden por discrepancias mal expuestas", El Nacional, 28 de junio de 1975, p. 8.

17 Antonio Andrade, "Se aprob ya parte del Plan de Accin Mundial Femenil", Exclsior, 1 de julio de 1975, pp. 1-A y 12-A; Lorenzo Len de Diez, "Hubo mitin en vez de conferencia", El Universal, 1 de julio de 1975, p. 1, y "Foro de Exclsior aclara causas de trifulca en la junta femenil", Exclsior, pp. 4-A y 21-A.

18 Antonio Andrade, "Se aprob ya parte del Plan de Accin Mundial Femenil", Exclsior, 1 de julio de 1975, pp. 1-A y 12-A, y ViezzerSi, 1981, p. 224.

19 Viezzer, Si, 1981, p. 221.

20 Tribuna del Ao Internacional de la Mujer: foro en el que las Organizaciones No Gubernamentales y particulares, interesados en la posicin de la mujer en la sociedad trataron el tema del Ao, igualdad, desarrollo y paz, "Informe de actividades desarrolladas por el servicio de edecanes en la 'Tribuna del Ao Internacional de la Mujer', en la Unidad de Congresos del CMN del IMSS del da 24 de junio de 1975", en Centro de Documentacin Antonio Carrillo Flores del Consejo Nacional de Poblacin (en adelante CDACFCNP), M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, p.1.

21 "Una buena ocasin perdida por oposicin al dilogo", El Universal, 1 de julio de 1975, p. 8.

22 El texto ntegro puede consultarse en Pronunciamiento aclaratorio del documento que ha circulado a nombre de la Tribuna y en el boletn 1975. Ao de la Mujer, Repblica Dominicana, nm. 5, julio de 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, t. 2, pp. 52 y 53. El documento fue firmado por las delegaciones de Argentina, Cuba, Chile, Chicanas del Partido Raza Unida, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Panam, Puerto Rico, Uruguay y Repblica Dominicana.

23 Jaime de J. Daz C. (director de Corporacin Integral para el Desarrollo Cultural y Social en Colombia), "La mujer y su participacin en el desarrollo en Amrica Latina", ponencia presentada en la Tribuna de las Organizaciones No Gubernamentales del Ao Internacional de la Mujer, 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, pp. 1-3.

24 Lamas, Miradas, 2007; Bartra, Fernndez y LauFeminismo, 2002, y Snchez, Feminismo, 2002.

25 Entre otros: Salvador Reyes Nevares, "La condicin femenina", El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 5; Editorial, "Liberacin de la mujer. Factor de cambio social", El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 3, y "Se pronunci por el desarrollo el encuentro de periodistas", El Universal, 18 de junio de 1975.

26 Editorial, "Colaboracin entre mujeres y varones", El Nacional, 17 de junio de 1975, p. 5.

27 Salvador Reyes Nevares, "La condicin femenina", El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 5, y Beatriz Reyes Nevares, "Una Conferencia poltica", El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 5.

28 "Integracin femenina al mismo tiempo que los varones y no a pesar de ellos", El Nacional, 22 de junio de 1975, p. 5.

29 Beatriz Reyes Nevares, "Una Conferencia poltica", El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 5. Una postura parecida fue expresada por Salvador Reyes Nevares, "La condicin femenina", El Nacional, 21 de junio de 1975; Laura Bolaos, "La Conferencia Mundial de la ONU", El Universal, 18 de junio de 1975, p. 5, y Manuel Blanco, "La torre de Babel", El Nacional, 19 de junio de 1975, p. 5.

30 LauNueva, 1987, p. 76; Gonzlez, Autonoma, 2001, pp. 75 y 76, y Lamas, "Protesta", 2006, p. 903.

31 Lamas, "Protesta", 2006, pp. 904 y 906.

32 Desde 1970 hasta 1976 se conformaron cinco agrupaciones: Mujeres en Accin Solidaria en 1971, Movimiento Nacional de Mujeres en 1973, Movimiento de Liberacin de la Mujer en 1974. Con integrantes que se separaron de este ltimo grupo se conformaron el Colectivo la Revuelta y el Movimiento Feminista Mexicano. Para un seguimiento puntual de la historia de estos grupos, vanse LauNueva, 1987, y Gonzlez, Autonoma, 2001.

33 Carmen Lugo, "El impacto del movimiento feminista en el cambio jurdico social", mimeo., s. a., en Centro de Documentacin del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de Mxico, 322.f L 951 i; Snchez, Feminismo, 2002, p. 118, y Gonzlez, Autonoma, 2001, pp. 112-116.

34 LauNueva, 1987, pp. 111-113, y Gonzlez, Autonoma, 2001, p. 115.

35 Movimiento de Liberacin de la Mujer en Mxico, "Ao Internacional de la Mujer (Boletn de prensa)", en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, t. 1.

36 Ibid.

37 "In the IWY [International Women's Year] Why Don't Talk About...", volante, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, t. 1,

38 Carlos Ramrez Hernndez, "Grupos de mujeres feministas por la legalizacin del aborto", El Da, 30 de junio de 1975, p. 6.

39 Ergas, "Sujeto", 2002, pp. 593-620; Zinsser, "Mexico", 2002, pp. 145-146; Gonzlez, Autonoma, 2001, pp.112-116, y Lamas, "Protesta", 2006, p. 904.

40 Rafael Cardona, "Insulto que un hombre presida la junta femenil", Exclsior, 21 de junio de 1975, pp. 1-15.

41 Rafael Cardona, "Seala Ojeda que preside la junta por 'unanimidad'", Exclsior, 22 de junio de 1975, pp. 1-12 y 17, y "Por acuerdo de la ONU participan hombres y mujeres en la CIM", El Nacional, 22 de junio de 1975, p. 1.

42 "Opiniones encontradas sobre la designacin de Ojeda P.", Novedades, 24 de junio de 1975, p. 15; "Informe de actividades desarrolladas por el servicio de edecanes en la 'Tribuna del Ao Internacional de la Mujer', en la Unidad de Congresos del CMN del IMSS del da 24 de junio de 1975", en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, p. 3.

43 "Feminismo militante", Exclsior, 23 de junio de 1975, pgina editorial, y Vicente Leero, "Paternalismo masculino. Ao de la Mujer decretado por hombres", Exclsior, 25 de junio de 1975, pgina editorial.

44 "Acusan a B. Friedan de boicotear la junta", Novedades, 27 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

45 Francisco de la Sota y Roberto Guzmn, "El hombre debe estar frente a nosotras y no al frente de nosotras",Novedades, 26 de junio de 1975, pp. 1 y 16.

46 La transcripcin ms amplia de esta intervencin que he localizado est en Elena Poniatowska, "Arm la gorda una joven que ama.. .a otras jvenes", Novedades, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 19. Las cursivas son mas.

47 "En la Tribuna se pidi hacer a un lado asuntos de show", El Nacional, 24 de junio de 1975, p. 7; y Antonio Andrade, "Escritoras mexicanas contra la trivialidad", Exclsior, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 14.

48 Tribuna del Ao Internacional de la Mujer: Foro en el que las Organizaciones No Gubernamentales y particulares, interesados en la posicin de la mujer en la sociedad trataron el tema del ao, igualdad, desarrollo y paz , Informe de actividades desarrolladas por el servicio de edecanes en la Tribuna del Ao Internacional de la Mujer en la Unidad de Congresos del CMN del IMSS del da 26 de junio de 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, p. 8.

49 Ibid.

50 Monsivis, "Envo", 1994, p. 262.

51 "Tribuna del Ao Internacional de la Mujer: Foro en el que las Organizaciones No Gubernamentales y particulares, interesados en la posicin de la mujer en la sociedad trataron el tema del ao, igualdad, desarrollo y paz", Manifiesto a la opinin pblica, volante, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8.

52 Ibid., Club de la Amistad Universal, volante.

53 Monsivis, "Envo", 1994, p. 262.

54 Tribuna del Ao Internacional de la Mujer: Foro en el que las Organizaciones No Gubernamentales y particulares, interesados en la posicin de la mujer en la sociedad trataron el tema del ao, igualdad, desarrollo y paz, Manifiesto a la opinin pblica, volante, y Club de la Amistad Universal, volante, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8.

55 "Tribuna Nacional. Opinin abierta de nuestros lectores. Proteccin por ley a mujeres abandonadas",Novedades, 12 de julio de 1975, p. 5; Salvador Reyes Nevares, "La condicin femenina", El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 5; Beatriz Reyes Nevares, "Una Conferencia poltica", El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 5, y "Se aplican en nombre de una libertad mal entendida", Exclsior, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

56 "Si se legalizara el aborto se incrementara en 30%", Novedades, 24 de junio de 1975, p. 8.

57 Berta Fernndez, "Urge movilizar a la mujer para que sea activa", Novedades, 16 de junio de 1975, p. 23.

58 "Desvirta valores sociales la mal entendida liberacin femenil", Exclsior, 25 de junio de 1975, p. 9 A, y "ADI hace del aborto la III Guerra Mundial", El Universal, 21 de junio de 1975, pp. 1 y 11.

59 "Integracin femenina al mismo tiempo que los varones y no a pesar de ellos", El Nacional, 22 de junio de 1975, p. 5, y "Pide la secretaria del CNP: si quieren aborto que lo expresen", Exclsior, 21 de junio de 1975, pp. 1 y 11.

60 Guadalupe Appendini, "'Liberacin es una palabra ofensiva', dice la doctora Dora Gmez Hctor, delegada cubana", Exclsior, 21 de junio de 1976, pp. 1B y 2B.

61 El aborto (resumen de las ponencias presentadas por delegadas japonesas y estadounidenses en torno a este tema en la Tribuna de la Conferencia de las Organizaciones No Gubernamentales), 30 de junio de 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, pp. 1-3.

62 Elena Poniatowska, "Tena que ser: se dividen las mujeres y llueven cargos", Novedades, 22 de junio de 1975, pp. 1 y 4.

63 Miguel ngel Rivera, "coyote pedir en la junta que la prostitucin no sea ya un delito", Exclsior, 24 de junio de 1975, p. 14-A.

64 Nidia Marn y Lorenzo Len Diez, "Quieren evitar que el gobierno de EU sea su pachuco", El Universal, 24 de junio de 1975, p. 19.

65 Reporte de actividades del 26 de junio de 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, pp. 2-4.

66 Ibid., p. 3.

67 Ibid,, p. 4.

68 "La mujer en el rea rural, la ms explotada de todas, se denuncia en la Tribuna Mundial", El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 8.

69 El aborto y la prostitucin en Mxico durante y despus de la dcada de 1970 han sido un tema de especial inters para acadmicas y feministas; vanse Espinosa y LauFantasma, 2011, y Lamas, Miradas, 2007.

70 Elena Poniatowska, "La liberacin no ser un regalo en bandeja de plata para la mujer", Novedades, 25 de junio de 1975, p. 1.

71 Antonio Lara Barragn, "La guerra de los sexos. La esterilidad de la ONU", El Universal, 5 de julio de 1975, p. 4.

72 Carlos Len, "Titirimundi", Novedades, 6 de julio de 1975, p. 2.

73 Sergio Iracheta, "Y ahora qu?", El Universal, 6 de julio de 1975, p. 13, y Salvador Calvillo Madrigal, "Despus de la tormenta", El Nacional, 3 de julio de 1975, p. 5.

74 Vicente Leero, "Paternalismo masculino. Ao de la Mujer decretado por hombres", Exclsior, 25 de junio de 1975, pgina editorial.

75 Antonio Armendriz, "Liberacin femenina", Novedades, 2 de julio de 1975, p. 5.

76 Armando Carlock, "La oportunidad perdida" (entrevista a Gloria Brasdefer, ejecutiva general del coordinador del Ao Internacional de la Mujer), Novedades, 2 de julio de 1975, p. 7, y Jos Luis Mejas, "Los intocables. Explicacin", Novedades, 2 de julio de 1975, pp. 1 y 18.

77 "Crticas en Pars a la reunin", Novedades, 3 de julio de 1975, pp. 1 y 12; Guillermo Jordn, "Cuando las damas hablan, entre la libertad y la liberacin, Exclsior, 25 de junio de 1975, p. 7-A , y "Liberacin femenina. Excesos y defectos", Exclsior, 27 de junio de 1975, p. 7-A.

78 Miguel Bueno, "Paralipmenos. Liberacin femenina", El Universal, 7 de junio de 1975, p. 4, y Laura Bolaos, "Si se enojaron... por algo ser", El Universal, 9 de junio de 1975, p. 4.

79 Enrique Surez Gaona, "AIM, condicin cultural y estructural", Exclsior, 25 de junio de 1975, p. 7-A; "Los varios feminismos", Novedades, 25 de junio de 1975, p. 4, y "Dos mundos femeninos, dice el NYT", El Nacional,6 de julio de 1975, p. 7. Esta nota, que reproduca un editorial del New York Times, apareci tambin en las ediciones del 6 de julio de 1975 en El Universal y Novedades, bajo los ttulos "Que la Conferencia Mundial de la Mujer result perjudicial" y "La Conferencia dej algn fruto pero slo retrico", en las pginas 13 y 2, respectivamente.

80 Esteban Illanes, "Mini comentarios. La tumultuosa algaraba femenil-avance modesto y fecundo en la UNAM-ominosa designacin-mitos racionales persistentes", Novedades, 5 de julio de 1975, p. 4.

81 Beatriz Reyes Nevares, "Comunicacin femenina", El Nacional, 9 de julio de 1975, p. 5, y Froyln M. Lpez Narvez, "Dcada femenil. Mujeres liberndose", Exclsior, 4 de julio de 1975, p. 7-A.

82 Elena Poniatowska, "La Tribuna, la primera gran experiencia de las mujeres", Novedades, 29 de junio de 1975, pp. 1 y 12; Editorial, "Saldo positivo de la Conferencia de la Mujer", El Nacional, 30 de junio de 1975, p. 5; Roberto Guzmn y Berta Fernndez, "le: fracas el intento de sabotear la reunin", Novedades, 3 de julio de 1975, pp.1 y 11; "La Conferencia Mundial de la Mujer fue un xito, afirman en Cuba", El Nacional, 20 de julio de 1975, p. 6, y Judy Klemesrud, "Exigir el cumplimiento. Plan de accin femenil", Exclsior, 4 de julio de 1974, p. 7-A.

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