ISSN impreso: 0186-0348

ISSN electrónico: 2395-8464

Fiesta cvica y culto al “Padre de la Patria” en el estado revolucionario, 1910-1940*

 

Omar Fabin Gonzlez Salinas

Candidato a maestro en Historia

Instituto de Investigaciones Histricas

Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo

laura.castaneda.g@gmail.com

 

Resumen

El artculo analiza cmo desde la revolucin armada de 1910 y durante la construccin del Estado revolucionario las distintas facciones y gobiernos recurrieron al festejo de la independencia y el culto por Miguel Hidalgo, “Padre de la Patria”, como elementos empleados para justificar sus aspiraciones y acceso al poder poltico. Mostrar que las distintas caractersticas y procesos iniciados con la revolucin determinaron las nuevas interpretaciones y usos de la historia nacional dirigidos a obtener una legitimidad poltica desde el mbito simblico para justificar la autoridad de los nuevos grupos de poder que ocuparon el lugar de la desplazada clase poltica porfiriana.

 

Palabras clave: Estado revolucionario, legitimidad, fiesta patritica, hroe, Miguel Hidalgo.

 

 

Civic celebration and worship of the “father of the nation” in the revolutionary state, 1910-1940

 

Abstract

This article therefore analyzes how, since the armed revolution of 1910 and during the construction of the revolutionary state, the various factions and governments resorted to the celebration of Independence and the worship of Miguel Hidalgo, “The Father of the Nation” as grounds for justifying his aspirations and access to political power. The author show that the various features and processes begun with the revolution determined the new interpretations and uses of national history designed to obtain political legitimacy from the symbolic level to justify the authority of the new power groups that took the place of the displaced Porfirian political class.

 

Key words: revolutionary state, legitimacy, patriotic celebration, hero, Miguel Hidalgo.

 

 

Fecha de recepcin: 20 enero de 2014

Fecha de aceptacin: 7 de mayo de 2014

 

 

 

 

Introduccin

Desde tiempos remotos y en distintas latitudes, los representantes del poder poltico han empleado la historia como medio de legitimacin. Este uso del discurso histrico y de la retrica nacionalista estuvo ntimamente ligado a los gobiernos mexicanos de la primera mitad del siglo xx. Esto ya ha sido objeto de estudio, sin embargo, no se ha profundizado en el uso de la memoria histrica y sus fiestas durante la revolucin armada iniciada en 1910 y su continuidad en la consolidacin del Estado revolucionario.

Atendiendo a la manipulacin del discurso histrico nacionalista que pervive hasta nuestros das y a ese vaco historiogrfico antes sealados, este artculo analiza los usos polticos que se hicieron sobre la celebracin[1] de la independencia mexicana y la figura de Miguel Hidalgo en un periodo que abarca desde la revolucin de 1910 hasta los distintos procesos de construccin del Estado revolucionario (1921-1940). Es verdad que “ninguna revolucin puede realizarse sin producir un imaginario que encontrara en el pasado los elementos de su coherencia” (citado en Rojas, 2011, p. 88), por ello nuestra hiptesis planteada demuestra que el festejo de la independencia y el culto al hroe “Padre de la Patria” (Hidalgo), fueron reactualizados a partir de las aspiraciones e intereses de los distintos grupos de poder, dando como resultado diferentes interpretaciones y apropiaciones del discurso histrico nacionalista empleadas como elementos simblicos que dotaron de legitimidad tanto a las facciones que se disputaron el triunfo durante la revolucin, como a los gobiernos que formaron el Estado revolucionario que surgi durante la primera mitad del siglo xx. Este proceso marc rupturas y continuidades con la manipulacin del relato de nacin y las celebraciones que anteriormente haba promovido la administracin de Porfirio Daz –rgimen que ms haba destacado en el uso del discurso nacionalista.

Hablar de fiestas y hroes nacionales es referirse a dos elementos que surgieron desde el siglo xix en el proceso de invencin de la “nacin mexicana” despus de que sta se consolid como sujeto de soberana y fuente de legitimidad del Estado moderno. A partir de dicho momento surgieron las historias “nacionales” que en realidad son discursos ideolgicamente constituidos para generar efectos de verdad que producen y reproducen la hegemona de los grupos de poder (Alonso, 1988, pp. 33-57).[2] Estas historias se reafirman con las celebraciones patriticas entendidas como “tradiciones inventadas” que dotan de identidad a una colectividad y justifican relaciones de autoridad (la existencia de determinados gobiernos) a travs del uso del pasado y la constante repeticin para instaurar ciertos valores y normas para el presente. La conmemoracin de distintas fechas es un acto deliberado, tanto en su seleccin como en su omisin. Cuando los miembros de una colectividad celebran juntos una fecha y se identifican con unos hroes que supuestamente son ejemplares, estn haciendo suyo ese pasado conmemorado y logran sentirse parte de una misma comunidad. Esto provoca la confirmacin de una identidad en comn y la fidelidad hacia determinado grupo de poder que se abandera como el representante de ese pasado compartido y directriz del compromiso que tiene la comunidad con el presente.[3]

La fiesta cvica y el culto por el hroe suelen estar relacionados, ya que ambos comparten los mismos objetivos, siendo la figura heroica una imagen mtica que se crea alrededor de algn personaje bajo intereses polticos. Estos hroes son una invencin moderna surgida cuando la revolucin francesa marc el paso del hroe de antiguo rgimen (el rey) al hroe popular o el ciudadano en armas. Suelen aparecer en crisis polticas, de valores o de identidad, y se difunden como modelo de virtudes, inteligencia, patriotismo o direccin. Los gobiernos impulsan el culto a los hroes, en cuanto que representan la ideologa poltica del momento, lo cual los convierte en un eficaz instrumento de pedagoga cvica y legitimidad.[4]

En cuanto al desarrollo de nuestra investigacin, analizamos la forma en que se fue construyendo el Estado mexicano despus de la Revolucin de 1910[5] centrndonos en lo que Pierre Bourdieu[6] denomin como capital de tipo simblico, es decir, enfocamos el estudio en las distintas valoraciones y usos polticos del discurso histrico y sus celebraciones. Nos hemos situado tambin en la perspectiva sobre los procesos de formacin del Estado de los que habla Philip Abrams (1988, pp. 58-89). Esto nos permite superar la “cosificacin del Estado” al no estudiarlo como si se tratara de un sujeto autnomo. En lugar de ello, nos centramos en el anlisis de grupos heterogneos que manipulan el discurso histrico en un campo de constante pugna por alcanzar y mantener el poder poltico y econmico. Compartimos la idea de Ana Mara Alonso (1988, pp. 47-48), quien seala que la hegemona ideolgica de los grupos de poder no es monoltica, ni esttica, al contrario, se encuentra en constante negociacin. As, el uso de la celebracin de independencia y el culto por Miguel Hidalgo estuvieron determinados por cada uno de estos procesos de formacin del Estado, en otras palabras, cada rgimen, cada grupo de poder y cada elite cultural le imprimi su propio signo ideolgico a la fiesta y al hroe.

Aunque la construccin del Estado no es una imposicin, sino una negociacin con los grupos subalternos, en este estudio nos hemos enfocado nicamente al discurso empleado por los grupos de poder.[7] Estudiamos las formas y significados de la conmemoracin de independencia, as como los discursos oficiales emitidos durante su ejecucin. Consideramos la fiesta como un “documento histrico”[8] que al ser interrogado nos brinda informacin sobre los intereses polticos de aquellos que dirigen las conmemoraciones como una estrategia para imponer su visin sobre el pasado y delinear un imaginario nacional que confluya con los principios de sus respectivos gobiernos.

 

 

Celebracin de independencia y culto a Miguel Hidalgo durante la revolucin armada

 

Culto a Hidalgo en el fin del porfiriato y los albores de la revolucin

 

El ao de 1910 en Mxico qued marcado por las fastuosas conmemoraciones del centenario de la independencia y el estallido de la primera revolucin del siglo xx. El primero de estos fenmenos lleg en medio de un clima poltico en el cual el presidente don Porfirio era cuestionado por su dilatada estancia en el poder, aunado a su avanzada edad, que apoyaba la idea de su pronto relevo poltico. Pero era tambin un periodo en que se reflejaba la estabilidad poltica y econmica lograda durante su administracin –guardando las debidas consideraciones que conlleva reconocer dichos logros sin caer en una justificacin del porfiriato. En dicho contexto el centenario se desarroll como la magna fiesta planeada para exhibir las muestras de paz y progreso de las que se jactaba el rgimen. Era tambin el momento cumbre para concretar la creacin e imposicin de una historia nacional para Mxico (Prez, 2010, p. 10), un discurso oficial en el cual la independencia era el mito fundacional de mayor importancia y donde Hidalgo se entronizaba como el “Padre de la Patria” (Brenes, 2004, pp.107-121; Prez, 2012, pp. 159-190).

En este uso de la fiesta de independencia y la imagen de Hidalgo los asesores de don Porfirio demostraron ser los mejores propagandistas del poder. Ya en 1879 un orador de la fiesta septembrina haba proclamado que Porfirio Daz deba ser llamado el “segundo Hidalgo, por su participacin en la guerra de intervencin francesa” (Citado en Brenes, 2004, p. 118). Misma idea que persisti hasta el centenario, cuando otro orador pronunci que Daz, al igual que los insurgentes, era un patriota, caracterstica que lo converta en digno “hijo de Hidalgo” (Guedea, 2010, p. 66). Esta manipulacin del pasado mostraba a don Porfirio como el hroe que haba trasformado la obra de la independencia y de la Reforma en un Mxico pacfico y moderno. Un discurso apoyado por un amplio repertorio visual que trataba de hermanar a Hidalgo, “Padre de la Patria” con Porfirio Daz, el “genio de la paz” (Esparza, 2007, p. 140). Un uso de imgenes en el cual el presidente tambin sola aparecer en una triada completada por Hidalgo y Benito Jurez, siendo Daz interpretado como el hroe del progreso.

Pasada la euforia del centenario, el 20 de noviembre Francisco I. Madero, quien fuera el ltimo rival poltico de Daz para la presidencia, despus de sufrir un fraude electoral decidi hacer un llamado a las armas para revocar al dictador en respuesta al autoritarismo que lo haba mantenido en el poder por ms de treinta aos. De esta manera qued establecido lo que sera considerado como el inicio de la Revolucin[9] mexicana.

Los regmenes polticos que surgieron de la revolucin construyeron un renovado imaginario nacional que los dot de legitimidad para gobernar el pas. Pero no slo las elites revolucionarias que triunfaron en la guerra crearon un discurso histrico acorde a sus intereses, en realidad las manipulaciones de la historia nacional estuvieron a la orden del da entre los opositores del rgimen de Daz desde antes, y durante la lucha de 1910.

Entre la sociedad hubo quienes miraban al pasado para criticar lo corrompido que se haba tornado el presente porfiriano. En dichas opiniones, Hidalgo y Jurez eran evocados como figuras de respeto y “Padres de la patria” que estaban facultados para criticar al Mxico de Daz. As, un allegado a Ricardo Flores Magn escribi a este que “si Hidalgo y Jurez se levantaran de sus tumbas y contemplaran la ominosa esclavitud en que sus hijos yacen volveran a sus sepulcros llenos de indignacin” (Knight, 2010, pp. 111-112). Hidalgo y Jurez, los mismos hroes que Porfirio Daz utilizaba para legitimarse, eran retomados por sus opositores como elementos de protesta y crtica al rgimen.

El mismo Madero se vali del discurso histrico para fundamentar su movimiento poltico. En 1908 abri su obra La sucesin presidencial con una dedicacin a “los hroes que con su sangre, conquistaron la independencia de nuestra patria” (Madero, 1999, p. 1), hizo una extensa rememoracin de la historia nacional y se interpret a s mismo como un continuador de las luchas “nacionales” iniciadas desde 1810 por Hidalgo; quiso construirse una imagen como el iniciador de un nuevo ciclo histrico que rompiera con el Mxico corrompido que haba formado Porfirio Daz (Madero, 1999, pp. 1-37). La historia nacional estaba sufriendo una nueva manipulacin para rechazar y condenar al porfiriato y abrigar a los actores de la revolucin como los nuevos hroes patrios. En ese nuevo discurso surga otro uso poltico sobre el festejo de la independencia y la figura de Hidalgo.

Los llamados “maderistas”, grupos de apoyo a la candidatura de Francisco Madero, vieron en los festejos de la independencia un espacio idneo para hacer actos de propaganda poltica en favor de su candidato. En 1909, en la ciudad de Puebla, los simpatizantes de Madero usaron la fiesta del “Grito” para aclamar a su candidato junto con el vitoreo a los hroes insurgentes. Un ao despus, para los festejos del centenario, Aquiles Serdn, lder del maderismo poblano, busc que la faccin antirreeleccionista tuviera un lugar en el desfile del da 16 de septiembre.[10] A este tipo de fenmenos se refiere Christian Demange (2004) cuando seala que durante una celebracin oficial el pblico conmemorante tambin puede aprovechar la ocasin “para adoptar posiciones y marcar su pertenencia a ciertos grupos sociales o polticos […] Para los que se niegan a conmemorar es la oportunidad tambin de distanciarse de los dems y de afirmar otro tipo de valores” (p. 132). Aqu los maderistas no rechazaron la celebracin, pero s emplearon la fiesta oficial para abanderar una contramemoria[11] en la que mezclaban el discurso histrico con sus anhelos de democracia y el rechazo al poder establecido.

Ante el agitado clima poltico que se viva con la oposicin al rgimen algunos polticos vislumbraron los conflictos y la violencia que poda surgir ante un posible fraude electoral o un cambio presidencial que sacudiera de raz las estructuras econmicas, polticas y sociales que el gobierno de Daz haba mantenido. De esta forma, en 1909, un ao antes del inicio de la revolucin, un orador del festejo de la independencia hizo una evocacin del “Padre de la Patria” para detener la fractura interna que se extenda en la sociedad porfiriana:

 

Hidalgo, noble anciano […] no permitas, oh padre, que tus hijos agitados por las pasiones innobles de los partidos, vayan a manchar este suelo con sangre de tus hermanos. Aparta de esta tierra bendita el rayo de discordia que presagia destruccin y ruina (citado en Martnez, 2010, p. 72).

 

En 1910, otro orador del 16 de septiembre primero justific al rgimen de Daz, pero previendo su ocaso y el momento de trascender, habl de la necesidad de instaurar una democracia y alcanzar la justicia social pero sin caer en la violencia. Se inclinaba por mantener la paz e impulsar la educacin como nico medio para lograr un crecimiento en conjunto donde el alma nacional se pudiera conformar con una unin de sentimientos y aspiraciones.[12]

Vemos que tanto los maderistas como los representantes del porfiriato recurrieron al uso poltico de la fiesta cvica y del mito del “Padre de la Patria”, ya sea para incitar al cambio o para mantener el orden establecido. As, entre la fiesta del centenario legitimando el gobierno de Daz por un lado, y la pujante popularidad de Madero por el otro, se fraguaron las primeras rupturas en el uso de la fiesta patritica y el discurso sobre Hidalgo.

 

 

Culto a Hidalgo entre rebeldes populares de la revolucin

 

Iniciada la lucha los rebeldes revolucionarios tambin recurrieron a la figura de Miguel Hidalgo. Est el caso de un grupo de maderistas que en mayo de 1911 tom Atlacomulco. Con la rendicin de la poblacin procedieron a leer el Plan de San Luis e hicieron acto de toma del pueblo; enarbolando un pabelln nacional y hacindose acompaar de una banda de msica marcharon por las calles cantando himnos patriticos y lanzando vivas a Madero y la libertad. El retrato de don Porfirio fue retirado del Ayuntamiento y todo finaliz con discursos al pie de un monumento dedicado a Hidalgo (Knight, 2010, p. 333). Con estos actos los maderistas derrocaban –de manera simblica– a Porfirio Daz mientras proclamaban su nueva autoridad cobijados por el “Padre de la Patria”.

Alan Knight (2010) ha sealado que muchas de las rebeliones populares iniciadas en 1910 “mostraron un legado similar de ideas liberales y patriticas: se remontaron a los conceptos de Morelos, Hidalgo y Jurez”. Los rebeldes victoriosos desfilaban en la plaza, rendan homenaje al pie de monumentos a Hidalgo o Jurez” (pp. 240-241). Entender estos fenmenos como producto de un patriotismo nos lleva a revalorar el xito que tuvo el imaginario nacional consolidado por el porfiriato (un logro alcanzado gracias a las condiciones polticas y econmicas y los eficientes medios empleados para difundir una nica memoria colectiva). Pero Knight hace nfasis en que esa admiracin por Hidalgo y Jurez no slo era producto de un patriotismo, tambin evidencia que los rebeldes bebieron de la ideologa liberal del siglo xix, lo cual demuestra que no siempre existe una concordancia pura entre la clase y la ideologa. En este caso el liberalismo fue sumamente atractivo para campesinos, trabajadores, clases medias y elites (Knight, 2010, p. 241). Y no extrae que Hidalgo apareciera dentro de esa admiracin por el liberalismo pues, acorde al discurso histrico heredado de la Reforma y consolidado en el porfiriato, Hidalgo era considerado como un revolucionario liberal, un precursor del liberalismo en Mxico.[13]

Tambin existen varios documentos oficiales del ejrcito villista que fueron impresos con una serie de imgenes patriticas en la parte superior: el guila del escudo nacional tocada por un gorro frigio, imagen rematada por la leyenda “Repblica Mexicana”, mientras que en la parte inferior se encontraban dos medallones: uno a la izquierda con la imagen de Hidalgo y otro a la derecha con el retrato de Benito Jurez. Los documentos refieren el otorgamiento de grados militares para villistas,[14] cuestin irrelevante para nuestro estudio, no obstante, nos resulta significativo que desde su creacin en imprenta estos documentos hayan incluido las imgenes de Hidalgo y Jurez como iconos que representaban dos luchas nacionales de gran importancia con las cuales los revolucionarios buscaron vincularse. As, no slo las denuncias de injusticia y desigualdad social sirvieron para justificar la revolucin, es claro que los rebeldes tambin recurrieron al repertorio de hroes y luchas del discurso histrico nacionalista como fuente de legitimidad para la guerra que haban sostenido.

 

 

Los caudillos tambin recurrieron al ritual cvico y al recuerdo del “Padre de la Patria”. De Madero a Carranza

 

Madero tambin vincul la lucha con las dos prestigiosas revoluciones que la antecedieron; afirm que la primera revolucin fue iniciada por Hidalgo para romper con el yugo espaol, mientras que la segunda, la de Ayutla, reivindic los derechos del pueblo y los ciudadanos para consignarlos en la Constitucin de 1857 y, finalmente, su revolucin, la de 1910, haba “proclamado como principios […] el Sufragio Efectivo y la No Reeleccin” (Benjamin, 2003, p. 68). De esta forma, los lderes y seguidores de la revolucin inauguraban otro discurso: rompieron con la idea porfiriana que marcaba que la lucha de Hidalgo y de la Reforma tuvieron una feliz continuacin en la pax porfiriana. En vez de mantener dicha visin se instauraba la idea de que ambas revoluciones del xix no podan tener otra consecucin que no fuera la revolucin de 1910, que naca para enmendar los males originados en el Mxico del porfiriato. Una interpretacin propia de quienes buscan legitimarse a partir de la historia nacional creando un nuevo discurso histrico de carcter teleolgico que justifica el presente y dota a la colectividad de un destino heredado que est por concretarse (Manzano, 2000, p. 35).[15]

Sabemos que la inclusin de la revolucin mexicana en el imaginario nacional y la vinculacin de esta lucha con las revoluciones del siglo xix fue un proceso que madur con los gobiernos que ostentaron el discurso revolucionario durante buena parte del siglo xx, sin embargo, vemos que esta interpretacin inici desde el mismo momento de la guerra.

Estando en la presidencia, Madero continu con las celebraciones de la independencia, las cuales en adelante legitimaran a los nuevos regmenes que emanaron de la lucha revolucionaria. Como parte del festejo de 1912 se llev a cabo el tradicional desfile del 16 de septiembre. El acto lo encabez el presidente Madero, se leyeron composiciones dedicadas a los insurgentes, se cant el himno nacional y alrededor de mil nios de escuelas fueron invitados a cantar un himno dedicado a Hidalgo.[16] Sobre esto ltimo es importante mencionar que la informacin hemerogrfica de las siguientes dcadas menciona que ao tras ao contingentes de nios eran llevados a los actos oficiales para tomar parte de los mismos, ya sea cantando himnos, hondeando banderas, o simplemente como observadores. Esta fue una prctica comn durante la dictadura de Daz, rescatada por Madero y desarrollada por los nuevos regmenes como parte de la pedagoga cvica que se diriga a las generaciones ms jvenes para formarlas en los valores nacionalistas.

Despus del golpe dado al gobierno de Madero y bajo la nueva presidencia de Victoriano Huerta, los festejos septembrinos tuvieron un nuevo uso poltico en medio del contexto de guerra. La prensa de la poca consider el desfile militar del 16 de septiembre de 1913 como la mayor muestra pblica de fuerzas armadas, lo cual destac ms que la ceremonia cvica, calificada como carente de suntuosidad.[17] Era claro que ante la oposicin armada a la que se enfrentaba Huerta, este aprovech el festejo de la independencia para hacer un despliegue pblico de su brazo armado como acto de intimidacin para sus adversarios. Una muestra del empleo de la fiesta patritica como smbolo de poder.

Las referencias a Miguel Hidalgo dentro de la lucha revolucionaria nos llevan a mencionar un telegrama que Vicente Ramrez dirigi a Venustiano Carranza en 1914. Se trata de una exhortacin para que Carranza dejara la lucha y no se enemistara con Villa. Ramrez le advierte que l y sus allegados estn hundiendo a la patria y lo mejor es que deponga las armas. Para reforzar sus argumentos hizo uso del recuerdo de Hidalgo para incidir en Carranza: “decline la primera jefatura en quien los jefes militares la hagan recaer. Recuerde que Hidalgo fue depuesto del mando de Generalsimo y no por eso deja de ser la estrella ms grande del Cielo de nuestra Patria”.[18] El llamado “Padre de la Patria” era smbolo de culto entre varios revolucionarios, y la manipulacin de su recuerdo se converta en estrategia para incidir en personajes de la lucha.

Finalmente Carranza no depuso las armas, y para 1915 se posicion como el triunfador de la lucha de facciones. A finales de dicho ao los carrancistas ya casi haban derrotado por completo a villistas y zapatistas y se vea prximo el reconocimiento que Estados Unidos le dara a Carranza como gobierno legtimo. Ante este panorama favorable, el llamado “Primer Jefe” emprendi una gira por estados del norte y centro del pas con el objetivo de consolidar su triunfo (Arenas, 1990, pp. 1304-1305). El itinerario incluy una parada en Dolores, Guanajuato, en diciembre de 1915. En su estada en esta ciudad Carranza visit la antigua casa de Miguel Hidalgo. Tal como lo haban hecho en su momento Jurez y Maximiliano, Carranza tambin acudi a la vieja morada del “Padre de la Patria”, en un claro acto que buscaba hacer suyo el “legado” del antiguo cura de Dolores.

Las fotografas de dicho suceso muestran la asistencia de la poblacin y algunos msicos de banda que amenizaron el acto. Es evidente que el acto de visita se hizo pblico para que la poblacin acudiera a ver al revolucionario visitando la casa del “Padre de la Patria”.[19] Se trat de una estrategia propagandstica donde Carranza busc consenso para sus aspiraciones polticas gracias a la venia de Hidalgo. Inclusive el “Primer Jefe” no perdi oportunidad de hacerse fotografiar mientras escriba en el libro de visitas del museo la siguiente frase: “La Patria que T creaste sabremos conservarla independiente”.[20] Con ese acto y las palabras escritas Carranza una su causa a la de Hidalgo y se autoimpona la tarea de ser continuador de la lucha del “Padre de la Patria”. Como triunfador de la lucha revolucionaria tena ahora la posibilidad de alinear el discurso histrico a sus intereses.

Ya estando Carranza en la presidencia, una serie de fotografas de 1919 evidencian la ceremonia que presidi en la Columna de la Independencia para conmemorar el inicio de la gesta independentista.[21] De igual manera, a partir de la prensa sabemos que los siguientes gobiernos celebraron la fiesta septembrina en dicho monumento, convirtindolo en el recinto pblico donde se poda observar cmo la nueva clase poltica renda culto a la independencia y al hroe de Dolores, con lo cual los revolucionarios reforzaban el puente histrico que haban tendido para vincularse con la lucha de 1810.

 

 

Los que no se fueron a “la bola” tambin celebraban la independencia y a Hidalgo

 

Existe una carta que un ciudadano dirigi al presidente Carranza para sugerirle la creacin de una villa con el nombre de “La cuna de Hidalgo.” La persona no solicitaba ninguna retribucin econmica, slo esperaba que su peticin tuviera eco y se realizara para engrandecer “el nombre de nuestro gran padre”.[22] Esto nos da idea de cmo Hidalgo segua presente en el imaginario de quienes slo vean en l al ms grande hroe de la nacin de la cual se sentan parte, un reflejo del xito logrado en la consolidacin del imaginario nacional, un logro en el cual el porfiriato se lleva la mayor parte del mrito.

En otra carta tambin dirigida a Carranza, un profesor lo invitaba a su escuela para que encabezara la celebracin escolar de la independencia el da 16 de septiembre.[23] La fuente tambin hace alusin a la pobreza y escasez de elementos con los que contaba la escuela para la celebracin, no obstante, el deseo de llevarla a cabo pese a estas limitantes, es herencia del vnculo entre el ritual cvico y la enseanza patritica que haba impulsado el porfiriato y que perviva an despus de dicho rgimen.

 

 

Usos polticos de la fiesta de independencia y la figura de Miguel Hidalgo, 1921-1940

 

Era de esperarse que despus de la guerra de 1910 se instituyera una nueva fiesta cvica para conmemorarla. La fecha elegida fue el 20 de noviembre con una serie de celebraciones que, segn Thomas Benjamin, significaban la autorizacin, justificacin y legitimidad al “partido oficial, al rgimen en el poder y al Estado posrevolucionario” (Benjamin, 2003, pp. 149 y 157). La nueva conmemoracin no opac la fiesta septembrina, al contrario, ambas coexistieron como celebraciones de las dos gestas heroicas de mayor importancia en el pas. Finalizada la guerra los gobiernos que conformaron el llamado Estado revolucionario continuaron reactualizando la fiesta de independencia y el culto por Hidalgo a partir de rituales polticos “transformatorios”, es decir, aquellos que destacaron como actos persuasivos llenos de una eficacia simblica y teatralidad que los dot de legitimidad para sus intereses (Daz, 2005, p. 106).

 

 

Hidalgo y la celebracin de independencia en el obregonato

 

A partir del gobierno de Venustiano Carranza y la creacin de la Constitucin de 1917 apareci un nuevo proceso de formacin del Estado durante el cual la vieja aristocracia porfiriana fue sustituida por los grupos de poder que resultaron triunfantes de la guerra y pasaron a protagonizar la escena poltica. Esto fue seguido por el “grupo Sonora”, que ascendi al poder iniciando la dcada de los veinte. El primero de ellos, lvaro Obregn, se esforz por frenar los conflictos armados y apaciguar al pas institucionalizndolo y solucionando algunas demandas de los grupos sociales que haban participado en la guerra. Quedaba atrs la fase “destructiva de la revolucin” y comenzaba la reconstruccin del pas. Se impuls la cultura y las artes como esfuerzo por forjar una sola identidad y lograr la unidad nacional.

La fase reconstructiva tambin necesit de rituales polticos que pudieran justificar el poder de esta nueva clase poltica y aglutinar amplios sectores para crear una estrecha comunin entre el nuevo rgimen y el pueblo. La oportunidad se present para Obregn con la celebracin de un segundo centenario: el de la consumacin de la independencia, que aunque no fue idea original del presidente, este la adopt de inmediato. Las principales celebraciones fueron acordadas para el 27 de septiembre en recuerdo de la entrada del Ejrcito Trigarante. Para dicho da destacaron dos ceremonias: la primera se llev a cabo en la Columna de la Independencia, donde el presidente Obregn llev una ofrenda floral dedicada al soldado insurgente. Como segundo acto, dio inicio el desfile militar que recordaba al Ejrcito Trigarante comandado por Iturbide en su entrada triunfal en la ciudad de Mxico aunque, paradjicamente, Vicente Guerrero fue quien recibi el ttulo oficial de “consumador de la independencia” (Martnez, 2005, pp. 99-111).[24]

El centenario de 1921, a diferencia del de 1910, no se trat de una apoteosis triunfal de un gobierno que pensaba tener asegurado el futuro, por ello en el discurso oficial se le declar como una contracelebracin de carcter “nacional” y “popular” que iba en contra del sentido aristocrtico que tuvo el de 1910. Tampoco se plane como un festejo a Iturbide –lo cual qued claro en los festejos– sino “al triunfo del mismo pueblo”. El gobierno puso un cierto acento en festejar el regreso de la paz –como xito logrado por Obregn– y se recurri a personajes histricos de los cuales se poda hacer nfasis en sus orgenes mestizos o indgenas y con ello subrayar un discurso social (Lemprire, 1995, pp. 346-347).

Para el 16 de septiembre se program un homenaje a los hroes de la independencia en el cual se not una mayor exaltacin por el cura de Dolores. Las asociaciones obreras y patriticas llevaron ofrendas florales al espacio de la catedral donde estaban depositados sus restos. El sepulcro fue referido por los cronistas de la poca como “el lugar sagrado […] de aquel hombre-smbolo, que supo enfrentarse, contra todos los prejuicios de su poca, para lanzarse en busca de la sublime admiracin de todo hombre: la libertad de su suelo y de su raza” (citado en Martnez, 2005, p. 106). Obregn tambin asisti al evento y deposit su respectiva ofrenda –una corona de oro imitando las hojas de laurel– con una inscripcin que simbolizaba el poder del gobernante al adjudicarse el papel de portador de la voz de la nacin: “El ciudadano presidente de la Repblica, general lvaro Obregn, en nombre de la nacin mexicana, a los hroes de la Independencia” (citado en Martnez, 2005, p. 107).

A partir de una fotografa tomada en un teatro durante un concierto que form parte de los festejos del centenario en la ciudad de Mxico podemos observar cmo el gobierno de Obregn recurri a la misma estrategia visual de Porfirio Daz para igualar su imagen con la del “Padre de la Patria”. La foto muestra a los msicos de pie, mientras que en la pared de fondo se encuentra un arreglo floral flanqueado por la imagen de Hidalgo en el lado izquierdo y un retrato de lvaro Obregn en el derecho (Galeana, 1996, p. 161). Un “juego de imgenes” que vinculaba al mandatario con Hidalgo contribuyendo as al culto por la figura presidencial.

 

 

Celebracin de la independencia y la figura de Hidalgo en el callismo y el maximato

 

Despus de Obregn, la presidencia de Plutarco Elas Calles (1924-1928) dio continuidad a la institucionalizacin del pas, se estrecharon relaciones con las principales centrales obreras como la Confederacin Regional Obrero Mexicana y a la Iglesia se le enfrent en la lucha por el control educativo, social y poltico durante la “guerra cristera” (Garciadiego, 2004, pp. 258-261). En la cuestin de reformas polticas un paso de gran relevancia fue la creacin del Partido Nacional Revolucionario (pnr). La trascendencia del partido fue tal que pudo aglutinar a distintos lderes armados y controlar la poltica del pas. De esta forma, Calles concret tres importantes logros para la construccin del Estado despus de la lucha armada: se consolid el gobierno de la faccin triunfante de la revolucin, se mantuvo “a raya” a la Iglesia, y la nueva clase gobernante se uni bajo una misma bandera institucional representada por el pnr.

Con los subsecuentes gobiernos de Portes Gil (1928-1930), Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) y Abelardo Rodrguez (1932-1934) surgi el denominado “maximato”, que debe su nombre al control de Plutarco Elas Calles, “jefe mximo de la revolucin”, sobre los presidentes en turno. Segn Adolfo Gilly, este periodo se distingui por el freno al reparto agrario, el control sindical que obtuvo Morones gracias a pistoleros y asesinos, continu el enriquecimiento de la burguesa a costa del aparato estatal y los vnculos con viejos terratenientes, se estrecharon relaciones con el creciente imperialismo y continu la represin a grupos comunistas (citado en Maldonado, 2006, pp. 129-130). Sin embargo, en el discurso oficial el gobierno se consideraba representante de “la Revolucin” y el pnr se adue de la vida poltica del pas, con un creciente control sobre los sectores sociales.

Del periodo “callista” resaltamos la ceremonia oficial del 16 de septiembre de 1925 dedicada trasladar los restos de los hroes de la independencia de la catedral a las criptas de la Columna de la Independencia. Destacaron los elogios dirigidos a Hidalgo como los que pronunci el senador Juan de Dios Robledo, quien mencion que el cura de Dolores haba sido un “sublime quijote de la libertad” que haba buscado hacer una revolucin con “el apoyo del pueblo para beneficiar al pueblo mismo”, y eso lo converta en un “patriota por excelencia” y un “revolucionario”, y por ello “Mxico, democrtico y generoso en sus leyes [renda] a su padre augusto [ese] solemne homenaje”.[25] Era claro que el senador miraba al pasado con los ojos del presente para “descubrir” en Hidalgo y la independencia un pasado glorioso y revolucionario que pudiera ser vinculado con el gobierno de Calles, que se proclamaba como representante de la ltima revolucin regeneradora pas.

Para dicha celebracin y, a diferencia de Obregn que s haba entrado a la catedral para homenajear a los insurgentes en 1921, Calles, por su laicismo y sus diferencias con la Iglesia, evit poner un pie en dicho recinto y prefiri llegar directamente a la ceremonia en la Columna de la Independencia. En cuanto al programa de la celebracin, este no incluy los restos de Iturbide, los cuales permanecieron en la catedral, donde continan hasta hoy en da. Ernest Gruening relat que durante el traslado de los hroes el presidente Calles le mencion que haba dejado a Iturbide en la catedral, “entre los de su clase, a donde pertenece” (Martnez, 2005, p. 117). Estos hechos nos llevan a pensar que el presidente no slo ejecut el traslado como teatralidad para legitimarse mediante el culto al pasado “heroico”; podemos interpretar la ceremonia de traslado como un acto de secularizacin de Hidalgo y dems hroes nacionales, lo cual vena bien con el ya mencionado laicismo del gobierno callista y la guerra cristera que estaba por desatarse. El presidente dejaba a Iturbide, el “villano”, con “los de su clase”; con los traidores y enemigos de la nacin, entre los que contaba a los representantes de la Iglesia, mientras tanto los restos de Hidalgo y dems hroes admitidos en la historia oficial s merecan un sepulcro que era laico, y por ello, era patritico y digno de sus huspedes.

El gobierno de Calles tambin hizo uso de los adelantos tecnolgicos durante el ceremonial cvico: en 1925 se emplearon aparatos radiofnicos con lo cual el “Grito” presidencial dejara de reducirse al mbito capitalino y se transmitira al resto de la repblica.[26] Un acto que encaja en lo que Ana Mara Alonso (1988, pp. 41-42) seala como el uso de las nuevas tecnologas de comunicacin para articular las imgenes histricas oficiales que conllevan a la transformacin del terreno local y la autonoma regional a partir del dominio de lo “nacional” y lo homogneo, un fenmeno en el que la historia oficial permite que la presencia del Estado sea palpable. As, el discurso oficialista sobre el significado de la fiesta y la historia llegaba y se impona a un pblico ms amplio a lo largo del pas; se difunda un nico pasado colectivo que propiciaba la homogeneizacin de la poblacin bajo una sola identidad en una sola comunidad: la nacin.

Siguiendo los pasos de Calles, Emilio Portes Gil no se olvid de la Columna de la Independencia ni de los hroes que ah reposaban. En 1929 orden establecer una guardia de honor en dicho lugar, pues se declaraba que era “una de las obligaciones del Departamento del Distrito Federal estimular y mantener vivo el sentimiento patritico”. El decreto se dio a conocer el primero de abril del mismo ao, y mencionaba que “la Columna de la Independencia se ha convertido en un altar a la patria”, y para hacer ms solemne la guardia de honor, se orden que se instalara una lmpara que deba arder constantemente.” Es significativo mencionar que aunque el nicho de la lmpara no se construy por debajo de la escultura de Hidalgo, el arquitecto encargado explic que el lugar elegido “deba estar junto a la urna que resguardaba los restos de don Miguel Hidalgo y Costilla, el Padre de la Patria” (Martnez, 2005, pp. 127 y 129). Un gesto con el cual se reafirmaba el culto que le deban los revolucionarios a Hidalgo al considerarse ellos mismos como sus herederos.

 

 

Las polticas del cardenismo reactualizaron la celebracin de independencia y el culto a Hidalgo

 

Con Lzaro Crdenas en la presidencia (1934-1940) inici otro proceso de formacin del Estado que se distingui por el rompimiento con el maximato y por su poltica dirigida a crear un nuevo pacto entre el poder poltico y los grupos subalternos. El corporativismo fue uno de los medios para crear un nuevo consenso entre la sociedad y el gobierno. Para lograr esto el partido oficial fue renovado y convertido en el Partido de la Revolucin Mexicana (prm) que, a diferencia de su antecesor, el pnr, que haba aglutinado a caudillos y caciques, ste fue concebido como un organismo poltico de amplia inclusin social, llegando a aglutinar a sectores obreros, campesinos, burcratas, trabajadores, profesionistas y parte del ejrcito. Todos ellos se convirtieron en la base social del gobierno cardenista (Florescano, 2006, pp. 396-397). En la poltica exterior de Crdenas resalt su aceptacin a exiliados como Len Trotsky y los refugiados de la guerra civil espaola, acciones con las cuales se difunda una imagen humanitaria de los regmenes revolucionarios. Las reformas como el plan de educacin socialista, pero sobre todo, la nacionalizacin del petrleo y llevar a cabo el ms grande reparto agrario, fueron sin duda alguna los mayores logros del rgimen, aunque, como bien ha sealado lvaro Matute (2010, p. 247), buena parte de ese reparto de tierras se hizo con sentido poltico para que el gobierno mantuviera un control sobre el campesinado.

En este periodo se implementaron nuevas iniciativas para la fiesta de independencia. Quedaron prohibidos los repiques de campanas de la catedral y el uso de cohetes durante el tiempo en que el presidente estaba dando el “Grito”, con esto se buscaba facilitar que sus palabras fueran escuchadas sin distraccin alguna.[27] Una medida dirigida a mantener un mayor control sobre la celebracin para utilizarla como espacio donde desplegar un simbolismo poltico y elementos discursivos favorables al gobierno; se trataba de consolidar el protagonismo que deba tener el presidente, remarcando que por encima del regocijo popular y el ambiente festivo, lo que importaba era el mensaje que daba el representante del poder poltico.

De manera general, en este periodo identificamos un nuevo uso poltico para el ritual cvico y la figura de Hidalgo, quien fue reinterpretado bajo tres de los ideales y acciones polticos que destacaron en el cardenismo: reforma agraria, socialismo y nacionalizacin del petrleo. De igual manera, el contexto internacional influy en cmo se utiliz la ceremonia cvica y su discurso.

En 1938 el agrarismo, una de las banderas polticas de Crdenas, fue vinculado a Hidalgo y a la independencia como parte de una estrategia retrica que defenda el reparto agrario que se efectuaba. El 16 de septiembre, durante la ceremonia en la Columna de Independencia, Amalia Gonzlez Caballero Ledn, de la Direccin General de Accin Cvica, mencion que “sera antipatritico e injusto hablar de agrarismo sin recordar a Hidalgo”.[28] Dos aos despus, el mismo Crdenas, durante el aniversario de la independencia, recurri a la misma estrategia:

 

Este anhelo de justicia social que inform el Programa del Padre de la Independencia, don Miguel Hidalgo, en su ms legtimo aspecto de reivindicacin de la tierra […] es estrictamente, el nervio de la epopeya […] de nuestra Revolucin Mexicana de 1910 […] y del actual programa de gobierno (Palabras, 1978, p. 442).

 

Recordemos que Hidalgo durante su movimiento haba estipulado la devolucin de tierras a algunos pueblos de indios. Ahora bien, la historia oficial, como seala Georges Balandier (1994), es “construida y reconstruida segn las necesidades y al servicio del poder actual. Un poder que administra y garantiza sus privilegios mediante la puesta en escena de una herencia” (p. 19). De igual forma, el gobierno cardenista pona en escena una herencia legitimadora que era reclamada a partir de revivir el pasaje sobre la restitucin de tierras ordenada por Hidalgo. Con ello se buscaba justificar el plan agrario de Crdenas, mostrndolo como una poltica heredera de los anhelos del hroe de Dolores, mientras que el mismo presidente se interpretaba como el ejecutor de la obra que haba proyectado el “Padre de la Patria”.

Por otra parte, despus del decreto de expropiacin petrolera del 18 de marzo de 1938, el suceso se convirti en el elemento ms representativo del nacionalismo econmico del rgimen. No obstante, dicha poltica enfrent oposicin dentro y fuera del pas, por lo cual se le tuvo que defender por todos los medios posibles. As, el 17 de septiembre de 1938 se llev a cabo una manifestacin como muestra de solidaridad con el presidente. Durante el evento se colg de la fachada principal de la catedral una lona de gran tamao con paisajes campestres y fabriles de donde surgan, de un lado, la imagen de Hidalgo, y del otro la de Crdenas. Una de las crnicas refiere que la imagen del cura de Dolores simbolizaba la emancipacin poltica, mientras que la del presidente representaba la emancipacin econmica.[29] El discurso visual volva al ritual poltico para ligar a los mandatarios con los hroes, tal como lo haba hecho Porfirio Daz.

Es obvio que esta nueva vinculacin visual del gobernante con el hroe responda a un acto propagandstico del poder poltico que empleaba las imgenes como instrumentos de persuasin[30] con el objetivo de legitimar a Crdenas en un momento crucial de su sexenio. Pero cmo se pretenda que funcionara en el pblico espectador este uso retrico de la imagen? Es prcticamente imposible saber qu pensaban las personas al estar frente a las figuras de Hidalgo y Crdenas unidas. Podemos lanzar como hiptesis que el objetivo era que el pblico viera en ellas a un Hidalgo avalando al actual mandatario y a un presidente que ostentaba una “ascendencia poltica” que se remontaba al mismsimo “Padre de la Patria”. Un ejercicio mental donde la asociacin de imgenes transmita las caractersticas del personaje histrico al personaje vivo. As, el discurso proyectado hablaba de una bondad y un espritu revolucionario y libertario que eran transmitidos desde el primer libertador al nuevo caudillo que abanderaba la causa de la nueva independencia: la econmica”. En lo que respecta al fondo con los paisajes campestres y fabriles, se trataba de una referencia directa a la poltica agraria y el apoyo a la industria y al obrero nacional.

El mismo mensaje de las imgenes puestas en el Palacio Nacional fue reproducido en un anuncio que Petrleos Mexicanos y Distribuidora de Petrleos Mexicanos difundi en la prensa con motivo del aniversario de la independencia. Dicho anuncio resalta las fechas 16 de septiembre de 1810 y 18 de marzo de 1938; a la primera la identifica como la “Fecha en que Mxico inicia su independencia poltica” y a la segunda como la “Fecha en que Mxico inicia su independencia econmica”.[31] Se vinculaba as la causa del petrleo con la rebelin de 1810, difundindose el mensaje de las dos independencias y un Crdenas como presidente heredero y fiel seguidor de las obras del “Padre de la Patria”.

Sabemos que tiempo despus el suceso de la nacionalizacin del petrleo fue incluido en el calendario cvico como una de las fechas ms importantes para la nacin (celebracin del 18 de marzo), pero lo curioso es que para consolidar la expropiacin primero se tuvo que hacer uso de otra fecha conmemorativa y de otro hroe del repertorio nacionalista. Claro ejemplo de que el discurso histrico, las celebraciones patriticas y la imagen del hroe seguan presentes como elementos retricos que justificaban los grandes procesos polticos que se impulsaron en el siglo xx. El “Padre de la Patria” se converta en un mito que no perda vigencia, por el contrario, su reactualizacin estaba a la orden del da, determinada por los cambios implementados por los regmenes en turno.

Cabe mencionar que si durante el porfiriato la celebracin de independencia se utiliz para inaugurar obras urbanas y de comunicaciones como un reflejo de la modernidad a la que el gobierno deca haber llegado, en el cardenismo la misma celebracin se empleaba para validar el discurso de justicia social que se promova como una de las principales banderas de la Revolucin. El nuevo poder poltico no se legitim inaugurando obras materiales en cada festejo, sino hablando de justicia social, de reparto agrario o de nacionalismo econmico; un discurso que se vinculaba y defenda a partir de la historia nacional y su celebracin.

El agitado contexto poltico internacional tambin influy en la manera en que el cardenismo utiliz el ritual de celebracin de la gesta independentista. Lzaro Crdenas declar en un acto celebrado en la Columna de la Independencia que la lucha de Hidalgo era de las pocas que se justifica “ante los tribunales de la historia”, buscando contrastarla con el inminente conflicto militar en Europa –el estallido de la segunda guerra mundial. La fiesta serva para alertar de la situacin internacional, reafirmar la unin nacional y hacer un llamado a la unin latinoamericana. En el marco de las mismas celebraciones, el presidente Crdenas fue equiparado con Hidalgo, Morelos, Jurez y Madero, sealndose que con su amparo la “negrura del fascismo no llegar a Mxico”.[32] As como la propaganda poltica del porfiriato haba igualado a Daz con Hidalgo, lo mismo hacan ya los promotores de Crdenas al incluirlo, aun en vida, en el repertorio heroico nacional.

El ltimo “Grito” que encabez Crdenas fue celebrado en la emblemtica poblacin de Dolores, Hidalgo, un acto que tampoco estuvo exento del marcado uso poltico. A travs de la conmemoracin el presidente apoy y legitim a su candidato oficial, Manuel vila Camacho, para sucederlo en la presidencia. En el estrado construido para la ceremonia se podan ver tres grandes retratos, uno de Hidalgo, otro de Crdenas y el tercero de vila Camacho. Sobre el primero estaba la leyenda: “Iniciador de la independencia poltica de Mxico”; sobre el de Crdenas se lea: “Iniciador de la independencia econmica de Mxico”, y en el tercero se escribi: “Continuador de la obra del general Crdenas”.[33] Una vez ms se repeta el discurso –visual y escrito– que Porfirio Daz haba consolidado y que ahora Crdenas nuevamente retomaba para vincularse y forjarse la imagen de ser l el continuador del proyecto emancipador del “Padre de la Patria”. Pero en esta ocasin, vila Camacho era incluido en el discurso y en la teatralidad poltica de la conmemoracin con el objetivo de que el presidente, haciendo uso del simbolismo que representaba la celebracin, el lugar y el recuerdo de Hidalgo, “ungiera” a su candidato como su legtimo sucesor.

 

 

Conclusiones

 

Porfirio Daz haba consolidado el culto a los hroes como estrategia legitimadora de su poder, sin embargo, hemos visto cmo desde antes de que comenzara la revolucin de 1910 los grupos de oposicin recurrieron a los mismos personajes para utilizarlos como elementos retricos para criticar al rgimen. Los primeros revolucionarios y el mismo Madero evocaron a Hidalgo para crear lazos de unin entre la lucha maderista y la guerra de 1810. Una contramemoria que contrariaba a la historia oficial para desafiar al poder establecido. De esta manera, la reactualizacin del uso de la fiesta patritica y del mito del “Padre de la Patria” y la nueva carga poltica que adquirieron fue un proceso que inici desde que se gestaba la lucha armada de la Revolucin. En consecuencia, podemos tambin afirmar que, aunque el discurso oficial de los sucesivos gobiernos consolid la idea de la Revolucin mexicana como continuadora de la lucha de 1810 y de Reforma, en realidad dicha interpretacin teleolgica comenz a moldearse desde los primeros momentos de la lucha revolucionaria.

Enfocado el estudio en los procesos de formacin del Estado que delinearon el llamado “Estado revolucionario”, hemos visto que aunque la Revolucin fue incluida en el calendario cvico, el festejo por la independencia y el culto a Hidalgo no perdieron fuerza, por el contrario, siguieron emplendose como elementos legitimadores del poder poltico, incluso recurriendo a las mismas estrategias que haban legitimado a Porfirio Daz. De esta forma, se mantuvieron prcticas como la vinculacin del mandatario en turno con el “Padre de la Patria” a partir de discursos escritos, orales o visuales. Tambin se mantuvo el uso de la fiesta cvica para hacer propaganda de los logros obtenidos por cada gobierno, aunque a diferencia del porfiriato, el nfasis no estuvo en la inauguracin de obras materiales y de infraestructura, sino en la creacin y divulgacin de polticas sociales y econmicas, contribuyendo as al discurso de justicia social que caracteriz a estos regmenes.

Pero ms all de las continuidades en cuanto a estrategias legitimadoras, queremos enfatizar la manera en que cada rgimen le imprimi su sello particular al significado de la fiesta cvica y de los hroes celebrados. As, el recuerdo de la gesta independentista y la figura de Hidalgo fueron manipulados para legitimar a las distintas facciones revolucionarias: para reforzar el gobierno de lvaro Obregn como legtimo gobernante y pacificador del pas, para reafirmar el laicismo de Calles a partir de la ejecucin de lo que consideramos como un acto de “secularizacin” de los hroes, o para promover el reparto agrario y la expropiacin petrolera y dems polticas del gobierno de Lzaro Crdenas. Esto es lo que consideramos una justificacin simblica de los distintos procesos de formacin del Estado en los cuales cada uno de ellos crea su propia visin del pasado, lo cual convierte a la historia patria en un discurso inacabado, pues se encuentra en constante transformacin conforme se mueven los intereses de los distintos grupos de poder.

De manera general podemos concluir que la fiesta patritica y el culto al hroe son “tradiciones inventadas” que aparecieron desde el siglo xix, aunque su uso y significado constantemente adquieren nuevos usos y significados determinados por las aspiraciones de cada grupo hegemnico. El ritual cvico y el culto a los hroes es dedicado a personajes y sucesos pretritos, pero su uso responde a las necesidades contemporneas de aquellos que los celebran. En este caso el culto por Hidalgo no era dirigido a un hroe del pasado, sino a uno “contemporneo”, es decir, el hroe se caracteriza por un anacronismo marcado por ser un personaje del pasado al que se le adjudican determinados elementos ideolgicos del presente para convertirlo en instrumento legitimador del poder poltico en turno.

 

 

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* Este artculo es un avance de mi investigacin de tesis de maestra titulada: “El mito de Miguel Hidalgo en el relato de nacin mexicano. Del patriotismo criollo al nacionalismo posrevolucionario”.

[1] Segn Javier Garciadiego (2012) la palabra celebrar “implica cierta solemnidad y est relacionado con ceremonias cvicas o religiosas”, conmemorar se refiere a “recordar juntos” y festejar conlleva “un carcter ldico” (p. 333), sin embargo, y siguiendo el ejemplo de dicho autor, aclaramos que utilizamos de manera indistinta los tres conceptos para referirnos a lo mismo: la celebracin de la independencia de Mxico.

[2] Con la revolucin francesa sobrevino un proceso histrico que termin con la legitimidad dinstico-divina del antiguo rgimen y posicion a la nacin como sujeto de soberana. Los Estados modernos necesitaron de la nacin para justificarse, y para dar vida a dicha nacin fue necesario construir una “historia sagrada” que diera cuenta de su existencia. En palabras de Toms Prez Vejo (1999), “la historia nacional es para la nacin una necesidad ontolgica” (p. 124). Para una lectura pormenorizada sobre el uso de la historia en el proceso de invencin de las naciones, vase Prez (1999, pp. 113-128).

[3] Sobre la definicin de la fiesta patritica, vanse Beezley y Lorey (2001, pp. ix-xviii); Demange (2004, p. 132); Garrido (2006, p. 18); Hobsbawm (2002, pp. 7-21); Santos (2012, p. 52).

[4] Sobre el hroe y sus usos, vanse Crespo (2010, p. 5); Guzmn (2007, p. 65); Volvelle (2003, pp. 19-23).

[5] Pese a que abordamos la construccin del Estado despus de la revolucin, compartimos la opinin de Alan Knight (2010, p. 1323) acerca de que el Estado no fue ni todopoderoso, tampoco el nico elemento, ni el ms importante que surgi de la complejidad de la Revolucin mexicana.

[6] Bourdieu (1994, pp. 107-109) sealaba que el Estado es el final de un proceso de concentracin de diferentes tipos de capital: capital de fuerza fsica o de instrumentos de coercin (ejrcito, polica), capital econmico, capital cultural, de informacin, o capital simblico. Una concentracin que lo constituye en poseedor de un metacapital que le otorga un poder sobre los otros tipos de capital y sus detentores. As, las nicas fuerzas vlidas son aquellas que enarbolan los representes estatales, incluso hasta llegar al punto en que el Estado ejerce un tipo de violencia simblica que crea estructuras sociales y estructuras mentales, estas ltimas adaptadas a las primeras. Es as que las estructuras, instituciones, actores y prcticas que conforman el Estado llegan a interpretarse como naturales e incuestionables.

[7] Nos basamos en las celebraciones capitalinas encabezadas por la figura presidencial. En cuanto a la perspectiva regional, Mary Kay Vaughan (1999, pp. 213-245) ha estudiado cmo entre 1900 y 1946 la celebracin de independencia fue utilizada para promover la formacin del Estado y la nacin, legitimando las estructuras locales de poder y promoviendo la cohesin social. Objetivos para los cuales los profesores fueron pieza fundamental.

[8] Esta idea ha sido tomada de un estudio de Prez Vejo (2010, pp. 25-26), quien propone estudiar los festejos del centenario como documentos histricos con el potencial de ser interpretados como muestra de la historia oficial que el Estado crea en su tarea de imaginar la nacin en la que descansa su legitimidad poltica.

[9] Marco una diferencia entre “revolucin” y “Revolucin”, entendiendo por la primera el periodo de guerra, mientras que la segunda se refiere a un periodo ms amplio caracterizado por cambios polticos, econmicos, sociales y culturales. La Revolucin culmin despus de la presidencia de Crdenas, momento en que inici un periodo contrarrevolucionario con presidentes que slo fueron “revolucionarios” en discurso (citado en Barrn, 2010, pp. 18-20), pues siguieron ostentando a “la Revolucin” como simple ideologa oficial que los dotaba de legitimidad. Alan Knight (2009) sostiene que la Revolucin lleg hasta la expropiacin y el reparto agrario de Crdenas, mientras que los mandatarios que le siguieron al cardenismo representaron la apertura de una brecha entre la retrica revolucionaria y la prctica de los gobiernos: “El pri se vea ms institucional y menos revolucionario”. El relevo generacional despus de Lzaro Crdenas abander “un proyecto ms conservador, civil, empresarial y americanfilo”. Sobre la invencin y uso del mito de la Revolucin mexicana como discurso legitimador de los gobiernos del siglo xx, vase Benjamin (2003).

[10] Las dos ltimas fiestas patrias de la dictadura en Puebla. (17 de septiembre de 1939). Suplemento dominical de Exclsior, p. 3.

[11] Una contramemoria o contrahistoria es defendida por los grupos “de abajo” quienes, en un acto de resistencia y protesta, hacen suya una conmemoracin –entre otras estrategias ms– para resignificar el pasado y proponer un futuro alternativo, desafiando as las relaciones de dominacin (Ros, 2013, pp. 197-198).

[12] Discurso pronunciado por el Sr. Lic. Enrique Domenzin en la solemnidad cvica del 16 de septiembre de 1910. (29 de septiembre de 1910). Peridico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacn de Ocampo.

[13] Sobre la visin de Hidalgo y la independencia que formaron los crculos liberales decimonnicos, vase Prez (2007, pp. 193-223).

[14] En el Centro de Estudios de Historia de Mxico, carso, hemos localizado varios ejemplares de este tipo de documentos. Como ejemplo vase Castellanos, A. (20 de septiembre de 1917). [Le expide nombramiento de teniente coronel con autorizacin y por orden de Francisco Villa. Oficio mecanografiado]. Fondo de Manuscritos del Primer Jefe del Ejrcito Constitucionalista 1889-1920 (leg. 13239, carpeta 116, doc. 1). Centro de Estudios de Historia de Mxico (cehm), Mxico.

[15] Cabe mencionar que esta nueva interpretacin de la historia nacional tambin se explica por la visin evolucionista propia del positivismo, en el cual se formaron Madero y su generacin.

[16] Se celebr con jbilo el desfile militar y el acto cvico de ayer. (17 de septiembre de 1912). El Pas, pp. 2-3.

[17] Ruidosas se inician las fiestas de la patria. (16 de septiembre de 1913). El Imparcial, pp. 1 y 7; Nunca ha presenciado Mxico un desfile militar como el de ayer. (17 de septiembre de 1913). El Imparcial, pp. 1, 3 y 5.

[18] Ramrez, V. (30 de junio sin especificar ao). Telegrama dirigido a Venustiano Carranza [Exhorta a suprimir de su lado a los politiqueros, vividores, convenencieros y traidores que lo rodean, a ser el gran amigo de Francisco Villa, que es quien tiene mayor representacin y elementos para sostener la revolucin. Recuerda que Miguel Hidalgo fue depuesto del mando de generalsimo]. Fondo Archivo Federico Gonzlez Garza (1889-1920) (leg. 3379, carpeta 34, doc. 1, f. 2.). cehm, Mxico.

[19] Siete fotografas de la visita de Carranza a la casa de Hidalgo en 1915 fueron consultadas en: [Fotografas de Jos Mendoza]. (diciembre de 1915). Venustiano Carranza en Dolores, Hidalgo (538, 540, 541, 542, 545, 546 y 547). Fondo Fotografas del periodo constitucional. Coleccin Jos Mendoza. Carpeta 4. cehm, Mxico.

[20] [Fotografa de Jos Mendoza]. (diciembre de 1915). Venustiano Carranza en Dolores, Hidalgo (545). Fondo Fotografas del periodo constitucional. Coleccin Jos Mendoza. Carpeta 4. cehm, Mxico.

[21] [Fotografas de Jos Mendoza]. (septiembre de 1919). Venustiano Carranza en la Columna de Independencia (449, 450, 451, 452, 453, 454). Fondo Fotografas del periodo constitucional. Coleccin Jos Mendoza. Carpeta 3. cehm, Mxico.

[22] Ramrez, V. M. (no especifica fecha). Memorial manuscrito [propone la fundacin de una poblacin a fin de honrar la memoria de Miguel Hidalgo y Josefa Ortiz de Domnguez. Seala la forma en que deber ser construida. Solicita que el Gobierno le proporcione una imprenta a fin de hacer un tiro de dos millones de ejemplares de La Cuna de Hidalgo] Fondo Manuscritos del primer jefe del Ejrcito Constitucionalista 1889-1920 (leg. 17187, carpeta 151, doc. 1). cehm, Mxico.

[23] Hernndez Evangelina, J. A., (5 de septiembre de 1916). Carta manuscrita [Los profesores y alumnos de la Escuela Ignacio M. Altamirano invitan a Venustiano Carranza al acto cvico-literario-musical que llevarn a cabo en honor de Miguel Hidalgo]. Fondo Manuscritos del primer jefe del Ejrcito Constitucionalista 1889-1920 (leg. 10554, carpeta 93, doc. 1). cehm, Mxico.

[24] Sobre el lugar que ocupa Iturbide en la historia nacional, Vernica Zrate Toscano (2007, pp. 105-122) ha estudiado cmo hasta la actualidad existe un pobre culto por este personaje, en el cual slo intervienen la Iglesia y algunos gobiernos conservadores. Enfatiza en que an no se le otorgan las mismas dimensiones que alcanzan otros hroes, tampoco se ha logrado su total aceptacin dentro del panten heroico nacional.

[25] Las cenizas de los prceres de la independencia han sido trasladadas a la cripta de Reforma. (17 de septiembre de 1925). Exclsior, pp. 1 y 4.

[26] El sonido del legendario bronce de Dolores se escuch anoche en toda la nacin. (16 de septiembre de 1925). Exclsior.

[27] Por primera vez se pudo or el Grito. (18 de septiembre de 1938). Exclsior, pp. 1 y 4; Jubilosamente celebrse el Aniversario Nacional. (16 de septiembre de 1938). Exclsior, p. 1.

[28] Aboli la esclavitud de la mujer, el general Crdenas. En su discurso pronunciado con motivo de las fiestas patrias, se hizo referencia al Derecho de Ciudadana recientemente concedido, (18 de septiembre de 1938). Exclsior, p. 11.

[29] Manifestacin de solidaridad al presidente de la Repblica. (18 de septiembre de 1939). El Universal, p. 1; La mejor manera de servir a la patria en estos momentos es impulsando la produccin. (18 de septiembre de 1939). Exclsior, p. 1.

[30] Las imgenes visuales –sean o no obras de arte– desde siglos atrs han sido uno de los medios ms empleados para despertar sentimientos, difundir ideologas o incitar a ciertas formas de actuar. Los detentadores del poder poltico recurren a ellas como medios de control social; en este uso poltico de las imgenes se suelen plasmar las cualidades –aun siendo falsas– de los gobernantes para ser admiradas por la sociedad y reafirmar su autoridad (Furi, 2000, pp. 99-107; Mnguez, 2003, p. 10). Para un estudio de los usos de la imagen de Hidalgo, vase Garrido, 2004, pp. 127-132.

[31] Exclsior, (16 de septiembre de 1939). p. 13.

[32] La mejor manera de servir a la patria en estos momentos es impulsando la produccin. (18 de septiembre de 1939). Exclsior, pp. 1 y 3.

[33] Reson anoche en Dolores el famoso “Grito”. (16 de septiembre de 1940). El Universal, pp. 1 y 13.

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